25 febrero, 2023
En 1961 un predicador alemán fundó este enclave en Chile, donde se estableció un régimen de trabajo forzoso. En la dictadura de Pinochet sirvió como campo de detención. Ahora Alemania y Chile tienen una ventanilla de tiempo en la búsqueda de la verdad y justicia
Texto: Ute Löhning
Fotos: Jorge Soto
CHILE. – Los fines de semana muchos turistas visitan la Villa Baviera, un enclave alemán en Chile que el mundo conoció como Colonia Dignidad. Desde 1961 el predicador alemán Paul Schäfer y sus seguidores establecieron un régimen de trabajo forzoso y abuso sexual en el asentamiento. Durante la dictadura chilena (1973 a 1990) el recinto sirvió como campo de detención, tortura y exterminio para prisioneros políticos. Hasta hoy no hay ni un sitio de memoria ni un centro de documentación ahí, sino es una atracción turística con hotel-restorán al estilo bávaro.
En enero el canciller alemán, Olaf Scholz, visitó Chile y se reunió con el presidente chileno, Gabriel Boric. Ya que hay una historia y responsabilidad compartida entre ambos estados respecto de Colonia Dignidad, los dos jefes de gobiernos se pronunciaron respecto de la búsqueda de verdad y justicia y de la construcción de un sitio de memoria. Durante décadas ambos gobiernos atribuyeron la responsabilidad uno al otro. Ahora con el gobierno de izquierdas en Chile y el gobierno socialdemócrata-verde-liberal de Alemania hay la oportunidad de avanzar hacia el esclarecimiento – pero hasta ahora faltan pasos concretos.
Situado 400 kilómetros al sur de la capital Santiago de Chile, entre praderas y campos fértiles, en un valle hermoso, con vista a las cumbres nevadas de los Andes, parece ser un lugar idílico. En el restorán sirven pernil y cerveza y en las paredes exponen vestimenta y herramientas tradicionales. La sala de desayuno está al estilo clásico: con azulejos verdes, mesas con manteles blancos, sillas acolchadas de rojo, vitrinas con jarritas de plata y porcelana fina. Familias y parejas toman desayuno, hay un bufé con pan y huevo, yogur y jugo de manzana y frutilla – todo hecho en el lugar mismo.
«Vinimos principalmente por la comida, por la gastronomía y por la tranquilidad del lugar“, dice Álvaro. Él y su pareja Paula están por segunda vez en la Villa Baviera y se quedan por el fin de semana para descansar. «Porque se puede caminar, no existe contaminación, el aire es bastante limpio, puro por acá, y por el relajo que uno se puede dar en estos lugares.“
Da que pensar cómo es posible que este lugar dónde se cometieron graves violaciones de los derechos humanos siga funcionando como complejo turístico. Para los familiares de los detenidos desaparecidos es una afrenta. Ellos organizan eventos conmemorativos en la actual Villa Baviera, donde exigen verdad y justicia y que “se ponga fin al turismo en este lugar, que debería ser un lugar de memoria”, asegura Myrna Troncoso Muñoz, cuyo hermano Ricardo fue detenido en 1974 y que sigue desaparecido hasta hoy.
La Colonia Dignidad fue «una de las organizaciones criminales con más graves consecuencias que actuaron en Chile y Alemania durante las últimas décadas“, explica el politólogo alemán Jan Stehle en su tesis doctoral, publicada como libro en 2021.
La comunidad sectaria tuvo su origen en Alemania Occidental en los años de la posguerra. Como predicador laico y educador de jóvenes en instituciones luteranas, Paul Schäfer ya abusaba y violaba a niños en aquella época. Cuando fue denunciado en 1961, huyó a Chile, fugándose así de la justicia alemana. Le siguieron unas 300 personas.
Compraron fundo tras fundo, en total 17mil hectáreas, y construyeron el asentamiento. Alrededor de Schäfer había un grupo de líderes, los llamados jerarcas, que mandaban junto a él en el recinto. Desde el principio niños y adultos eran sometidos a un trabajo prácticamente esclavo, alrededor de 16 horas diarias sin domingos ni días festivos, sin sueldo o cotizaciones a los sistemas sociales. Muchos de los (ex) colonos – así se les llama a las y los (ex) residentes de la Colonia Dignidad – hoy en día viven en situaciones precarias, sin carrera o formación, sin dinero o seguridad social.
Hombres, mujeres, niños vivían estrictamente separados en la Colonia Dignidad, no se debían ni mirar. Solamente personas privilegiadas de la cúpula podían casarse.
Al mismo tiempo Schäfer sometía niños y niñas a violencia sexualizada, en los últimos años salieron testimonios de mujeres también.
Sin embargo, en 1961 el grupo se inscribió como Sociedad Benefactora y Educacional Dignidad, y fue reconocido como una organización sin fines de lucro, exento de impuestos y de controles: razón por la cual desde Alemania incluso se podían enviar armas directamente a Colonia Dignidad.
Muchos de los propios colonos creían en la narrativa proclamada por Schäfer, de que construirían una vida en comunidad para sí mismos y también ayudarían a la población rural pobre de Chile, que sufría mucho por un grave terremoto en 1960. En este contexto jugó un papel clave el hospital de la Colonia Dignidad que ofrecía acceso gratuito a la población de la zona rural. “El hospital era visto como la joyita de la Colonia, las atenciones médicas se llevaron a cabo de manera efectiva”, explica la historiadora Evelyn Hevia Jordán, que indaga la historia de este hospital para su tesis doctoral.
Sin embargo, la beneficencia era un mito: la historiadora relata que el hospital recibió remesas del Estado chileno a través del Servicio Nacional de Salud y más tarde reembolsos a través del Fondo Nacional de Salud, y añade: “La cara luminosa no puede solapar que ahí se ocultaron y normalizaron crímenes bajo discursos de beneficencia y sanitarios, como por ejemplo las adopciones fraudulentas o los abusos sexuales contra niños, la administración de electrochoques y psicofármacos para reprimir a la población interna.” Ex colonos informaron también de que en la ambulancia del asentamiento se transportaban armas y presos políticos.
La cúpula de la Colonia Dignidad cooperaba estrechamente con las autoridades chilenas de la zona, les regalaban comida como pasteles, carne o salchichas y los invitaban al asentamiento para fiestas o para pasar las vacaciones. A principios de la década de 1970 colonos del grupo de seguridad junto a militares y policías desalojaron a unas 35 familias de inquilinos del recinto, que vivían ahí desde décadas y tenían derecho de quedarse.
Los colonos que huían del asentamiento cercado y vigilado, muchas veces fueron devueltos por carabineros (policía uniformada) de la zona. Si lograron llegar a la embajada alemana en Santiago de Chile, muchas veces los jerarcas de la Colonia Dignidad fueron a buscarlos ahí. La embajada alemana en Chile y el gobierno alemán jugaron un papel decisivo en la consolidación del poder de Colonia Dignidad: mantenían buenas relaciones con la cúpula de la secta, pero ignoraban solicitudes de ayuda de colonos o de sus familiares preocupados que quisieron liberarlos. Y eso a pesar de que por publicaciones de la prensa ya se sabía de abuso y trabajo forzoso en el asentamiento alemán.
Ya durante el gobierno de Unidad Popular (1970 a 1973), grupos de extrema derecha como «Patria y Libertad» o «Comando Rolando Matus» organizaron entrenamientos militares en y con Colonia Dignidad y realizaron conjuntamente actos de sabotaje. El 11 de septiembre de 1973, en la colonia alemana se celebró al llegar la información del golpe de Estado contra Salvador Allende.
La Colonia Dignidad jugó un papel estratégico para la dictadura cívico-militar bajo Augusto Pinochet (1973 a 1990) y cooperó estrechamente con la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), el servicio secreto de la dictadura. La DINA estableció un campo de detención y tortura en el recinto. Cientos de prisioneros políticos fueron torturados, decenas asesinados ahí. Según testimonios de los propios colonos sus cuerpos fueron enterrados en fosas comunes, años después fueron exhumados, quemados, la ceniza tirada al río colindante, Perquilauquén. Hasta el día de hoy, no se pudo comprobar la identidad de ninguna persona desaparecida.
«Es un dolor muy grande para nosotros, sin saber en que lugar lo tiraron. Porqué no dicen la verdad, si están en esas fosas que desenterraron o los tiraron al mar?” dijo Ana Molina, cuyo hijo Pedro Merino fue detenido y llevado a la Colonia Dignidad. Los familiares de los desaparecidos exigen el esclarecimiento del caso, verdad, justicia y memoria.
Impunidad y negligencia política y jurídica son factores claves para la larga persistencia de Colonia Dignidad. Por primera vez se investigó eficientemente y se hicieron allanamientos en el recinto. Schäfer se fugó a Argentina, dónde vivió en la clandestinidad hasta ser detenido en 2005. Fue expulsado a Chile donde fue sentenciado y murió en la cárcel en 2010.
Recién después de la captura de Schäfer hubo una cautelosa apertura en la Villa Baviera. Colonos podían casarse o salir del recinto. Más 100 de ellos emigran a Alemania, unas 80 viven en otros lugares de Chile, unas 110 siguen viviendo la Villa Baviera.
En 2013 algunos jerarcas fueron condenadas por complicidad en violaciones y sustracción de menores, otros en 2016 por formar una asociación ilícita. Hoy, ya nadie está preso. Unos victimarios pasaron pocos años en la cárcel, algunos se murieron, otros se fugaron a Alemania, que se ha convertido para ellos en un refugio seguro frente a la justicia chilena porque como ciudadanos alemanes no son extraditados a Chile.
Central importancia tiene el caso del ex director del hospital que mantenía buenos contactos con la DINA, Hartmut Hopp. El tiene una condena firme de cinco años de cárcel por su complicididad en crímenes sexuales por parte de la justicia chilena. Sin embargo, la justicia alemana decidió que no la tenía que cumplir en Alemania y las propias investigaciones de la justicia alemana se archivaron sin que se dictara acusación.
En Alemania nunca ha habido acusación ni juicio por crímenes de la Colonia Dignidad – a pesar de que muchas víctimas y muchos victimarios son alemanes. Se archivaron más de diez investigaciones penales llevadas por fiscalías, en la mayoría de los casos porque «no había sospechas fundadas suficientes». La justicia alemana fracasó ante los crímenes de Colonia Dignidad y «no comprendió la dimensión en la que se produjeron», critica la abogada de las víctimas Petra Schlagenhauf. «Las investigaciones nunca se han llevado a cabo con la profundidad y la energía necesarias para poder decidir en absoluto si al final están justificados los cargos», afirma Schlagenhauf y critica la falta de voluntad de investigar y de iniciativa propia por parte de la justicia alemana .
A nivel jurídico y político, los gobiernos de Alemania y Chile han seguido culpándose mutuamente hasta hoy, en lugar de investigar o actuar de forma conjunta. Un discurso autocrítico de Frank Walter Steinmeier, entonces ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, en 2016 marcó el inicio de un cauteloso proceso de reflexión del pasado por parte oficial. En 2017 el parlamento alemán (Bundestag) aprobó de forma unánime una resolución que exige el esclarecimiento de los crímenes de Colonia Dignidad.
Como resultado, se ha creado un archivo de historia oral con entrevistas a víctimas y testigos de su época, y un fondo de ayuda del gobierno alemán proporciona pagos de hasta 10 mil euros a víctimas de Colonia Dignidad. Este fondo es de carácter voluntario, las víctimas no tienen derecho a exigir una indemnización.
Los familiares de los desaparecidos no piden dinero, sino el esclarecimiento de los crímenes o la instalación de un sitio de memoria y un centro de documentación en el lugar histórico.
“Queremos que ojalá el gobierno de Chile y de Alemania investiguen bien y den el lugar para poder ir a rezar por ellos, a ponerles flores y velas y para llorarlos también por ellos“, dice Ana Mollina, madre de Pedro Molina quién está desaparecido desde 1974.
En enero de 2023 el canciller alemán Olaf Scholz durante una visita a Chile declaró que Alemania va a apoyar iniciativas del gobierno chileno para construir un sitio de memoria y un centro de documentación y añade “pero son procesos que se tienen que decidir en el país.“ El presidente chileno Gabriel Boric agradeció Scholz por «la voluntad del gobierno de Alemania de contribuir a la búsqueda de la verdad y hacer de la ex colonia Dignidad un espacio de memoria”. Añadió que “es rol del Estado chileno en toda su dimensión el seguir luchando de manera incansable por toda la verdad y toda la justicia.“
El politólogo Jan Stehle declara: «El compromiso de ambos jefes de gobierno con un sitio de memoria es correcto e importante, pero ahora es el momento de la concreción“, y critica que “las vacilaciones de ambos gobiernos en la concreción impiden una democratización de la actual Villa Baviera. Como ambos estados son responsables para los crímenes cometidos por la Colonia Dignidad, deberían esclarecer los hechos en forma conjunta y con responsabilidad compartida también“.
Chile en 2022 llamó a un plan Nacional de Búsqueda por los desaparecidos. Organiza encuentros de agrupaciones de familiares a nivel nacional, sin referencia específica a Colonia Dignidad.
Alemania apoya un proceso de diálogo con diferentes grupos de afectados alrededor del tema de un sitio de memoria entre expertos y grupos de afectados por la Colonia Dignidad desde el 2014. Cuatro expertos nombrados por una Comisión Mixta con representantes de los gobiernos de Chile y Alemania elaboraron una propuesta para un sitio de memoria que fue entregada en 2021.
Elke Gryglewski, la directora del sitio de memoria en el ex campo de concentración nazi Bergen-Belsen es una de esos expertos. Ella urge en la creación de una personalidad jurídica, por ejemplo una fundación y una secretaría técnica. Ve una ventanilla de tiempo de unos dos años para el gobierno socialdemócrata-verde-liberal en Alemania y el gobierno de izquierdas en Chile, y espera que en ese tiempo se produzcan avances concretos. «Notamos que los afectados están cansados y se están muriendo también. Sería una oportunidad perdida si no hubiera éxito con la actual constelación política».
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