Hace 10 años los estudiantes del Tec de Monterrey fueron asesinados por elementos del Ejército. Tras disculpas públicas, la justicia no llega: tres soldados están detenidos y no han sido sentenciados, dos más están prófugos y uno en calidad de desaparecido
Por: Redacción Pie de Página
Foto: Galo Cañas / Cuartoscuro
El 19 de marzo de 2010, Javier Francisco Arredondo y Jorge Antonio Mercado Alonso murieron a manos de soldados del Ejército dentro del campus en esa ciudad del norte. Eran dos alumnos de excelencia del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey. La Secretaría de la Defensa Nacional afirmó que eran delincuentes, que llevaban armas y que atacaron a los militares.
Tras nueve años de lucha de sus familiares, según información difundida por el colectivo #TodosSomosJorgeyJavier, el gobierno mexicano reconoció en 2019 que eran estudiantes, que no portaban armas y que los militares involucrados manipularon la escena del crimen, y ofreció una disculpa a sus familiares.
Sin embargo, sólo tres soldados están detenidos sin que se les haya sentenciado aún, dos más se encuentran prófugos y uno está en calidad de desaparecido.
Diez años después, este caso continúa impune. Las instituciones responsables no han avanzado en el proceso jurídico de forma expedita y pronta y no existe una sentencia conforme a derecho.
Haydée Verdugo, madre de Javier, murió de una enfermedad el pasado mes de febrero, esperando justicia para su hijo asesinado por el Ejército.
La CNDH publicó la Recomendación 45/2010 sobre el crimen en la que señala que hubo obstáculos para avanzar en la búsqueda de justicia:
“Este organismo encontró obstáculos y falta de colaboración por parte de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Nuevo León, de la Procuraduría General de la República y de la Procuraduría General de Justicia Militar, las que impidieron total o parcialmente el acceso a las actuaciones de las averiguaciones previas iniciadas con motivo de los hechos.
“Esta Comisión Nacional observó que Javier Francisco Arredondo Verdugo y Jorge Antonio Mercado Alonso no portaban armas ni viajaban en la camioneta que agredió a los elementos militares ni eran miembros de la delincuencia organizada, como de manera inconducente sostuvo la Secretaría de la Defensa Nacional en el informe que rindió ante este Organismo Nacional. Además, Jorge Antonio Mercado Alonso presentó seis heridas producidas por proyectil de arma de fuego, dos de las cuales fueron realizadas a corta distancia, en tanto que Javier Francisco Arredondo Verdugo presentó siete heridas generadas por proyectil de arma de fuego.
“Ambas víctimas presentan lesiones en el rostro que no corresponden a una caída, pues no se describen lesiones en regiones anatómicas salientes del cuerpo, lo que orienta a concluir que éstas fueron producidas por traumatismo directo, por un objeto romo de consistencia dura, de bordes lisos y que les fueron infligidas cuando aún tenían vida.
“La posición de los cuerpos de Javier Francisco Arredondo Verdugo y Jorge Antonio Mercado Alonso fue modificada y se les depositaron armas con el propósito de alterar la escena de los hechos y representar que se trataba de miembros de la delincuencia organizada y no de estudiantes”, determinó la CNDH.
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