Plutarco, el jefe máximo de la Revolución

30 abril, 2021

Plutarco Elías Calles ordenó el país como si fuera un prefecto de escuela. Inflexible con la ley y sus métodos, éstos ayudaron a formar las primeras instituciones de posguerra en México. Durante el maximato vivió en una casa en la colonia Anzures, frente al Castillo de Chapultepec. La gente, cuando pasaba por Reforma, decía: “Allí vive el presidente, pero el que manda vive enfrente”  

@ignaciodealba

Plutarco Elías Calles se sobrepuso a las circunstancias en que nació: era el hijo no reconocido de un matrimonio y su padre fue alcohólico. El tiempo le enseñó a Plutarco que la disciplina lo puede todo. 

En la familia de Elías Calles había vena liberal. Su abuelo paterno, Juan José Elías Calles, fue un guerrillero chinaco que peleó y murió luchando contra las fuerzas imperiales de Maximiliano.

Los apellidos Elías Calles eran en Sonora sinónimo de poder. Fueron mineros y terratenientes que disminuyeron sus riquezas con las sucesivas guerras. 

Nacido en 1877, Plutarco quedó abandonado por su padre, quien eludió los apremios económicos con el alcohol. Su madre murió tres años después. Plutarco se hizo gracias a una tía que lo acogió y educó. 

El chico se inclinó por la carrera magisterial, por la razón y la ciencia. Trabajó en Hermosillo como inspector y fue profesor de la Escuela número 1. También en Guaymas dio clases en quinto de primaria.

A los veinte años, Plutarco empezó  a tener problemas con la bebida, como su padre. Pero su temple lo hizo decidir por un camino distinto. Se casó por primera vez—solo por el civil, porque era ateo— con Natalia Chacón y procreó una extensa familia. 

Luego se dedicó a varios oficios: trabajó el campo, comerció con semillas. En los días de la revolución, fue nombrado comisario del estado por el gobernador José María Maytorena. Ahí se dedicó a reorganizar las cárceles, la comisaría y creó aulas para que los reclusos sean educados. 

Después de la Decena Trágica, 1913, Calles se levantó en armas contra el traidor Victoriano Huerta. De eso, escribió:

“son preferibles las tempestades que provoca la rebelión popular a las consecuencias de una paz sostenida por los fusiles de una dictadura militar”. 

Calles se alineó a los constitucionalistas, dirigidos por Venustiano Carranza. Pero cuando Carranza llegó a la presidencia intentó deshacerse de los militares sonorenses que habían acumulado poder y que pretendían sucederlo.

Así que Calles, quien fue secretario de Guerra con Carranza —donde organizó el ejército—, suscribió el Plan de Agua Prieta, junto con Álvaro Obregón y Adolfo de la Huerta, para desconocer a Carranza. El distanciamiento terminó con el asesinato del presidente. Álvaro Obregón ocupó la presidencia y Plutarco se encargó de la Secretaría de Gobernación. 

Este grupo de sonorenses fue el vencedor en la Revolución Mexicana. Álvaro Obregón gobernó desde 1920, pero fue asesinado en La Bombilla por el fanático religioso José León Toral. Su secretario de Gobernación, Plutarco Elías Calles tomó protesta en 1924.

Plutarco Elías Calles todo lo organizaba. Quizá una de sus obras más importantes es la creación del Banco de México, aunque hizo obras de irrigación, presas, proyectos ferroviarios, construyó carreteras e instaló escuelas rurales. También combatió la iglesia católica en la Guerra Cristera, cuando los jerarcas de la iglesia se revelaron contra la constitución y la llamada “Ley Calles” que ordenaba el culto religioso en México.  

El llamado “jefe máximo de la Revolución” se dedicó a supervisar las obras de sus propias transformaciones; tanto, que no le importó poner en riesgo los principios democráticos de la revolución.

Como un prefecto, se encargó de revisar su orden social. Con los rijosos no se tentaba el corazón, las relaciones con Estados Unidos se tensaron en extremo, Calles no cedía a intereses no acordados. 

Cuando acabó su periodo como presidente, Calles quiso dejar a un sucesor que pudiera controlar. Había creado al Partido Nacional Revolucionario —antecedente del PRI—, que organizó a distintos actores políticos. Desde esa plataforma Emilio Portes Gil fue elegido presidente, también Pascual Ortiz Rubio (apodado “El nopalito”, por baboso) y Abelardo L. Rodríguez. 

Calles era el dueño de su proyecto llamado México. Desde su casa en la colonia Anzures, justo frente al Castillo de Chapultepec, supervisaba los gobiernos en los que él mandaba. La gente cuando pasaba por Reforma decía “Allí vive el presidente, pero el que manda vive enfrente”. 

La casa de Anzures se ubicaba entre Paseo de la Reforma y Melchor Ocampo. Era una residencia no tan pomposa como acostumbraron los presidentes mexicanos. De la construcción de dos pisos diseñada por Vicente Mendiola sobresalían los balcones y un estilo ecléctico. Años después la casa fue destruida, desde hace tiempo se ha intentado construir un edificio en el sitio.  

Cuando Calles eligió a su colaborador, Lázaro Cárdenas, como sucesor de su proyecto pensó que lo podría mandar. Pero Cárdenas mandó al exilio a Calles en 1936; el expresidente vivió en San Diego California y sólo pudo volver a México por invitación del mandatario Manuel Ávila Camacho

Cronista interesado en la historia y autor de la columna Cartohistoria que se publica en Pie de Página, medio del que es reportero fundador. Desde 2014 ha recorrido el país para contar historias de desigualdad, despojo y sobre víctimas de la violencia derivada del conflicto armado interno. Integrante de los equipos ganadores del Premio Nacional Rostros de la Discriminación (2016); Premio Gabriel García Márquez (2017); y el Premio Nacional de Periodismo (2019).