La casa olvidada de Luis Buñuel

25 enero, 2020

Conocido cineasta, genial guionista. Ateo conflictuado y surrealista natural, Luis Buñuel marcó un antes y un después en el séptimo arte. Sus filmes serán un referente por los siglos de los siglos. En la casa donde vivió treinta años, en la Ciudad de México, poco queda de su recuerdo

@ignaciodealba

En una pequeña cerrada en la colonia Del Valle de la Ciudad de México se conserva la casa del Luis Buñuel. Todo en el sitio parece cambiar. Las casonas como la que vivió el cineasta español se convierten, de a poco, en edificios. La estrecha calle donde se sitúa se convierte en estacionamiento improvisado de oficinistas. Nada queda del lugar campestre; en cambio, los centros comerciales proliferan. 

La calle donde está la casa se llama Cerrada de Félix Cuevas. La casa de ladrillos tiene el número 27. Nada indica que ahí vivió Buñuel. La gente del lugar apenas y lo recuerda. Para unos es un completo desconocido. Pero aún así la casa destaca en el vecindario, con sus muros rojizos y una arquitectura cuidada, hecha por el arquitecto Arturo Sáenz de la Calzada. 

Sáenz perteneció a la misma generación que el cineasta. Ambos se conocieron en sus años de estudiantes y ambos combatieron con el ejército republicano. El arquitecto, incluso, fue recluido en el campo de concentración francés Saint Cyprien; después huyó con su familia en el barco Sinaia rumbo a México, a donde llegó en 1939. 

El arquitecto también se dedicó a escribir y colaboró en las revistas Ultramar y Las Españas, además de ser fundador del Ateneo Español.

Sáenz trabajó en varias obras, entre las que se conservan la Embajada de Finlandia y la Embajada de Noruega. También construyó la casa del cineasta aragonés en la campirana colonia del Valle.

La casa de la colonia Del Valle es la residencia donde más tiempo vivió Buñuel. Un sinnúmero de personalidades pasaron por ahí: Octavio Paz, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes.

Buñuel llegó a México cuando ya era famoso y había hecho la película más relevante del cine surrealista Un perro andaluz (1929). El guión fue escrito entre el cineasta y Salvador Dalí.

El propio Buñuel relató en sus memorias cómo armaron tan absurdo argumento:

“Pasando la Navidad con Salvador Dalí en Figueras, le dije que quería hacer una película con él. Teníamos que buscar el argumento. Dalí me dijo: Yo anoche soñé con hormigas que pululaban en mis manos. Y yo: Hombre, pues yo he soñado que le seccionaba el ojo a alguien. Ahí está la película, vamos a hacerla. En seis días escribimos el guión. Estábamos tan identificados que no había discusión. Escribíamos acogiendo las primeras imágenes que nos venían al pensamiento y, en cambio, rechazando todo lo que viniera de la cultura o de la educación. Por ejemplo: la mujer agarra una raqueta para defenderse del hombre que quiere atacarla. Entonces, éste, mira a su alrededor buscando algo para contraatacar y (ahora estoy hablando con Dalí) ¿Qué ve? Un sapo que vuela. ¡Malo! Una botella de coñac. ¡Malo! Pues ve dos cuerdas. Bien, pero qué viene detrás de las cuerdas. El tipo tira de ellas y cae, porque arrastra algo muy pesado. Ah, está bien que se caiga. En las cuerdas vienen dos grandes calabazas secas. ¿Qué más? Dos hermanos maristas. Eso es, dos hermanos maristas. ¿Y después? Un cañón. Malo. Que venga un sillón de lujo. No, un piano de cola. Muy bueno, y encima del piano de cola un burro… no, dos burros podridos. ¡Magnífico! O sea, que hacíamos surgir representaciones irracionales sin ninguna explicación”.

La cinta filmada en París, con dinero de la mamá de Buñuel, fue un éxito. El surrealismo era subversivo.

El trabajo filmográfico de Buñuel en México comenzó con la película Gran Casino (1946). La cinta estaba protagonizada por Jorge Negrete –que se la pasó cantando- y Libertad Lamarque. Lo único ausente fue la genialidad de Buñuel, la crítica consideró la película un fracaso al que le seguiría otro, con la película El Gran Calavera (1949). En años recientes, alguien tomó parte del argumento para hacer la bazofia Nosotros los Nobles (2013). 

Buñuel cosechó éxito en México hasta la proyección de Los Olvidados (1950), descarnado retrato de la pobreza urbana de la Ciudad de México. La dureza de la realidad expuesta en el filme provocó que la cinta fuera vetada de algunas salas y hubo quien propuso expulsar al cineasta de México. 

Pero el director fue prolifero en nuestro país. Aquí realizó más de una decena de películas, entre las que destacan Nazarín (1958), El Ángel Exterminador (1962) y Viridiana (1961) en la que actúa Silvia Pinal. Para grabar esta cinta Buñuel rompió el exilio y volvió a España. La película provocó que el régimen de Franco acosara su proyección a tal punto de que varias copias fueron quemadas. También el Vaticano prohibió la exhibición de la película. Al fin y al cabo, como decía Buñuel “soy ateo, gracias a dios”. 

Juan Luis, hijo del cineasta, relató tiempo después que, para evitar que el franquismo destruyera el negativo de Viridiana, la cinta salió de Barcelona escondida en un camión que llevaba toreros.

Buñuel murió en 1983 en la Ciudad de México. Hay quienes recuerdan que era afecto a tener animales exóticos, como cocodrilos en el jardín. 

Hace un par de años, la casa fue convertida en museo, pero fracasó por la poca afluencia de gente. Luego se instalaron las oficinas de la Federación Iberoamericana de Academias de Cine y de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas.

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Cronista interesado en la historia y autor de la columna Cartohistoria que se publica en Pie de Página, medio del que es reportero fundador. Desde 2014 ha recorrido el país para contar historias de desigualdad, despojo y sobre víctimas de la violencia derivada del conflicto armado interno. Integrante de los equipos ganadores del Premio Nacional Rostros de la Discriminación (2016); Premio Gabriel García Márquez (2017); y el Premio Nacional de Periodismo (2019).