7 agosto, 2021
José Eduardo Ravelo quería vivir en un lugar seguro, buscar un empleo y trabajar. Por eso se fue a Mérida. Pero fue víctima de detención arbitraria, violación y tortura a manos de policías municipales. Hoy está muerto
Texto: Herbeth Escalante y Claudia Arriaga
Fotos: Claudia Arriaga
MÉRIDA, YUCATÁN.–La señora María Ravelo Echevarría protestó en la puerta del Palacio de Gobierno de Yucatán con el féretro de su hijo José Eduardo Ravelo Echevarría “el güero”, quien murió víctima de una brutal golpiza y violación cometida por al menos cuatro elementos de la Policía Municipal de Mérida.
La tarde-noche del viernes llegó la carroza fúnebre a la sede del Ejecutivo y los empleados de la funeraria bajaron el ataúd para dejarlo ahí, en espera de que las autoridades reciban a la afligida madre.
“Le traje a mi hijo, señor gobernador, para que me responda y me entregue a los policías que lo mataron”, exclamó la mujer entre llantos, recriminándole al mandatario panista Mauricio Vila Dosal, mientras aporreaba las manos con impotencia en el humilde féretro.
En un principio los guardias del Palacio de Gobierno trataron de evitar la protesta, pero los trabajadores de la funeraria le recordaron que se encontraban en un lugar público. En ese momento la señora empezó a clamar justicia.
María Ravelo explicó que su hijo José Eduardo, de 23 años de edad, fue detenido arbitrariamente el pasado 21 de julio en el barrio de San Juan en el Centro Histórico por agentes de la Policía de Mérida. Lo detuvieron supuestamente porque era una “persona que se veía sospechosa”. Los uniformados lo subieron a la patrulla, lo golpearon, torturaron y violaron; así lo reveló él mismo antes de morir.
José Eduardo tenía cuatro meses viviendo en Mérida. Oriundo de Isla, Veracruz, había decidido cambiar de residencia porque unos amigos suyos le dijeron que Mérida era un lugar tranquilo, seguro, con pocos o nulos índices de delincuencia. A diferencia de Isla, donde la delincuencia organizada suele asediar a los jóvenes. El día que fue detenido de forma arbitraria, violado y encarcelado, iba a dejar solicitudes de empleo.
Después de ser liberado, el joven llamó por teléfono a su madre; le narró lo ocurrido y le pidió ayuda. La mujer juntó algo de dinero y viajó de Veracruz –de donde es originaria- a Mérida. La señora llegó a Mérida el día 24; encontró a su hijo en el cuarto que él rentaba en grave estado: escupía sangre, y no podía moverse ni levantarse de la cama.
De inmediato llevó a su hijo al Hospital O´Horán. Lo que sigue, narraría más tarde la madre, fue un episodio de probable negligencia y discriminación.
El joven explicó al médico: «me violaron unos policías». Y el médico de instancia no le creyó: «¿Cómo que te violaron policías?¿No será que eres gay?», cuestionó. El chavo respondió: «no, no soy gay».
«El doctor que lo recibió sólo le preguntó si era gay y yo le respondí que aunque lo fuera nadie tiene derecho a golpearlo y violarlo», contó María.
El médico entonces explicó que para atenderlo, primero debían sacarse unas radiografías en el tórax. La madre no tenía el dinero para las radiografías así que fueron inmediatamente a la fiscalía de Yucatán para interponer una denuncia.
José Eduardo no podía respirar bien y se retorcía de dolor, pero logró declarar ante las autoridades. Por ello se abrió el expediente 433/2021. Un médico legista de la dependencia confirmó que el joven fue víctima de violación.
Al finalizar las pruebas, y ya con denuncia interpuesta, la fiscalía pidió al hospital que lo atendieran, y en esta ocasión sí lo recibieron y lo ingresaron, pero lamentablemente falleció el 3 de agosto. La necropsia realizada por el Servicio Médico Forense (Semefo) reveló que la causa de muerte fue síndrome de destrucción orgánica múltiple y politraumatismo.
Ante el silencio de la autoridades, María Ravelo fue a protestar en el Palacio de Gobierno para exigir que sean detenidos y castigados los policías que asesinaron a su hijo. Tras velarlo durante unas horas en una funeraria del municipio de Kanasín, se presentó en la sede del Ejecutivo.
Ante la mirada atónita de los turistas, transeúntes y guardias del lugar, colocó la tumba a manera de protesta, para que el gobernador Vila la escuchara. Luego de esperar un buen tiempo afuera, fue recibida por el director Jurídico de la Secretaría de Gobierno del Estado, Gabriel Puc Maldonado, quien le prometió que se hará justicia.
El funcionario le informó que ya había personas detenidas por este caso y que han iniciado las investigaciones, sin embargo no pudo precisar cuántos son y si se trataban de elementos policiacos.
Al terminar la reunión, doña María se retiró del sitio en la carroza fúnebre rumbo a Veracruz para sepultar a su hijo. Recalcó que regresará a Mérida a luchar hasta que se castigue a los responsables. Por esta protesta, el caso se viralizó a nivel nacional.
Horas después de la protesta, el Gobierno de Yucatán dio a conocer que fueron detenidos cuatro agentes de la Policía de Mérida por estar involucrados en este hecho delictivo, cuyas iniciales son J.E.H.H, E.M.R.L., A.G.G.M. y R.G.B.R. Actualmente están legalmente imputados por los delitos de: Homicidio calificado cometido en pandilla, tortura agravada y violación agravada. Además trascendió que la agresión ocurrió al interior de la cárcel.
En efecto, en un comunicado de prensa se informó que “entre las 10:30 horas del 21 de julio y las 11:05 horas del día 22 de julio del presente año, encontrándose la hoy víctima detenida por agentes de la Policía Municipal de Mérida, fue trasladado en una unidad a la cárcel pública de la Dirección de la Policía Municipal, donde cuatro agentes policiacos adscritos a esta Policía, encontrándose en funciones, ocasionaron al detenido lesiones que la postre lo privaron de la vida. Los citados agentes causaron dolor y sufrimiento físico a la hoy víctima; mismas personas que, por medio de la violencia física, ejercieron cópula al detenido”.
El alcalde Renán Barrera Concha declaró en un mensaje en video que el homicidio de José Eduardo fue un caso aislado en la ciudad y que su corporación policiaca brindó información a la Fiscalía y que seguirá colaborando para que se esclarezcan los hechos y se castigue a los responsables “sean quienes sean”.
Tras ser presionado en redes sociales, también el gobernador Mauricio Vila fijó una postura por este lamentable hecho, asegurando que en Yucatán no hay espacio para la impunidad y se hará justicia con todo el peso de la ley.
Por su parte, la señora María fue notificada por teléfono sobre la detención de los policías cuando se encontraba en carretera a su natal Isla, Veracruz, en la carroza fúnebre con su hijo.
“Esos malditos pagarán lo que hicieron a mi hijo, ojalá no salgan de la cárcel y sufran todos los días lo que mi hijo sufrió”, expresó.
Dijo que su familia y amigos la esperan en la entrada del pueblo y que están preparando todo para volver a verla y a José Eduardo, quien será sepultado en el panteón municipal. Ella regresará en 15 días a la capital yucateca para seguir presionando a las autoridades, para que haya justicia.
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