Los gobiernos federal, de Puebla y de Tlaxcala invierten más en plantas tratadoras ineficientes, concesionadas a modo, que en propuestas reales que reparen el daño por la contaminación del afluente
Texto: Samantha Paéz @samantras / Lado B
PUEBLA.- En marzo de 2017, organizaciones y poblaciones afectadas por la contaminación de la cuenca de los ríos Atoyac y Zahuapan lograron una recomendación de la CNDH por la violación a sus derechos humanos, cinco años después: las autoridades invierten la mayor parte de recursos económicos en obras públicas ineficientes y no en acciones de reparación, como memoriales a las personas fallecidas, atención a la salud, rehabilitación de suelos y alternativas para proyectos agrícolas.
Eduardo Andrés Galván Torres, director general del Organismo de Cuenca del Balsas, de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), dijo durante su participación en el Foro Regional sobre la Cuenca del Alto Atoyac, realizado del 13 al 15 de octubre en la Universidad Autónoma de Tlaxcala, que para 2022 se programó una inversión de 106 millones de pesos para el saneamiento del río Atoyac, de los cuales 97% será destinado a colectores de agua y plantas tratadoras de aguas residuales.
En total se realizarían este año 11 proyectos dentro del Programa de Acciones de Saneamiento (PAS), casi todos de rehabilitación, reingeniería, ampliación y construcción de plantas de tratamiento de aguas residuales (PTAR) o colectores que conecten con estas plantas. Sólo dos proyectos tienen otros fines: la Escuela del agua, en Tlaxcala y la ampliación del alcantarillado de San Antonio Cacalotepec, de San Andrés Cholula, Puebla.
La inversión millonaria en plantas de tratamiento resulta paradójica cuando el mismo Galván Torres comentó que de las 118 plantas de tratadoras instaladas en la cuenca del río Atoyac, el 52% no opera. Además, las que sí están funcionando tienen una capacidad de 4 mil 819.37 litros por segundo, pero sólo están tratando el 87%, es decir, trabajan por debajo de sus posibilidades.
La inversión infructuosa en plantas tratadoras ha sido la constante desde hace décadas. La investigación Saneamiento en ruinas, del periodista Francisco Rivas, pone en evidencia que entre 2004 y 2021 los gobiernos estatales de Puebla y Tlaxcala se gastaron 524 millones 193 mil pesos en plantas tratadoras que funcionaban sólo por un año.
—Las plantas tienen que ser acorde a los contaminantes que van ahí, no es biológica (la contaminación) porque no solo son residuos biológicos, hay otro tipo de sustancias que están arrojando y que además con la recombinación generan nuevas sustancias, por lo tanto, tendría que verse sistemas de tratamiento de manera diferenciada y una vigilancia real, inspección, sanción, pero para que no vuelvan a repetir.
Alma Rosa Netzahuatl Muñoz, doctora en Ciencias Quimicobiológicas e investigadora de la Universidad Politécnica de Tlaxcala, explicó que existen diferentes tipos de tratamientos para aguas residuales. Los más básicos son los sistemas físicos, donde los compuestos se separan sólo por gravedad, es decir, los más pesados se van al fondo; después están los sistemas biológicos, en los cuales se utilizan microorganismos que se alimentan del carbono de los compuestos orgánicos y los degradan. Finalmente están los tratamientos avanzados, que buscan degradar compuestos con moléculas complejas, diseñadas para disolverse en agua, y que los microorganismos no degradan o degradan de forma parcial.
Desde el punto de vista de la académica, si bien existe la tecnología en Europa para degradar los compuestos complejos, utilizando absorción con carbón activado, por ejemplo, es poco común usarla allí debido a que no es un problema común, ya que se tiene una fuerte regulación en temas de descargas y a que todas las aguas son tratadas.
—El problema aquí (México) es que hay muchas aguas que ni siquiera se tratan […], primero sería que las plantas estén bien diseñadas, que funcionen bien, que se operen bien todo el tiempo, las 24 horas del día y a lo mejor sería demostrar que, efectivamente, aún quedan residuos de algunos compuestos tóxicos, por eso es tan importante que la medición de toxicidad.
Actualmente, mediciones de la calidad del agua realizadas por la Conagua de 2012 a 2020 indican que en el río Atoyac todas las zonas de medición están fuertemente contaminadas por coliformes fecales, metales pesados, color, aluminio y cloruro de metilo. Mientras que en el río Zahuapan se encontró contaminación por fósforo y color en todas las zonas de medición, así como mercurio, níquel y nitrógeno amoniacal en todas las zonas menos Atlangatepec.
Desde el punto de vista de Netzahuatl Muñoz existen compuestos que no se contemplan en la NOM-001-SEMARNAT-2021, referente a límites permisibles de contaminantes en las descargas de aguas residuales y que, por lo tanto, no se detectan ni se tratan.
En contraste con la inversión en infraestructura, Eduardo Andrés Galván informó que la Conagua ha realizado 35 visitas de inspección, las cuales han derivado en 14 procedimientos administrativos, cinco acuerdos de conclusión de visitas y 16 estarían pendientes de clasificarse. Adicionalmente, dijo el funcionario federal, se aplicaron seis suspensiones definitivas.
Aun así, el diagnóstico de la calidad del agua en el río Atoyac señala que de los 82 puntos de medición 25 tienen una toxicidad alta, 12 toxicidad moderada, 36 se consideran no tóxicos y de nueve no se tiene el dato. Sin embargo, la semaforización de la Conagua coloca en color rojo (fuertemente contaminada) al 85% de los sitios de muestreo. Todo esto a pesar de la operación de 56 plantas tratadoras en Puebla y Tlaxcala.
Para Alejandra Méndez Serrano, directora del Centro Fray Julián Garcés, la única explicación para seguir invirtiendo en más infraestructura de tratamiento es la corrupción.
—Yo creo que es un proceso sistémico de corrupción, de simulación y de negocio […] hay dinero para la construcción, para la operación, no. No importa si la mayoría de las plantas que se construyen se quedan como elefantes blancos, eso ya no les interesa, no porque no se den cuenta, sino que hay un proceso de corrupción, hay un proceso de negociar con el saneamiento del agua […] es un proceso de negocio para decir a quién de mis amigos o a quién le puedo dar el negocio de las plantas y probablemente sacar la tajada.
Justamente porque existen dudas sobre la efectividad de las plantas tratadoras es que habitantes tanto de Puebla como de Tlaxcala pidieron que se suspenda la asignación de recursos para ese tipo de obras, sin embargo esta y otras propuestas fueron desestimadas durante los Foros de Consulta para el Saneamiento del Atoyac, que se llevaron a cabo en octubre de 2021.
Algunos otros planteamientos que se consideraron no factibles por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) fueron:
A pesar de que la Semarnat manifestó que los censos epidemiológicos no estaban contemplados dentro del Convenio marco de coordinación interinstitucional y de cooperación técnica con el objeto de elaborar e implementar un Programa Integral de Restauración Ecológica o Saneamiento de la Cuenca del Alto Atoyac, donde por cierto no se incluyó a la ciudadanía, la Secretaría de Salud federal sí está realizando esas actividades.
Gabriela Domínguez Cortinas, del Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades (Cenaprece), de la Secretaría de Salud, expuso durante una entrevista que la cuenca del Atoyac–Zahuapan es considerada una Región de Emergencia Sanitaria y Ambiental (RESA), atendiendo a esta situación es que se realizará un censo para conocer a la población expuesta a los riesgos sanitarios por contaminación.
Esto con la finalidad de conformar los diagnósticos y canalizar con los especialistas que cada persona necesite. De acuerdo con Domínguez Cortinas, a la par del diagnóstico se capacitará al personal médico de la zona para que detecte a personas con síntomas de exposición crónica a contaminantes y se localizarán zonas donde no haya cobertura sanitaria, entre otras actividades.
Así como la Secretaría de Salud escuchó a la población, Alejandra Méndez aseguró que hay muchas ideas y planes de las comunidades que deberían tener eco, como los baños secos en las casas, tratamientos de agua domésticos, recuperación de sistemas de producción ancestrales y la articulación con la academia.
—Formas y conocimientos de las comunidades hay muchas. Las comunidades en el Plan Integral de Saneamiento (lo) que estamos poniendo sobre la mesa es tiene que haber reducción de la contaminación necesariamente, tiene que haber un cuerpo técnico -como un equipo evaluador- en donde esté academia, sociedad y gobierno para ubicar que no haya corrupción, que no haya malos manejos de recursos, pero también que las acciones que se estén implementando lleven al saneamiento, que no vuelvan a hacer otra vez acciones para la foto y para la corrupción.
*Este trabajo fue realizado por LADO B, parte de la alianza de medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes leerlo.
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