¿Te imaginas firmar un documento sin saber su contenido, subir a un camión sin la certeza del destino que lleva, tener incertidumbre al ejecutar las indicaciones de una receta médica? ¿Cómo sería tu vida si no pudieras comunicarte a través de la lengua escrita? En México, 4 millones 456 mil 431 personas están privadas de este derecho humano
Por Esmeralda Dionicio García* Twitter: @EsmeraldaDG7 / MUxED
En el marco del Día Internacional de la Alfabetización -proclamado el 8 de septiembre de 1965 por la Organización de las Naciones Unidas-, es importante reconocer tanto los avances como los retos y las acciones necesarias para garantizar el acceso a la alfabetización a todas las personas a lo largo de toda la vida.
En 1965, el 32 por ciento de la población mundial no sabía leer ni escribir, mientras que en 2020 representaba el 14 por ciento. En el caso de México, en 1970, el índice de analfabetismo de personas de 15 años y más era de 25.8 por ciento, en contraste con los datos arrojados por el último censo de población y vivienda del Instituto Nacional de Estadística y Geografía en el que se reportó un índice de 4.7 por ciento de analfabetismo, es decir, hubo una disminución de más del 20; reducción similar a los datos internacionales.
Aunque los porcentajes nacionales e internacionales son alentadores, pues muestran una reducción sustancial en el índice de analfabetismo, en números absolutos, el 4.7 por ciento son 4 millones 456 mil 431 personas que se encuentran en situación de analfabetismo en México. Es decir, que están privadas de este derecho llave.
Figura 1.
En cuanto al género, 2 millones 677 mil 192 son mujeres y 1 millón 779 mil 239, hombres. Es decir, 5 de cada 100 mujeres y 4 de cada 100 hombres no saben leer ni escribir. En ambos grupos, esta característica se acentúa en el rango de edad de 50 años y más, pero el porcentaje de la población de mujeres es mayor (74 por ciento) que el de los hombres (66 por ciento) y se invierte en los grupos etarios más jóvenes.
Empero, no hay que perder de vista que estos datos estadísticos únicamente contabilizan a la población de 15 años y más que no sabe leer ni escribir, es decir, no se contempla a las personas que, a pesar de leer y escribir convencionalmente, no cuentan con las capacidades comunicativas que les permitan un pleno desarrollo ni a personas que se encuentran en la educación básica, pero que no alcanzan los aprendizajes esperados en este rubro.
El término en inglés para referirse a la alfabetización es literacy, que, a su vez, deriva del latín litteratus, y en la época de Cicerón hacía referencia a la persona instruida. Posteriormente se le dio la connotación de habilidad de saber leer y escribir, después, a la par de la teoría socioconstructuvista se le interpretó como el uso de la lectura y la escritura para participar en el mundo social.
Un avance importante es la reconceptualización de la alfabetización, entendida como un proceso continuo de apropiación de prácticas sociales mediadas por la lectura, la escritura y la realización de operaciones en contextos específicos que permiten la “identificación, comprensión, interpretación, creación y comunicación en un mundo cada vez más digital, mediado por textos, rico en información y de cambios rápidos”. Así como medio para garantizar una cultura de paz, protección del medio ambiente, conciencia, participación social y saber responder en contextos de emergencia.
La alfabetización implica contextualización, tiene que ver con procesos sociales y culturales que nos vinculan con otras personas a través de la lengua escrita, por ello, la relevancia que adquiere a lo largo de toda la vida y no solo en los primeros años de vida. Al ser un derecho humano debe garantizarse desde la infancia hasta la edad adulta.
La reducción del índice de analfabetismo en México es un logro importante, no obstante, es urgente implementar acciones que permitan la identificación y atención de los 4.5 millones de personas mayores de 15 años que no saben leer ni escribir, para que tengan distintas opciones que se adecuen a sus necesidades e intereses.
La construcción de alfabetización como un concepto más amplio también es un avance, pero es importante que se retome esa complejidad en la toma de decisiones y en la definición de políticas públicas, reconociendo que una característica que comparten estas personas es la condición de pobreza, por ende, al garantizar la alfabetización también se debe buscar la disminución de desigualdades sociales.
El acelerado desarrollo de las tecnologías de información y comunicación y su inserción en ámbitos educativos, que se potenció y valoró desde distintas perspectivas, a raíz de la pandemia de covid-19, pone de relieve las políticas que promueven la alfabetización digital para toda la población, tanto para las generaciones adultas –a las que les ha tocado ir adaptándose a los cambios tecnológicos– como para las nuevas generaciones que dominan las tecnologías, pero que requieren el desarrollo de una consciencia crítica para su uso óptimo.
Otro reto es garantizar procesos de alfabetización en la lengua originaria de las personas, desarrollar metodologías específicas para la apropiación de la lectura y escritura en la lengua materna, lo cual permitirá conservar las lenguas indígenas como parte de la diversidad lingüística de México.
Las nuevas sociedades son cada vez más pluriculturales, –se integran de población migrante y se enriquecen de diversas culturas– por ende, es necesario contemplar la diversidad cultural en los procesos de alfabetización.
Los logros de la educación formal en materia de alfabetización también son grandes, no obstante, aún se tiene el reto de repensar los procesos de alfabetización inicial que permitan a todas las niñas y niños el desarrollo y logro de las capacidades fundamentales para seguir aprendiendo a lo largo de toda su vida.
En el ámbito individual, analiza tu contexto, seguramente conoces a una persona que no sabe leer ni escribir, se le complica hacer operaciones básicas o que sus habilidades no le permiten utilizar a conciencia los aparatos tecnológicos de su entorno. Si ahora no se te viene nadie a la mente, seguramente has dejado de prestar atención a tu entorno.
Elige compartir la lectura de un libro que te haya dejado resonancias en tu vida, acompaña a quien se le dificulte un tema, enseña a utilizar una aplicación que domines, orienta a quien tiene interés en continuar sus estudios y, si no tienes oportunidad de acompañarlos/las de forma personalizada, infórmate y bríndales información sobre instituciones como el INEA o Conafe en donde les pueden guiar en su proceso de alfabetización.
En este día conmemorativo de la alfabetización, reflexionamos sobre las personas privadas de este derecho y exijamos su cumplimiento.
*Esmeralda Dionicio García Pluma invitada. Docente e investigadora educativa de formación. Sus áreas de interés y experiencia son: educación preescolar, formación inicial de profesores, seguimiento de egresados y, recientemente, educación con personas jóvenes y adultas. Ejerce convencida de que la educación es clave para reducir las brechas de desigualdad. Redes sociales: Correo: esmeralda.dionicio06@gmail.com
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