17 junio, 2020
Más de 500 trabajadores y comerciantes de la Central de Abasto han dado positivo en las pruebas de covid realizadas en el mercado. Desde hace dos semanas, funciona una Unidad Temporal de Triage, como medida para contener la expansión de la enfermedad dentro del mayor proveedor de alimentos para la población del Valle de México
Texto y fotos: María Ruiz
Como medida para contener la expanción de la covid-19, la Central de Abasto tiene una Unidad Temporal de Triage que busca detectar a pacientes de alto riesgo y canalizarlos a tiempo a una Unidad Temporal Covid.
Desde el 5 de junio esos tres consultorios se sumaron a los cuatro que existían en la Unidad Médica Covid-19 en la Central de Abasto donde se realizan alrededor de 100 pruebas cada día de forma gratuita.
La detección temprana de pacientes de alto riesgo y su posible traslado a la Unidad Temporal Covid es parte de las medidas de cuidado a personas vulnerables, incluído en el Plan gradual hacia la nueva normalidad de la Ciudad de México.
El modelo implementado en la CEDA está basado en hospitalización temprana de personas con cierto grado de riesgo y que no deberían de quedarse en su casa aunque tengan sintomatología leve y sean trasladados al Centro de Convenciones Citibanamex, para que no lleguen en un estado grave a los hospitales, explica Juan Manuel Esteban Castro, subsecretario de Salud de la Ciudad de México, durante la conferencia inaugural del triage en la central.
“Que aquellas que necesiten oxígeno, fisioterapia y algún tipo de medicamento, para que no se compliquen, se canalicen a la unidad temporal covid”, añade.
El funcionario informó que ya están planteando aplicar esta misma estrategia en otros centros de salud de Iztapalapa, la alcaldía con más contagios en la capital, y en otros puntos de la ciudad, ya que en la experiencia acumulada de la Unidad Temporal Citibanamex encontraron en la hospitalización temprana una forma de salvar vidas.
Del 28 de abril al 15 de junio, 550 trabajadores de la Central de Abasto dieron positivo en la prueba de covid-19. Según datos del coordinador general de la CEDA, en el centro de comercio se realizaron más de 2 mil 700 pruebas gratuitas, cerca de 8 mil consultas y más de 20 mil cuestionarios.
La nueva estrategia en la Ceda llegó mes y medio de que muchos comerciantes ya hablaran de muertos dentro de las instalaciones.
A principios de mayo, Pie de Página constató el riesgo que implicaba para la Central de Abasto ser uno de los mayores centros de contagio de covid-19. Los locatarios ocultaban estar enfermos por miedo a que sus negocios les fueran clausurados. Algunos morían solos y en silencio.
Las autoridades del mercado se enfrentaban también a la labor de convencer a los comerciantes de que la enfermedad sí existía.
La estrategia para contener los contagios dentro de la Central de Abasto incluye brigadas de información de medidas básicas de bioseguridad, sanitización de pasillos, aplicación de cuestionarios, toma de temperatura, consultas gratuitas y pruebas de covid-19.
Sin embargo, tanto trabajadores como clientes comprendieron a medias las medidas implementadas por las autoridades y muchos se resistían a cumplirlas.
Al principio de la contingencia sanitaria habilitaron 10 consultorios con médicos, pero a falta de pacientes los deshabilitaron y ahora funcionan cuatro nada más, explica Marcela Villegas, directora de innovación y proyectos de la Central.
Los consultorios ahora son carpas vacías que funcionan como espacio para que los 433 brigadistas que trabajan de lunes a viernes se saniticen y coloquen o retiren sus trajes tyvek y equipo de protección, señala el coordinador general de la CEDA.
En caso de que una persona presente síntomas, sea locatario o cliente, se puede acercar a los consultorios ubicados detrás de la unidad de seguridad C2 de la Central de Abastos, donde los doctores realizarán una evaluación. En esta área hay alrededor de 10 médicos en la mañana y 10 en la tarde.
El director de la jurisdicción sanitaria de Iztapalapa Javier Serna cuenta que al principio los locatarios no querían asistir al servicio médico pero esto ha ido cambiando con el paso del tiempo. Hoy incluso alrededor del 40 por ciento de los pacientes que atienden no trabajan en la CEDA, según datos proporcionados por doctores de uno de los consultorios que brinda atención.
Es el caso de Alexandra Hernández, proveniente de la alcaldía Gustavo A. Madero. Ella no trabaja en la central pero cuando empezó con síntomas la amiga de una amiga le contó de esta opción y decidió venir con su esposo y su hija a realizarse la prueba.
“No hay aviso que está esto. Nadie sabe, tampoco se sabe del Centro Banamex, que está súper bien, si no quieres contagiar a tu familia y vas… pero no hay mucha difusión”, se lamenta la mujer.
“Cualquier persona que está dentro de la Central de Abasto, ya sea empleado o inclusive que estés realizando alguna compra, puedes pasar directamente si es que tienes tos, dolor de cabeza o fiebre y se toman tus datos, signos vitales y una revisión completa, para de ahí decidir si vas a realizar prueba covid o no”, explica el doctor Javier Gómez del turno vespertino, en el que atienden un promedio de seis pacientes al día. Para él, el mayor aprendizaje que han tenido en estos meses es que los pacientes deben tener seguimiento.
A un lado de su consultorio, un grupo de gente espera frente a la unidad de tomas de muestras de covid-19. Murmullan, varios levantan las manos. Frente a ellos un hombre con bata blanca y guantes azules les pide paciencia: “Son cuatro días hábiles en los que les van a decir sus resultados. Yo les recomendaría que vengan a los cuatro días, con su fecha de nacimiento les entregan rápido los resultados”.
Una señora pide la palabra: “ Yo quería saber si nos van a enseñar que todo esté estéril y que cada vez que entremos se van a cambiar los guantes”. A su duda el integrante del módulo responde que si se cambiaran los guantes cada que un paciente entre se tardarían tres horas, explica que lo que hacen es sanitizarse. Solo si les estornudan directamente los cambian.
En la unidad de tomas de muestras hay cinco trabajadores que se encargan de realizar las pruebas desde las ocho de la mañana hasta las cinco de la tarde. Una vez que realizan las pruebas las colocan en tubos y luego los embalan en contenedores con refrigerante para enviarlos bien sellados al Instituto Nacional de Medicina Genómica, donde realizan la validación.
“Posteriormente la captura de resultados y el informe lo realiza el área de epidemiología de la Secretaría de Salud y la jurisdicción sanitaria de Iztapalapa”, cuenta Ulises Cadena Santana, integrante del personal de esta unidad.
“Por fortuna y a pesar de estar trabajando con pacientes, recibiendo aerosoles, en ocasiones hasta escupitajos o vómito, ninguno nos hemos contagiado”, expresa Cadena.
Entre el 20 y el 25 por ciento de pacientes que se han hecho la prueba han dado positivo y son asintomáticos, cuenta el equipo de pruebas. Para hacer el diagnóstico hacen una toma de exudado faríngeo, que consiste en un pequeño raspado en la garganta; y un exudado nasofaríngeo, en el que meten un hisopo por la cavidad nasal para realizar un raspado en la nasofaringe.
“Hemos ido afinando la técnica al grado en el que muchos pacientes nos han dicho que ya no sintieron la molestia al meter el hisopo a la nariz”, cuenta orgulloso Ulises Cadena.
–¿Es una buena estrategia la realización de pruebas?, se les pregunta a los encargados de la toma de muestras.
Jocelyn Leyva, cirujana dentista que por el momento realiza pruebas dentro de la unidad, reconoce que la prueba ayuda a la evaluación del riesgo entre la población pero enfatiza que la estrategia para contener la pandemia abarca desde los primeros avisos.
“El lavado de manos, el uso de cubrebocas, evitar estar saliendo y tener un protocolo de salida y entrada a los lugares es lo mejor. Además de alimentarse bien. Caminar a la par, saber que el hecho de que yo omita repercute no nada más en la familia sino en el resto de la población, y eso es lo más importante” explica.
Las autoridades de la Central de Abasto han hablado con los bodegueros y empleadores para que manden a sus trabajadores a aplicarse la prueba, menciona Marcela Villegas. Este es el caso de Adriana Torres.
Torres espera afuera de las oficinas donde entregan los resultados de las pruebas. Su jefe de bodega le pidió que se realizara el examen médico, a ella y a todos sus trabajadores. La trabajadora cuenta que a pesar de eso algunos de sus compañeros no lo hicieron:
“Hay mucha polémica en las redes sociales que fomenta el miedo de que te contagian en los hospitales”.
Por suerte, su prueba salió negativa.
Dentro de la oficina donde entregan los resultados hay siete escritorios con dos o tres personas frente a una computadora. Revisan los resultados que les llegan de dos laboratorios, un signo de más o un signo de menos arriba de la palabra SARS-COV 2 diferencía a los positivos de los negativos.
Quienes llenan esta oficina se encargan de dar el veredicto. A los positivos les brindan seguimiento, que consiste en llamarles todos los días por teléfono para saber cómo están, cómo están sus familiares y darles información sobre la covid.
“Tenemos un protocolo para que sea más amigable. Cuando les decimos que son positivos hay que hacerlo con sutileza porque hay pacientes que se ponen a llorar, les afecta demasiado. Hay otros pacientes que lo toman normal” cuenta Brianda Soledad.
Los resultados se los proporcionan dos laboratorios, el Instituto Médico de Ciencias Genómicas y un laboratorio de la Fundación Carlos Slim menciona Raquel López, trabajadora social.
En esta área laboran 10 personas de ocho de la mañana a dos de la tarde. El médico y la trabajadora social Raquel López se quedan trabajando hasta las tres de la tarde, a veces cuatro. No cuentan con atención psicológica a pesar de que sí les ha impactado el trabajo que hacen:
“Al final de cuentas tienes que tener la sutileza tanto para decirles que es positivo y que probablemente contagiaron sin querer a sus familiares. Nos impacta en el sentido de que en cualquier instante puedes ser una fuente de contagio también” menciona la trabajadora social.
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