Las calles dejaron de hablar en la Alcaldía Cuauhtémoc. El diálogo de sus paredes quedó blanqueado en toda la extensión de la palabra. Esta es una columna en dos actos acerca del clasismo en la Ciudad de México.
Twitter: @aceves_ever
El clasismo en México abunda, acompañado de racismo, del mal llamado malinchismo y de una profunda ignorancia. El clasismo es problemático porque personas en el poder toman decisiones basadas en éste, proliferando una notable falta de cultura. Y también es problemático cuando el aspiracionismo promueve la inversión de grandes cantidades de dinero mexicano en bolsillos frecuentemente estadounidenses, o bien, en bolsillos mexicanos, también clasistas, que perpetúan el círculo vicioso del clasismo en México.
La titular de la alcaldía Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, ha demostrado, una vez más, que la ignorancia y el poder no tienen límites.
Recordemos que esta mujer gusta de repartir a sus simpatizantes billetes de $500 pegados en globos; recordemos también que a inicios de año propuso hacer de la calle Génova, en la Zona Rosa, un “corredor tecnológico” para asemejarse a Las Vegas, afirmó.
Bien, esa misma mujer dio borrón y cuenta nueva, literalmente un borrón, a los rótulos de la Alcaldía Cuauhtémoc, para reemplazarlos por un espantoso fondo blanco con un sello enorme de la Alcaldía Cuauhtémoc.
Esta toma de decisiones tiene un trasfondo netamente clasista y aspiracional con la cultura estadounidense.
No, Sandrita, les mexicanes no queremos de nuestro país una copia de los Estados Unidos, ni la necesitamos. La Alcaldía Cuauhtémoc tiene una historia cultural incomparable, arquitectura ecléctica, una mezcla de culturas que son producto de guerras, inmigrantes europeos, artistas e intelectuales, cafés, restaurantes y antros, contraculturas y disidencias, museos, vendedores ambulantes, librerías, sex shops; una historia que no queremos borrar para transformarla en una simulación de Estados Unidos.
Si hay una alcaldía que no necesita de imitaciones estéticas, es precisamente la Alcaldía Cuauhtémoc. Si acaso no le caería mal bajarle al número de establecimientos y aumentar la preservación de patrimonios arquitectónicos, pero eso, obviamente, no cabe entre las aspiraciones de Sandrita.
La Alcaldía Cuauhtémoc tiene una independencia en sí misma. Las calles hablan, conversan con sus transeúntes, ríen con sus jugueros, con sus fruteros, que han tenido que aprender a reír en inglés para entenderse con los nuevos habitantes de La Roma, de La Condesa, que vienen de todas partes del mundo, incluyendo US —a donde Sandrita tantas ganas tiene de ir— porque el home office se los permite.
Las calles hablan también con sus rótulos, hay un diálogo visual, un diálogo intermitente y continuo —como dice el pintor y escritor, Guillermo Arreola: los ojos oyen—, un diálogo que siempre espera con colores onomatopéyicos a los transeúntes para indicarles que ahí están las tortas que en sus próximos minutos les deleitarán de placer culinario, los tacos que les darán fuerza y ánimos para aguantar la jornada diaria, ahí están los tlacoyos y los jugos que preparan con tanto amor y esfuerzo desde temprano, los titulares con frases humorísticas que ningún oh, I’m American, oh I love tacos entendería.
El rotulista Martínez Pelo ha sabido hacer una excelente crítica social a través de sus rótulos, frases e ilustraciones que critican la burguesía, el machismo y el sistema blanqueado y, en general, apoya a grupos sistemáticamente oprimidos.
Los rótulos son las palabras vueltas flores urbanas, las flores de la calle que innegablemente alegran los ojos de quien las ve. Se anuncia comida, se anuncia comunidad, conciertos próximos, mercados. “Tortillería Lupita”, Caldo de gallina, “Aguas frescas para el calor”, Estética Unisex “Fashion”, “Beauty”, “Essenxia” o “Virgo”, pollos rostizados, “Paletería Nachito”, Camarones al gusto “Caldo Levanta Muerto”, helados y nieves, “Armando Tacos”, carnicerías, jugos y licuados, elotes y esquites, patas y mollejas, La locura de la torta “El estudiante”, ricos, ricos tacos de guisado, “El Taquito de David”, mandado a hacer por la dueña del puesto, en honor y memoria a su hijo David, con síndrome de Down, quien recientemente falleció; rótulos que ahora son pintura blanca con un sello. Espantoso.
Las calles dejaron de hablar en la Alcaldía Cuauhtémoc. El diálogo de sus paredes quedó blanqueado, en toda la extensión de la palabra.
Como salida de Las reinas de Polanco, una joven se queja de que un antro en avenida Presidente Masaryk, afea, acorrienta, vuelve popular una zona exclusiva, según ella, y la más cara, no de CDMX, ¡de la República Mexicana! ¡Qué vergüenza que haya un antro con luces verdes, rojas y amarillas en la zona! ¿Qué van a decir mis amigos ricos cuando vengan a visitarme? Oh my God! Me van a quitar el anillo de compromiso cuando vean que en mi colonia hay un antro de dudosa apariencia. Van a pensar que vivo en una zona económica, van a notar que cerca de mi casa hay un antro semejante a los de Insurgentes Sur, con música que no escuchamos las de aquí ¡¡¡¡y además, con cuentas inferiores a $800!!!! Este suel(d)o no merece una apariencia tan atroz como esta. Shame on you! Pago una fortuna de Predial que cada minuto se eleva como para que parezca que pago un Predial económico por culpa de estos establecimientos.
Pues sí, hay gente adinerada que comulga con las ideas de Sandra Cuevas, que se esfuerza y hace hasta lo imposible por aparentar que vive en Las Vegas o en algún condominio de apariencia estadounidense, primermundista, semejante a los que vemos en las series mexicanas de Netflix, Prime o HBO. Good-looking people con una wealthy lifestyle que sólo pisa restaurantes en donde las cuentas van, mínimo, de $800, no menos, porque indigna su estatus socioeconómico y el qué dirán, pagar menos o subir stories en Instagram en lugares económicos daña su reputación, a menos que esos lugares económicos sean concurridos por extranjeros rubios, eso sí que merece su atención y tomar stories porque, ante todo, también son adventurers. Entre más American sea su outfit, su lifestyle, su slang, más exitosos son. Y, obviamente, su realidad se reduce sólo a zonas “exclusivas” por blanqueadas o extranjerizadas de CDMX, naturalmente, extranjeros adinerados y rubios, porque así son en Estados Unidos las personas exitosas, ¿no?
[La ignorancia gesta el clasismo. Se cierran los telones].
Évolet Aceves escribe poesía, cuento, novela, ensayo, crónica y entrevistas a personajes del mundo cultural. Además de escritora, es psicóloga, periodista cultural y fotógrafa. Estudió en México y Polonia. Autora de Tapizado corazón de orquídeas negras (Tusquets, 2023), forma parte de la antología Monstrua (UNAM, 2022). Desde 2022 escribe su columna Jardín de Espejos en Pie de Página. Ha colaborado en revistas, semanarios y suplementos culturales, como: Pie de Página, Nexos, Replicante, La Lengua de Sor Juana, Praxis, El Cultural (La Razón), Este País, entre otros. Fue galardonada en el Certamen de ensayo Jesús Reyes Heroles (Universidad Veracruzana y Revista Praxis, 2021). Ha realizado dos exposiciones fotográficas individuales. Trabajó en Capgemini, Amazon y Microsoft. Actualmente estudia un posgrado en la Universidad de Nuevo México (Albuquerque, Estados Unidos), donde radica. Esteta y transfeminista.
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