«If you’re going to San Francisco, be sure to wear some flowers in your hair»

27 abril, 2024

Algo característico, además de las inigualables calles en picada y los tranvías, son también las notables casas victorianas con colores apastelados, y otros más con decoraciones góticas, que le dan una cualidad muy particular a esta ciudad al norte de California.

Por Évolet Aceves / @EvoletAceves

Recuerdo la canción Flowers in your hair de Scott McKenzie, una de las voces más magistrales en el folk estadounidense, canción que cobró fama durante la época hippie, tras su salida en el año de 1967. Esa canción la escuchaba en los casetes de mis padres en el automóvil durante los viajes de verano. Desde entonces me encanta, y con el paso de los años comprendí el contexto social en el que dicha canción se desenvuelve, habla sobre la revolución del pensamiento de la juventud hippie, a new generation with a new explanation, es un retrato de cómo se veían las calles con jóvenes adornando su cabello con flores, como vemos en los videos del festival de Monterey (esta canción se estrenó en el primer Festival de Pop en Monterey en 1967) o en el de Woodstock; es un retrato vivo y musical de San Francisco en aquel entonces:

If you’re going to San Francisco,
be sure to wear some flowers in your hair.
If you’re going to San Francisco,
you’re gonna meet some gentle people there.
For those who come to San Francisco,
Summertime will be a love-in there.
In the streets of San Francisco,
gentle people with flowers in their hair.
All across the nation,
such a strange vibration,
people in motion;
there’s a whole generation
with a new explanation…

Me encuentro en San Francisco, donde una pensaría que al estar en plena primavera habría que andar en shorts, minifalda o ropa ligera, pero no, el clima anda entre los 9 y los 18 grados centígrados, con un viento frío que por las noches te empuja por estas calles que hacen parecer a la ciudad una mezcla entre Nueva York y Los Ángeles, son esas las primeras impresiones que me causa San Francisco, la arquitectura del centro es muy similar a la de los edificios neoyorquinos, y los parques parecidos a los de LA.

En San Francisco las calles son montañosas, calles empinadas hacia arriba y hacia abajo. Pasan los tranvías que suben y bajan, impulsados por un cable eléctrico que los conduce a lo largo de las calles transitadas.

Hay una calle en el centro dedicada a boutiques de lujo en donde veo tiendas como Yves Saint Laurent, Louis Vuitton, Valentino, pero también una tienda Cartier, que me hace recordar el casi medio millón de pesos que se ahorró el joven mexicano que tenazmente se aferró al cumplimiento de sus derechos como consumidor, al haber reclamado el par de aretes de oro rosado con diamantes que le salieron en $474 MXN. ¡Bravo!

Al llegar, en una calle bastante empinada, a un dinner muy al estilo de los años 50, decorado con asientos rojos abombados, un automóvil de los cincuenta color verde pistache —con una señorita maniquí en el asiento del conductor que porta un traje de mesera a la usanza de la misma década—, veo pasar por la ventana un coche blanco, lo primero que pienso es que es una patrulla, pues en el techo tiene una especie de sirena circular con una luz azul. Después me doy cuenta de que no es patrulla, sino taxi. Luego me percato de que ese taxi ¡no tiene conductor! Es la primera vez que veo un automóvil que no tiene conductor, sólo lo había imaginado en películas de ciencia ficción y futuristas.

Es inverosímil ver a estos automóviles respetando todas las señalizaciones de tránsito, imitando el comportamiento humano. Pero es también un tanto tenebroso ver los alcances de la tecnología a este nivel.

Por alguna razón, cada vez que veo a los blancos automóviles-sin-conductor, nunca llevan pasajeros, no me ha tocado al menos verlos ocupados, suelen estar vacíos. Van como automóviles fantasma conduciendo por las calles de la ciudad. Cuando es de noche, da aún más miedo ver a estos coches andando solos por la ciudad.

Eso no es todo, también supe que en el bay area de San Francisco hay policías que son perros robots. Al menos en una de las playas cercanas al Golden Gate no vi perros robots, pero me comentan que son muy parecidos a los del capítulo de Black Mirror.

Como si fuera poco, también hubo una protesta de los ciudadanos de aquí porque no admitieron la presencia de policías robots. Lo primero que me vino a la mente es el enemigo de Arnold Schwarzenegger en Terminator, un joven guapo, musculoso y rubio, algo así como los eróticos cops de Tom Finland.

Lo único que pude ver, aunque no en persona, fueron unas máquinas que tienen la apariencia de pequeños tanques, mismo que estaban preparados para “asesinar a los sospechosos”. Estos robots serían utilizados por los policías —humanos— a través de control remoto. Killer robots, es como se les conoce popularmente a estos productos de la tecnología y la seguridad ciudadana —una seguridad de medidas atemorizantes.

Algo característico, además de las inigualables calles en picada y los tranvías, son también las notables casas victorianas con colores apastelados, y otros más con decoraciones góticas, que le dan una cualidad muy particular a esta ciudad al norte de California. Como en la mayor parte de California, hay una gran presencia de la comunidad latina e hispanohablante, que da gusto escuchar el español tanto o más que el inglés. San Francisco es una ciudad que tiene mucho que ofrecer, espero pronto tener la oportunidad de visitar algunos de sus museos que suenan bastante prometedores. Mientras tanto, I’m gonna wear some flowers in my hair.

Évolet Aceves escribe poesía, cuento, novela, ensayo, crónica y entrevistas a personajes del mundo cultural. Además de escritora, es psicóloga, periodista cultural y fotógrafa. Estudió en México y Polonia. Autora de Tapizado corazón de orquídeas negras (Tusquets, 2023), forma parte de la antología Monstrua (UNAM, 2022). Desde 2022 escribe su columna Jardín de Espejos en Pie de Página. Ha colaborado en revistas, semanarios y suplementos culturales, como: Pie de Página, Nexos, Replicante, La Lengua de Sor Juana, Praxis, El Cultural (La Razón), Este País, entre otros. Fue galardonada en el Certamen de ensayo Jesús Reyes Heroles (Universidad Veracruzana y Revista Praxis, 2021). Ha realizado dos exposiciones fotográficas individuales. Trabajó en Capgemini, Amazon y Microsoft. Actualmente estudia un posgrado en la Universidad de Nuevo México (Albuquerque, Estados Unidos), donde radica. Esteta y transfeminista.