Una de las mejores películas de Luis Buñuel fue filmada en la casa de un conocido político mexicano. Con los años aquel palacete se ganó el mote de “la mansión maldita”
@ignaciodealba
Maximino Ávila Camacho, el hermano mayor del expresidente Manuel Ávila Camacho, es uno de los políticos más terribles que ha conocido México –aunque sea difícil decidirse por alguno–. Con la Revolución Mexicana, se enroló en el ejército y se involucró en algunos eventos importantes, fue despótico y violento.
Participó en la Guerra Cristera sofocando varios alzamientos con éxito; y el también coronel empezó a hacer fortuna desde entonces. Algunos creen que vendió armas de los federales a los cristeros; también se dedicó a secuestrar curas y a pedir dinero por su rescate; uno de sus negocios más fructíferos se desarrolló con la venta de carne de ganado robado.
Quizá el episodio más oscuro de la vida de Maximino se remonta a 1930 cuando varios soldados, bajo sus órdenes, asesinaron y descuartizaron a 60 vasconcelistas después de que José Vasconcelos perdió en las elecciones de 1929, frente al Partido Nacional Revolucionario.
Supo hacer amigos y negocios, su fortuna se terminó de amasar cuando fue gobernador de Puebla; ahí hizo mancuerna con los potentados de la región, como William O. Jenkins, uno de los hombres más ricos de Puebla.
A la par de la carrera política de Maximino, su hermano menor Manuel Ávila Camacho hizo una discreta trayectoria como funcionario militar. El México posrevolucionario se estaba encarrilando a la vida civil y Lázaro Cárdenas vio en Manuel un hombre calmo y con capacidad de negociar para que continuara con su proyecto político. Así que Manuel fue elegido presidente por dedazo, más que por méritos.
Que Manuel llegara a la presidencia causó tremendos celos en su hermano, quien se sentía con derecho de primogenitura. Así que a los pocos días de que Manuel tomara protesta, Maximino fue a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, y tomó posesión del despacho principal. Luego llamó a Manuel para decirle que se había autonombrado secretario de Estado. El presidente no dijo ni pío y lo dejó al frente de la dependencia.
Maximino es un personaje que representa bien la generación de militares que ganaron la Revolución; de sus míseros sueldos pasaron a poseer enormes fortunas, hechas al amparo del poder público. Esta élite no tenía ningún empacho en mostrar su vida opulenta.
Se mandó construir una mansión en la avenida Rocafuerte #1109 —ahora calle Homero — de la colonia Polanco. La construcción estuvo a cargo de Manuel Giraud Esteva, que también construyó la nada modesta casa de Manuel Ávila Camacho. El palacete de Maximino fue el más grande de la zona, la construcción abarcaba casi 2 mil metros cuadrados y ocupaba casi una manzana.
Era un césar que construía su palacio, el hombre se sintió muy seguro de que iba a ser el sucesor de la presidencia. Cuando se inauguró su casa en 1944 organizó una gran celebración, a la que invitó a grandes personalidades de la política. La seguridad del hermano incómodo del presidente le bastaba para ningunear y amenazar al secretario de gobernación, Miguel Alemán Valdés, quien también era “candidateable”.
Pero los abusos de Maximino le cobraron factura, después de una reunión con integrantes de una central obrera en Atlixco, Puebla, el secretario de Comunicaciones y Transportes quedó desvanecido. El hombre murió en 1945 en su Quinta Chignautla, barrio de Xonaca, en la Ciudad de Puebla. La muerte del político nunca fue esclarecida, hasta la fecha hay quienes aseguran que fue envenenado. Enemigos había muchos.
Las propiedades del político se repartieron entre sus hijos, pero la mansión construida en Polanco volvería a la celebridad después de la formidable película “El Ángel Exterminador” (1962) del genio de Aragón Luis Buñuel. Esta cinta se grabó después de “Los Olvidados” (1950), aquel descarnado retrato de la pobreza urbana de la Ciudad de México.
“El Ángel Exterminador” es la historia de una veintena de burgueses que se quedan atrapados —sin ninguna explicación— en una habitación de la mansión. Con los días y “faltando a los más elementales deberes de la etiqueta” los invitados empiezan a degradar su comportamiento hasta que la violencia, las groserías y la suciedad se convierten en su forma de vida.
El anarquista Buñuel despoja a la burguesía de dignidad, sin criados que los salve intentan sobrevivir. Es una especie de contraparte de “Los Olvidados”. El surrealismo es difuso, hay comicidad en la aparición de un oso y unos corderos; cuando le preguntaron a Buñuel qué significaban los corderos dijo que nada, que en realidad a él le hubiera gustado que fueran burros; y sobre el oso explicó que representaba a la Unión Soviética apabullando a la burguesía.
“El Ángel Exterminador” es un monumento artístico. En algunas escenas, a cargo del gran Gabriel Figueroa, se aprecia la mansión que mandó levantar Maximino Ávila Camacho.
Durante varios años el sitio estuvo abandonado, la gente que pasaba por ahí le apodó “la mansión maldita”.
Actualmente una inmobiliaria es propietaria de la casona, la empresa restauró parte de la entrada que será utilizada para departamentos de lujo. El proyecto se llama Edgar Allan Poe 327.
Cronista interesado en la historia y autor de la columna Cartohistoria que se publica en Pie de Página, medio del que es reportero fundador. Desde 2014 ha recorrido el país para contar historias de desigualdad, despojo y sobre víctimas de la violencia derivada del conflicto armado interno. Integrante de los equipos ganadores del Premio Nacional Rostros de la Discriminación (2016); Premio Gabriel García Márquez (2017); y el Premio Nacional de Periodismo (2019).
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