Incertidumbre Climática y la postura negacionista de Trump

27 febrero, 2025

¿Ante la ausencia de Estados Unidos en el Panel Intergubernamental de Cambio Climático, qué país levantará la mano para convertirse en el nuevo líder climático? ¿Ante esta incertidumbre climática, cuál será la reacción de algunos países con respecto a mantener su compromiso de reducir emisiones de gases de efecto invernadero?

Por Gustavo Alanís Ortega* 

Con la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos el pasado 20 de enero, surgen una gran cantidad de interrogantes sobre si la comunidad internacional seguirá o no comprometida con una reducción gradual de las emisiones de gases de efecto invernadero que contribuya a frenar el calentamiento global, el cual ha aumentado en detrimento de nuestro entorno, y el de la salud, la vida y la calidad de vida de las personas.

De acuerdo con con los estudios e investigaciones científicos realizados en los últimos años por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de la ONU, así como por información publicada por la Organización Meteorológica Internacional, durante los últimos años hemos sufrido los calores más fuertes siendo enero pasado el mes caluroso desde que se toma registro de las temperaturas en el planeta.  Lo anterior, dicho por el propio IPCC, se debe principalmente a la actividad humana adicta a los combustibles fósiles que no logra transitar paulatinamente hacia las energías renovables y, en consecuencia, sigue promoviendo el uso del gas, petróleo, carbón y combustóleo.

Hay que recordar que en la Conferencia de las Partes (COP28) del Acuerdo Marco de la ONU sobre Cambio Climático, celebrada en Dubai, Emiratos Arabes Unidos, los países Parte del Acuerdo suscribieron una Declaración en la que establecían la necesidad de avanzar hacia un Phase out (eliminación) y Phase down (disminuir su uso) de los combustibles fósiles.  Dicha Declaración establece “un compromiso” de los Estados para transitar de manera justa y equitativa en un sentido opuesto a los combustibles fósiles.  Es decir, una apuesta hacia lo que se conoce como un Transitioning away, que implica una transición para dejar atrás esta fuente de energía. Para lograr este objetivo se  requiere que cada país tenga la suficiente y necesaria voluntad política para atenderlo de manera efectiva, ya que, de no ser el caso, nos quedaremos una vez más en el bla bla bla.

Para que esto sea posible, los países tienen entre sí responsabilidades comunes pero diferenciadas para combatir el cambio climático. Por su parte, las instituciones financieras internacionales deberán promover inversiones millonarias que ayuden a alcanzar estos objetivos.  Es decir que, si queremos reducir realmente los gases de efecto invernadero, la comunidad internacional tendrá que hacer fluir recursos para ayudar a los países más vulnerables a hacer frente a los efectos del cambio climático tanto con medidas de mitigación como de adaptación.  

De conformidad con lo acordado en la COP29 en Bakú, Azerbaiyán, celebrada en noviembre del 2024, se pondrán sobre la mesa 1.3 billones de dólares anualmente a partir de ahora y hasta el año 2035. Está por verse si dicho acuerdo se cumplirá, toda vez que ya existía un compromiso previo de los países industrializados de aportar cien mil millones de dólares anualmente al 2030, el cual no se ha cumplido en lo absoluto. 

En el caso de Estados Unidos, el gobierno americano anunció estos días que no enviará representantes a la próxima reunión del IPCC, la cual se celebrará en China esta semana. De acuerdo con Bloomberg, los científicos que integran este panel de expertos “recibieron una orden de suspensión del trabajo por parte de la Administración Trump”. Esto sucede en un momento en el que, por un lado, se dan reducciones importantes de presupuesto a la investigación climática, y por el otro, “un retroceso a la diplomacia climática bajo la administración de Trump, lo que plantea nuevas preguntas sobre cómo podría ser el futuro del IPCC sin el liderazgo estadounidense”.

Bloomberg agrega que “sin EEUU, el IPCC fracasa, afirmó Benjamín Horton, director del Observatorio de la Tierra de Singapur, que ha contribuido a anteriores informes de evaluación”. “EEUU pone más dinero, más personal, recoge más datos y ejecuta más modelos para la ciencia del clima que el resto del mundo junto”. ¿Ante la ausencia de este liderazgo, qué país levantará la mano para convertirse en el nuevo líder climático? ¿Ante esta incertidumbre climática, cuál será la reacción de algunos países con respecto a mantener su compromiso de reducir emisiones de gases de efecto invernadero?

Este panorama arroja más interrogantes y cuestionamientos como los siguientes. ¿Si el IPCC se ve debilitado y desmantelado en función de la decisión del gobierno norteamericano de salirse del Acuerdo de París, podrá seguir cumpliendo su función de ser un ente que siga dando rumbo y orientación a las decisiones políticas y las negociaciones climáticas globales? ¿Dónde más podrá generarse la información veraz, suficiente y necesaria para que los negocios, las inversiones, los desarrollos y la creación de nuevos empleos se lleven a cabo de una manera ambientalmente amigable y con bajas emisiones? ¿Podrán los países cumplir con sus compromisos de emisiones netas cero planteadas para el 2040, 2050 y 2060 en estos momentos en que estamos experimentando temperaturas cada vez más altas a nivel global?

No cabe la menor duda que los fenómenos naturales serán cada vez más frecuentes y más intensos. Los incendios, los huracanes, las sequías, las tormentas e inundaciones, así como el aumento en los niveles de los mares han llegado para quedarse. Y si bien hay que apostarle fuerte a la mitigación climática, también hay que hacer una fuerte apuesta por la adaptación que nos permita ser resilientes ante una realidad que no podemos ni debemos evadir. ¿Estaremos a la altura de las circunstancias para actuar en consecuencia?

*Fundador y Director Ejecutivo del Centro Mexicano de Derecho Ambiental, A.C. (CEMDA), en exclusiva para Píe de Página.

Gustavo Alanís Ortega, Director Ejecutivo del Centro Mexicano de Derecho Ambiental, A.C. (CEMDA).