El riesgo era inevitable: salir todos los días a la calle, atender de manera cotidiana a víctimas de violencia, provocó que Sayuri Herrera, titular de la Fiscalía de Feminicidios, y Brenda Bazán, MP del mismo organismo, se contagiaran de covid-19. Después de días de hospitalización, vuelven a la calle
Texto: Daniela Rea
Fotos: María Ruiz
CIUDAD DE MÉXICO.- El viernes 11 de junio Sayuri Herrera y Brenda Bazán, fiscal y MP de la Fiscalía Especializada para la Investigación del Delito de Feminicidio en la Ciudad de México, acudieron a la Basílica de Guadalupe a pedir fuerza, paciencia y sabiduría para tomar las decisiones adecuadas en su cargo.
Tenían poco más de un año de haber sido nombradas como las responsables de investigar feminicidios en esta ciudad. No sólo no era sencillo arrancar una oficina desde cero, en una ciudad donde cada día 5 mujeres son asesinadas, sino hacerlo en medio de una pandemia en la ciudad con los más altos niveles de contagio: sólo aquí han muerto 35 mil personas y más de 700 mil se han contagiado.
“Pedimos por las madres, por las víctimas que tenemos, pedimos paciencia, sabiduría para tomar las decisiones adecuadas”, dice Sayuri a inicios de julio, un año y tres meses después de haber asumido el cargo, en abril del 2020. “Siento que ir a pedir fue un desahogo de todo lo que hemos visto”.
Recién esa semana, recuerda Sayuri, habían recibido la noticia de una mujer que fue desollada (“como Julio César Mondragón”, dice quedito, a cuya esposa Marissa, Sayuri acompañó en la búsqueda de justicia), y habían recibido a un grupo de mujeres jóvenes que protestaron afuera de las oficinas de la Fiscalía para exigir justicia por el feminicidio de Susana, maestra de las jóvenes, que había sido asesinada por su pareja.
“Él se acuchilla el vientre con un arma blanca con la idea de culpar a Susana y de decir que actuó en defensa propia. Pedimos que se hicieran periciales y por la profundidad y dirección de esa lesión se pudo acreditar que fue autolesión y rogamos, porque siempre rogamos, que no se muriera él, que viva para que pueda ser sancionado y sea responsable de sus actos”, dice Sayuri. Es común, de hecho, que los agresores de mujeres se autoinflijan daños para evadir la justicia y argumentar actuar en defensa propia.
Mientras las alumnas protestaban afuera de la oficina, Sayuri platicaba con la mamá de Susana, quien le dijo que antes de llegar aquí, en todas las ONG, las colectivas a donde había acudido, le tranquilizaron y le afirmaron que podía confiar en el trabajo de esta Fiscalía, de esta fiscal y su equipo. “Ese fue un momento muy sensible, además de un compromiso muy grande, recibir la confianza de las mamás, de las organizaciones”.
Sayuri, quien en su juventud fue parte de la huelga de la UNAM, pidió a los policías que dejaran a las alumnas conectar las bocinas a la electricidad del edificio y usar los sanitarios. Ellas ya se preparaban para pasar la noche afuera. Al día siguiente, a las 8 am, antes de llegar a la oficina Sayuri pasó a una panadería, compró varias bolsas de pan y se las entregó a las alumnas. Antes de subir al edificio les dijo que podían repasar los avances de la investigación y más tarde dio un recorrido a las alumnas para mostrarles las oficinas.
Esos hechos, claro, y un año de pandemia a cuestas trabajando con sólo una parte del personal porque el resto había sido enviado a sus casas como población en riesgo ante el Sars-Cov2, les motivó a ir juntas a la Basílica a pedir fuerza, a pedir paciencia. Al volver a casa, recibieron la noticia de un feminicidio que acababa de suceder, había un detenido. Pidieron iniciar carpeta y dieron instrucciones para el levantamiento de pruebas.
La fiscalía arrancó con 16 agentes ministeriales y ahora ya tienen 22 en campo, dos de ellos trabajan desde casa por ser vulnerables al contagio; arrancó con 9 policías de investigación y ahora tienen 34 al mando del comandante Gustavo Casillas; la integran también dos médicas y dos médicos que hacen las mecánicas de lesiones. Sayuri agradece la determinación de la fiscal Ernestina Godoy para confiar en ella y en hacer crecer la fiscalía.
“Hay mucha gente que se ha acercado a trabajar como prácticas profesionales y las necesitamos, pero no pueden estar aquí porque se requiere semáforo verde, hay otras que tienen vulnerabilidades y realizan su trabajo desde casa; otras trabajan con horario diferenciado y salen más temprano porque tienen que cuidar a sus hijos en casa. Básicamente por las labores de cuidado se nos ha complicado el trabajo presencial”, explica Sayuri.
Una forma de medir el trabajo de este año es a través de las órdenes de aprehensión y vinculaciones a proceso que se logran. La Fiscalía se creó en septiembre del 2019 y Sayuri entró como titular en abril del 2020. En marzo, un mes antes de entrar al cargo, había una vinculación a proceso promedio por mes; ahora el promedio es de 6 vinculaciones mensuales y 6 órdenes de aprehensión.
En este 2021, hasta el 2 de julio, se habían iniciado 54 carpetas por tentativa de feminicidio en la Fiscalía de Feminicidios y 58 se habían canalizado de otras fiscalías territoriales. De este total de 112 carpetas: 40 han sido tentativas de feminicidios, 30 feminicidios y el resto muertes violentas, aparentes suicidios, aparentes accidentes, homicidios dolosos.
–¿Cómo ha sido este investigar feminicidios en medio de la pandemia?
–Investigamos en medio de la pandemia, pero también arrancando apenas una Fiscalía. En esta etapa mi objetivo más importante ha sido consolidar las capacidades para responder frente a la demanda de justicia de las víctimas y necesidades de atención de las mujeres, contar recursos humanos, materiales suficientes, unas oficinas dignas (apenas están estrenando oficinas propias) y un sentido de equipo que nos permita colaborar y que nos permita lograr investigaciones con un estándar adecuado en el que podamos acreditar los hechos, brindar medidas de protección y garantizar reparación del daño.
El lunes 14, tres días después del plantón en sus oficinas y de ir a la Basílica, Sayuri tuvo dolor de cabeza, catarro. “Esa noche soñé a una mujer desollada, dos mujeres, una a quien le realizaban una necropsia y otra a quien le quitaron toda la piel del cuerpo, su piel roja, puro músculo”. Al día siguiente habló con Brenda, se sentía igual.
La Fiscal Ernestina Godoy les indicó ir al hospital. Sayuri fue diagnosticada con neumonía y le ordenaron quedarse internada, era 17 de junio. Mientras tanto, Brenda era atendida en casa. Desde sus lugares, ambas seguían trabajando: pidiendo peritajes, canalizando casos, intercambiando opiniones para saber qué pasos seguir.
El 23 de junio Sayuri fue dada de alta, seis días después de su ingreso, y al día siguiente Brenda tuvo que ser internada, en algún momento su oxigenación bajó a 66 y debió ser conectada al ventilador. Brenda es su mano derecha, ella fue quien integró el expediente en contra del feminicida de Mariana Lima, el policía ministerial Julio César Hernández Ballinas, expediente que llegó a la SCJN, que, gracias al trabajo de Brenda ordenó reabrir la investigación como feminicidio.
“Nos contagiamos juntas y nos monitoreábamos a la distancia para ver cómo estábamos”.
También desde el hospital y la casa se enviaban audios, fotos, mandalas y mensajes de ánimo. Esta es una historia de amistad, de apoyo, de trabajo juntas. Desde la calle y la oficina, sus compañeras y compañeros les mandaban porras, ánimos.
Un sábado durante un partido de fútbol entre fiscalías, el equipo de feminicidios portó las playeras con los nombres de “Fiscal Say” y “Brenda” en su honor. El comandante metió 4 goles, así Feminicidios ganó a la Fiscalía Antisecuestros, 7 a 3, les dedicaron el triunfo a Brenda y Sayuri que entonces estaban hospitalizadas.
Brenda salió del hospital el 13 de julio. Sayuri fue a recibirla.
“No sé si decir que habíamos tenido suerte –de no contagiarse antes– porque nuestra actividad es esencial y la Fiscalía nunca cerró, nosotras todos los días estuvimos en campo y los feminicidios no paran. Vamos a la oficina, a pesar de que nos recomendaron reposo, y seguimos pendiente de wasap por muchas cosas, pero nuestra presencia es necesaria, procuro ir, aunque todavía me fatigo, tengo daño en el pulmón izquierdo”, dice Sayuri, quien mandó hacer pruebas rápidas y PCR al equipo que va a campo para prevenir cualquier brote de covid-19 en la Fiscalía.
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