“La educación dual me cambió la vida”: Fernanda González

26 enero, 2021

Es frecuente tener noticias sobre lo que no funciona en el sector educativo o decir que las y los jóvenes se van de la escuela porque no tienen ganas de estudiar, e incluso conocer historias de estudiantes que dejan la escuela por estar embarazadas. ¿Y qué tomaría para cambiar lo que es tan frecuente?

Por Sonia del Valle * / @lamalaeducacion / Red de Mujeres por la Educación

Desde hace 15 años sabemos que entre el 30 y 40 por ciento de las y los estudiantes de bachillerato que “deciden” abandonar la escuela lo hacen porque “ya no les gustaba estudiar” o porque el estudio les era poco útil.

También sabemos que cuando se le pregunta a los directores y maestros por qué abandonan la escuela las y los jóvenes, mencionan como la segunda causa, “la falta de interés por estudiar”. Incluso en la estadística oficial es muy frecuente registrar a las y los jóvenes que se dan de baja de la escuela como “desertores” de la educación.

El matiz es importante sin duda, pero independientemente de si la causa es de las y los jóvenes porque no tienen interés por el estudio o de la escuela porque a las y los jóvenes no les gusta lo que les enseñan ni cómo se los enseñan, lo cierto es que, en los últimos 15 años, el país ha perdido cerca de 10 millones de jóvenes, a razón de 650 mil estudiantes anuales, en promedio, en condiciones regulares.

La cada vez más escasa estadística oficial educativa hace imposible conocer el impacto que la pandemia ha tenido en la decisión de las y los jóvenes de bachillerato para continuar o no con sus estudios. Pero hasta el ciclo escolar pasado, con estadísticas “estimadas”, la Secretaría de Educación Pública señaló que la tasa de deserción pasó del 14.5 por ciento al inicio del sexenio, al 10.2 por ciento, de una matrícula de 5.6 millones de estudiantes, escolarizados y no escolarizados.

Por supuesto que el promedio nacional de deserción oculta el hecho de que hay bachilleratos que tienen tasas más altas de deserción que otros; así como que hay modelos educativos que tienen una tasa de deserción o muy baja o inexistente.

Es el caso del Modelo de Educación Dual, donde hasta el ciclo escolar pasado había tan solo 3 mil 795 estudiantes matriculados en 223 planteles de bachilleratos tecnológicos y de servicios que incluye al CONALEP. Lo que llama la atención es que sea un modelo de éxito probado y tenga una matrícula tan baja e incluso no aparezca registrada en ningún anuario o sistema estadístico oficial. 

Y no solo es un modelo probado porque las y los estudiantes que participan concluyen sus estudios, sino además porque la mayoría consigue su primer empleo, por esta vía. También es un modelo probado y exitoso, porque un amplio porcentaje de estudiantes mujeres lo hace en carreras no tradicionales, ellas son pioneras, las que abren brecha a las generaciones futuras, sin proponérselo.

En el modelo de educación dual, 4 de cada 10 estudiantes son mujeres y de ellas, la mitad estudia autotrónica, electromecánica industrial, electricidad industrial, mecatrónica, informática, máquinas y herramientas, soporte y mantenimiento de equipo de cómputo, construcción, entre otras carreras técnicas que tradicionalmente eran ocupadas sólo por hombres. 

¿Y por qué tiene éxito la educación dual? 

Fernanda González, Técnica en Plásticos, lo resume así: “Estar todo el tiempo en las aulas y ver solo teoría y teoría es desgastante. Mientras que en el sistema dual tienes una o dos horas con el maestro y el resto lo aprendes en la planta, donde además hay un sistema de rotación que hace que aprendas diferentes procesos, donde obtienes muchos conocimientos y gracias a eso, no me da miedo enfrentarme a una máquina”.

Cuenta además que, al concluir su bachillerato en el CONALEP con el modelo de educación dual, obtuvo su primer empleo en la empresa Alpla donde trabajó como aprendiz y le dieron la oportunidad de quedarse en el área de Cambio de Moldes, la que más le gustó a pesar de que todos sus compañeros de trabajo eran hombres.

“Eran hombres como de 30 o 40 años, unos hombresotes, porque el trabajo requería mucho esfuerzo físico, demasiado, y yo era bien flaquita, pero me quedé ahí porque me gustó el ambiente de trabajo, aprendí que era capaz de mover las máquinas y demostré que podía con el puesto”.

Fernanda es una de las muchas egresadas del modelo de educación dual y asegura que el modelo tiene éxito porque aprendes haciendo, “lo que en el aula no puedes; ni siquiera puedes imaginar el proceso que estás aprendiendo”.

Cuando en diversas encuestas se le pregunta a las y los jóvenes porque quieren seguir estudiando, 4 de cada 10 refiere que tienen el anhelo de concluir una carrera; y la aspiración de tener una carrera está relacionada con encontrar el trabajo deseado, para 5 de cada 10; y un mayor ingreso, para 7 de cada 10.

Por eso cuesta trabajo creer que las y los jóvenes no tengan ganas de seguir estudiando y por eso abandonan sus estudios, quizá como dice Fernanda, lo que no tienen ganas es de seguir estudiando aquello que no les hace sentido o que les parece poco útil.

Desde la campaña #YoTambiénMeQuedo en la Escuela estamos convencidas de que la escuela es el mejor lugar para que las jóvenes puedan adquirir los conocimientos que les permitan construir su proyecto de vida.  

Pero en ocasiones, decidir qué estudiar puede parecer una elección difícil, por eso creemos que un mayor número de jóvenes debieran explorar opciones distintas, como la educación dual, para poder tomar la mejor decisión para construir su futuro. 

Cuando le pregunté a Fernanda por qué había optado por ser técnica en plásticos me dijo que nunca se imaginó que la carrera existiera y mucho menos que le iba a gustar tanto, lo descubrió con la educación dual. “A mí me cambió la vida la educación dual”, señala. 

Y lo dice no solo porque la educación dual le permitió ingresar a un tipo de carrera y conocimientos más allá de las carreras tradicionales o las llamadas carreras para “mujeres”. También lo dice porque le dio la oportunidad de trabajar y estudiar al mismo tiempo, porque como aprendiz las y los estudiantes reciben una beca para continuar sus estudios y porque fundamentalmente adquirió experiencia en el campo laboral, lo que le permitió obtener su primer empleo. 

Igualmente lo dice porque Fernanda era una candidata a dejar la escuela y seguramente la estadística la registraría como desertora, porque se embarazó de “su príncipe azul” en el primer año de bachillerato y, como muchas, tuvo que hacerse cargo sola de la bebé. 

Sí, la educación dual no solo le permitió a Fernanda concluir el bachillerato y mantener a su hija, también le permitió saber que siempre hay opciones. #YoTambiénMeQuedo en la Escuela #ExploratusOpciones ¿Conoces la educación dual?

*La autora es integrante de la Red MUxED, maestra en periodismo político y comunicación educativa. Es una de las coordinadoras de la campaña #YoTambiénMeQuedo en la Escuela.

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