24 junio, 2024
OMS y UNICEF advierten que empresas vulneran derechos de niños, niñas y adolescentes. México aún debe regular a influencers y establecer un sistema de vigilancia a compañías que violentan las normas, señala especialista
Texto: Kennia Velázquez / Pop Lab
Ilustración: Pinche Einnar
GUANAJUATO. – Son divertidos y estimulantes, apelan a emociones gratas y a grandes aventuras; no sólo aparecen en la televisión y en la radio, también están en los estadios, en los cines e incluso en las escuelas. Con las redes sociales y otras plataformas, nadie se escapa del algoritmo que los hace más personalizados y además aparecen más a menudo. Son los omnipresentes anuncios de comestibles chatarra que de manera desproporcionada se dirigen a los infantes y adolescentes.
Para la Organización Mundial de la Salud y Unicef, este marketing tan agresivo vulnera los derechos humanos de niños y niñas pues “sus objetivos están orientados a las ganancias y no centrados en los infantes”, y la mayoría de los países no han realizado el suficiente esfuerzo para reducir esta exposición.
Los cuatro derechos humanos que el organismo considera que son los más gravemente afectados por este tipo de publicidad son: a la salud, a la alimentación adecuada y nutritiva, a la intimidad y a estar libre de explotación.
Pero también se perjudican sus derechos a la educación, a la libertad de opinión, a acceder a información apropiada, al esparcimiento y al juego, a participar en la vida cultural, a la no discriminación, a la supervivencia, vida y desarrollo.
La Convención de Derechos del Niño establece que todos los infantes tienen el derecho a disfrutar del más alto nivel posible de salud y hace énfasis en que los Estados Partes tienen el imperativo de “combatir las enfermedades y la desnutrición”. El Comité de los Derechos del Niño también ha señalado que los alimentos “altos en grasas, azúcar o sal, alimentos ricos en energía y pobres en micronutrientes, y bebidas con un alto contenido de cafeína u otras sustancias potencialmente dañinas” deben ser limitados y su comercialización debe ser regulada.
El derecho a la intimidad se vulnera cuando mediante el marketing digital recopila “datos personales que permiten la identificación de preferencias, elecciones y comportamientos individuales utilizados para orientar y adaptar la publicidad de alimentos, es una gran amenaza para el derecho de los niños a la privacidad”, señala el documento.
Para las agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el derecho a estar libre de explotación se ve afectado cuando “las prácticas manipulativas de marketing promueven un beneficio económico aprovechando las vulnerabilidades de los niños, incluidas sus emociones, y su capacidad limitada para procesar y evaluar información. El uso de datos personales y las técnicas de los medios digitales permiten a las marcas influir en los niños, al mismo tiempo que aumentan las ganancias a bajo costo. Estas prácticas constituyen, por tanto, una forma de explotación económica”.
El Comité de los Derechos del Niño ha pedido que la comercialización de estos productos se regule para evitar la exposición de las personas menores de edad a este tipo de mercadeo y que la normativa relativa al entorno digital “debe ser compatible y estar a la altura de la normativa en el entorno fuera de línea”.
Las agencias han denunciado que la comercialización de alimentos perjudica especialmente a los niños y niñas más pobres y vulnerables. La regulación es urgente porque las empresas se aprovechan de las lagunas legales y desarrollan estrategias para eludir las restricciones y la autorregulación no ha funcionado.
Los organismos han detectado que las empresas utilizan una estrategia de promoción cruzada, que es cuando se usan eslóganes comunes, elementos de diseño o temas para permitir la promoción indirecta de productos alimenticios poco saludables. También patrocinan juegos, actividades y aplicaciones dirigidas a niños y niñas pequeños, que le permiten eludir las restricciones existentes. O alientan a que los infantes interactúen con la marca, se hagan amigos del producto, lo compartan con sus compañeros y lo integren en su vida personal.
Una estrategia que les da “una triple victoria” es patrocinar sus productos en los grandes eventos deportivos, pues les permite promocionar sus marcas masivamente a diversas audiencias en todo el mundo, aumenta el reconocimiento de la marca, mejora la imagen de la industria y parece ser promotor de la actividad física.
Por ejemplo, las empresas productoras de bebidas alcohólicas y alimentos con alto contenido de grasas, azúcar y sal patrocinan eventos como la Copa Mundial de fútbol, lo que expone a niños, niñas y adolescentes alrededor del mundo a este tipo de productos. Un análisis de 13 partidos durante el campeonato de la FIFA en 2018 encontró que en mil 262 minutos de juego activo hubo mil 806 apariciones de anuncios de estos productos que generaron aproximadamente 7 mil 500 millones de impresiones de marca, lo que demuestra el alcance de este evento.
Regular la publicidad de comestibles y bebidas ultraprocesadas es apremiante, la evidencia muestra cómo ésta influye en niñas, niños y adolescentes – el principal objetivo de las empresas- pues garantiza una lealtad a la marca de por vida. Las 10 principales empresas de comida y bebida controlan el 80 por ciento de los productos vendidos en las tiendas del mundo, con ganancias anuales que superan los 100 mil millones de dólares; el 75 por ciento de sus ingresos provienen de los productos chatarra.
El marketing de este tipo de productos “afecta negativamente a las preferencias alimentarias, las decisiones de compra y los comportamientos de consumo de los niños y, en última instancia, contribuye a la obesidad infantil y a las enfermedades relacionadas con la dieta”, denuncia el informe.
México es el mayor consumidor de bebidas azucaradas en América Latina, el 40 por ciento de las calorías requeridas al día son consumidas por los infantes en edad preescolar a través de estos productos, incluso el 23 por ciento de los bebés de entre 6 y 23 meses las consumen.
Un ejemplo de cómo la publicidad influye quedó demostrada cuando investigadores entrevistaron a niños y niñas de entre 9 y 12 años de una escuela pública en Monterrey, Nuevo León para saber cómo les impacta la publicidad de productos ultraprocesados. Los infantes mencionaron que las marcas que más recordaban eran Sabritas, Pizza Hut y Coca-Cola. Entre otras cosas se les preguntó si tras ver un anuncio de televisión les dio hambre, el 50 por ciento respondió “a veces” y el 40 por ciento dijo que “siempre”.
En México, las empresas de alimentos invierten un aproximado de 5 mil millones de pesos en publicidad.
Investigadores del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) estudiaron publicaciones de alimentos y bebidas dirigidas a niñas, niños y adolescentes en Facebook, Instagram y YouTube en México, entre septiembre y octubre de 2020. Y encontraron que el 93 por ciento de los alimentos promocionados en post dirigidos a niños o adolescentes no eran saludables.
Otra revisión del INSP identificó 117 técnicas de mercadotecnia dirigida a infantes, entre ellas el uso de caricaturas, super héroes, celebridades, declaraciones relacionadas con la nutrición o salud, juegos en línea, entre otras; además resaltaron los mensajes emocionales como una de sus principales estrategias.
Coca-Cola, McDonald ‘s, Burger King y Kentucky Fried Chicken son algunas de las marcas que utilizan algunos de estos elementos persuasivos en sus plataformas para atraer a los adolescentes. Las redes sociales más utilizadas para publicitarse son Facebook (45%), Instagram (32%) y YouTube (23%).
Isabel Valero Morales, investigadora del Centro de Investigación en Nutrición y Salud del INSP explica que en el estudio sobre mensajes persuasivos de la publicidad digital encontraron que “las mamás y papás nos dijeron ‘sí, mis niños ven publicidad’, en el celular o en la compu o en las iPads o jugando un videojuego y cerca del 70 por ciento les han pedido productos que ven anunciados en redes sociales”.
Valero Morales dice que aunque en la Ley de Publicidad de México se establece que no se puede hacer publicidad para niños de productos que tengan sellos de advertencia, las marcas están recurriendo a influencers que anuncian las marcas y no productos específicos y con los cuales niños y niñas se sienten más identificados.
El equipo del INSP les pidió a los adultos a cargo que grabaran las pantallas durante 15 minutos mientras niños y niñas navegan en internet, y encontraron que en 45 minutos de grabación el 70 por ciento de las grabaciones tenían al menos un anuncio de comida chatarra.
En opinión de la investigadora, México debe “incluir a los adolescentes dentro de esta norma; también incluir estas prácticas de influencers porque va a haber mucha publicidad dirigida a través de estos personajes. Y tener un buen sistema de vigilancia porque ahora ya está el reglamento, ya las modificaciones ya entraron en vigor, pero ver qué va a suceder con las empresas que no cumplan con el reglamento”.
La Organización Mundial de la Salud publicó una nueva directriz sobre la protección a infantes contra los daños de la comercialización de alimentos poco saludables para los niños y niñas; lo que encontraron es que en todos los estudios, las categorías de alimentos comercializados con mayor frecuencia fueron comida rápida, bebidas azucaradas, chocolates, refrigerios salados, panadería, cereales para el desayuno y postres.
Por ello la OMS hizo un llamado urgente a que los gobiernos establezcan políticas obligatorias para restringir la comercialización de alimentos a niños, niñas y adolescentes de todas las edades, pues el protegerlos de los efectos nocivos de la comercialización de alimentos resultaría económico, además de que se reducirían las desigualdades en salud.
La agencia de la ONU pide a los gobiernos usar un modelo de perfil de nutrientes dirigido para clasificar los alimentos cuya comercialización se restringirá y que la medida sea lo suficientemente completa para minimizar el riesgo de migración del marketing a otros medios.
El organismo señala que “las medidas existentes tienen un alcance demasiado limitado, lo que acota su eficacia y, por lo tanto, la evidencia en apoyo de medidas políticas eficaces”.
Por lo que insta a que los gobiernos tomen medidas eficaces, que incluyan sanciones que afecten las operaciones comerciales y multas significativas a los infractores. Esto además crea condiciones de igualdad para las empresas, pues reducen las oportunidades para que las empresas obtengan una ventaja en el mercado a través de su cumplimiento.
Además, los gobiernos tienen jurisdicción para regular la comercialización y colaborar con otros gobiernos, particularmente los de países vecinos, para acordar regulaciones armonizadas.
La OMS evidencia que son los gobiernos y no las empresas de alimentos los que se les han acercado para conocer las recomendaciones y la directriz para proteger a los niños del impacto nocivo de este tipo de comercialización.
Finalmente, el documento recuerda que los gobiernos tienen el deber de proteger a niños, niñas y adolescentes de los impactos negativos de la comercialización de alimentos, pues se debe proteger el interés superior de este grupo de la población.
Esta nota fue publicada originalmente en POP LAB, que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes ver la publicación original.
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