En esta casa vivieron Pablo Neruda y Matilde Urrutia. Ambos construyeron este curioso recinto para poder verse en secreto mientras fueron amantes. También aquí sucedió la primera manifestación pública en la dictadura militar chilena
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Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto fue hijo de un trabajador ferroviario y una maestra. Ella murió de tuberculosis dos meses después del parto. Se sabe que Ricardo, de escasos recursos, pudo tener sus primeros zapatos a los 12 años.
Ricardo creció en Temuco, en el sur del país, entre la lluvia, el bosque y mar austral. La fragilidad de ese mundo infantil aparecería no solo en su poesía y en las casas que habitó.
Cuando Ricardo se dedicó a la poesía se cambió el nombre a Pablo Neruda, para evitarle a su padre la pena de tener a un hijo poeta.
Pablo Neruda amo el mar desde que viajó al Pacífico, cuando era chico. El niño creyó sentir en ese sitio la palpitación del mundo, al menos así lo refiere en su poesía. También se autonombró “capitán de tierra firme”.
Cuando Pablo Neruda conoció a Matilde Urrutia ya era un poeta consagrado. Fue durante un concierto cuando el poeta se enamoró de la estudiante de canto, en el Parque Forestal de Santiago. En aquellos días tuvieron una aventura fugaz, porque Pablo estaba casado con Delia del Carril.
Pero ambos se rencontraron en México en 1949, cuando este era cónsul. Desde entonces iniciaron una aventura amorosa que perduraría hasta la muerte de ambos. Para estar juntos se construyeron la casa en el Barrio Bellavista, un refugio con vista a Santiago y la cordillera andina.
Neruda apodó a Matilde como Chascona, debido al pelo rojizo. A la casa le puso ese mismo nombre. En un poema la celebró así: “En Italia te bautizaron Medusa por la encrespada y alta luz de tu cabellera. Yo te llamo chascona mía y enmarañada: mi corazón conoce las puertas de tu pelo.”
Uno de los únicos amigos de Neruda que supo de la aventura con Matilde, fue el pintor Diego Rivera. Incluso, en la sala de estar de la casa se conserva un retrato que les regaló el muralista mexicano.
La casa no tiene el sello señorial o burgués de las residencias de la zona, en lugar de fachadas ostentosas Neruda dedicó los detalles a los ambientes interiores y también a aprovechar las vistas de la colina.
El interior está lleno de excentricidades. Por ejemplo, el comedor es un espacio angosto y bajo, replica la crujía de una embarcación. Incluso, una de las barras del bar perteneció a un barco francés.
Neruda era un excéntrico anfitrión que gustaba recibir a las visitas entre juegos y disfraces. Una de las bromas que se hicieron famosas era que el pimentero y el salero de la mesa estaban etiquetados como “Mariguana” y “Morfina”.
Dentro de la casa hay una gran colección de objetos marinos e instrumentos náuticos. Mapas antiguos y pinturas de naves surcando mares. También hay cientos de objetos que recolectó el poeta en sus viajes por el mundo. Hay pinturas de china, muñecas rusas, vidriería mexicana, platos de Luxemburgo y un biombo italiano.
Neruda viajó desde que pudo, a los 23 años salió de Chile por primera vez como cónsul de Rangún y un año de después haber sido embajador en Francia.
En el bar de la casa, están los retratos de poetas que más inspiraron a Neruda: Walt Whitman, Cesar Vallejo, Arthur Rimbaud, Charles Baudelaire y Edgar Allan Poe. Neruda era tan afecto de la literatura francesa que llegó a estudiar pedagogía para poder leer literatura francófona sin la necesidad de traducción.
Pero la poesía de Neruda, se realiza en la simplicidad del pueblo.
El escritor Carlos Fuentes -quien vivió parte de su infancia en Chile y quedó marcado por esta cultura austral- relata que en una ocasión caminaba por la desembocadura del río Bío Bío cuando miró que unos trabajadores descansaban alrededor de una fogata después de un día de trabajo, uno de ellos sacó una guitarra y cantaron unos versos de Neruda, dedicados al guerrillero de la Independencia José Miguel Carrera.
Fuentes se sorprendió y se acercó a los obreros para decirles “al poeta le gustaría saber que ustedes cantan sus versos”, a lo que los trabajadores contestaron “¿Cuál poeta?”.
Fuentes explica: “La palabra de Neruda había sido regresada a la palabra anónima: a la voz de todos”.
Neruda se dedicó a coleccionar libros raros, antiguos y curiosos. Todos ellos se conservan en la biblioteca que regaló el poeta a la Universidad de Chile.
El poeta formó parte de organizaciones comunistas, también luchó en contra de fascismo, que le tocó atestiguar en la guerra civil española. Además el poeta ayudó a dar refugio a cientos de personas.
Neruda también fue senador por la provincias del norte de Chile, además fue aliado y amigo de Salvador Allende.
En 1971 Neruda fue premiado con el Premio Nobel de Literatura “por una poesía que con la acción de una fuerza elemental da vida al destino y los sueños de un continente”. En La Chascona se conserva la medalla que le entregaron en Estocolmo, también está ahí el Premio Stalin de La Paz, que le dio la Unión Soviética.
Neruda estaba en su casa de Isla Negra cuando estalló el golpe militar, el 11 de septiembre de 1973. Ahí escuchó el último discurso de Salvador Allende por la radio, cuando el presidente narraba la entrada de los golpistas a La Moneda , para tomar el edificio por la fuerza.
Apenas unos días después, el 23 de septiembre, Pablo Neruda murió. Se dice que no soportó la muerte de Allende y lo que sucedía en su país. Pero hoy se sabe que Neruda no murió de cáncer, sino envenenado en el hospital donde fue internado.
En la sala de estar de La Chascona se veló al poeta. Matilde organizó el funeral en la casa para que la gente vieran la casa violentada y semidestruida por los militares golpistas que catearon el sitio.
El funeral del poeta se convirtió en la primera manifestación pública en contra del golpe militar.
Hoy, los cuerpos de Pablo Neruda y Matilde descansan frente al mar, en la casa de la Isla Negra.
“Necesito del mar porque me enseña:
no sé si aprendo música o conciencia:
no sé si es ola sola o ser profundo
o sólo ronca voz o deslumbrante
suposición de peces y navíos”.
Cronista interesado en la historia y autor de la columna Cartohistoria que se publica en Pie de Página, medio del que es reportero fundador. Desde 2014 ha recorrido el país para contar historias de desigualdad, despojo y sobre víctimas de la violencia derivada del conflicto armado interno. Integrante de los equipos ganadores del Premio Nacional Rostros de la Discriminación (2016); Premio Gabriel García Márquez (2017); y el Premio Nacional de Periodismo (2019).
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