10 octubre, 2023
Causa de muerte: cuestionar al poder. Acoso y asesinato de periodistas en México es el nuevo libro de Alejandra Ibarra Chaoul, donde la autora abre una ventana para mirar la realidad de periodistas en México, poniendo al centro el valor de su trabajo para la comunidad en donde viven
Texto: Daniela Rea
Foto: Duilio Rodríguez / Archivo
CIUDAD DE MÉXICO.- Alejandra Ibarra Chaoul escribió el libro Causa de muerte: cuestionar al poder. Acoso y asesinato de periodistas en México (Aguilar, 2023), en el que analiza algunos crímenes contra periodistas para entender cuáles son los riesgos de este oficio, que se ha convertido en uno de los más peligrosos en el país.
El libro detalla los crímenes de periodistas que no eran conocidos a nivel nacional o que no pertenecían a grandes medios, incluso que no pertenecían a medios de comunicación tradicionales sino que ejercían su oficio con sus propias herramientas y desde trincheras muy distintas. Su intención, al poner el foco en esta forma de ejercer el periodismo, es proponer una conversación pública sobre lo que se considera como periodista y el valor de su trabajo dentro de la comunidad donde vive y trabaja. Una conversación que es compleja y que no tiene una conclusión aún.
–¿Cómo fue la decisión que te llevó a enfocar la investigación de esta manera?
–Una cosa que me mueve mucho y me llama mucho la atención son estas historias de periodistas asesinados que no son tan conocidos y cuyas historias no trascienden a sus propias comunidades, más allá del encabezado de las noticias a nivel federal, no sabemos mas de ellos y me interesa conocerles sobre su trabajo.
“En 2018 decido leer los trabajos que publican estos periodistas amenazados, pensando qué era tan peligroso o tan delicado para que alguien los quisiera matar. Y encontré que es un periodismo muy cotidiano y comunitario, de resistencia, que no era como la idea idealizada Hollywood como el periodista que encontró el documento que encontró el desvío de fondos”.
–¿A quién le representan una amenaza?
–De acuerdo con los momentos en que publican y después de revisar su periodismo y entrevistas cono conocidos, entiendo que la amenaza es a personas poderosas de la comunidad donde viven, el poder político, criminal, económico y quizá como es el caso de Lourdes Maldonado (periodista de Baja California, asesinada en enero del 2022) o de Samir Flores (periodista y activista de Morelos, asesinado en febrero del 2019). Son voces de periodismo que se han convertido en líderes de sus comunidades, que la gente sigue y que alzan la voz para cuestionar ese poder autoritario, lo que amenaza también es que son personas que cuando tienen el poder creen que lo merecen y no aceptan cuestionamientos porque el trabajo periodístico que hacen los compañeros, lo leen como confrontación.
–¿Cómo se podrían prevenir esos riesgos? ¿Qué sí les podría proteger de estas amenazas?
–Esta es una de las grandes preguntas. México no es un país en guerra, ¿por qué matan tantos, entonces? Las mayores amenazas son a nivel local, incluso en 2010 hubo 10 colegas asesinados y se habla mucho del 2022 como el mas letal, pero no es algo de este sexenio, es de todos. Mucho de lo que se ha hecho es capacitar a víctimas de violencia, se dan capacitaciones, cursos, prevención. Y más bien la prevención tendría que estar no en víctimas de violencia, sino en potenciales agresores y eso tiene más que ver con cultura democrática que con el ejercicio periodístico perse. En Veracruz están diciendo que, si más de la mitad de las agresiones vienen de parte de funcionarios, se deben dar capacitaciones a funcionarios, sobre qué hacer, sobre la libertad de expresión… quizá tenga que ir por ahí, por enseñar a los funcionarios y a la sociedad del valor del periodismo local.
“Un problema con esto es que sin conocer el trabajo de periodistas, se acuse, en su muerte, “en algo estaba metido”, o vilipendiarlo o menospreciar su trabajo como periodista al decir “era abogado, taquero, taxista”. Se trata de acercar ese periodismo, esas historias y ese es el periodismo que esta en riesgo, el que denuncia un bache, el que denuncia la falta de medicina en el hospital. Hay que acercar ese contenido para que la gente haga su opinión y lo defienda”.
–¿Qué es un periodista? ¿Cómo lo defines tú después de tu investigación?
–Esa es una discusión importante y ahora se presta a mucha, con todo esto de youtubers, se presta a mucha confusión. Mi postura, personalmente me ciño a la definición más abierta de que el periodista es cualquier persona que documente de manera verificada y correcta lo que pasa en la realidad y compartiendo sus hallazgos para informar a la sociedad. Esto es importante en temas de protección y impunidad. Desde los casos de Teresa Bautista y Felícitas Martínez, de Oaxaca, que no eran periodistas, no trabajaban para un miedo tradicional y que no eran consideradas ser periodistas, y basta con hablar con gente que recuerda sus transmisiones para decir: esto es periodismo e invitar a los lectores y decir aviéntense a abrir esa percepción como el caso de Juan Antonio Salgado, su trabajo remunerado es ser policía municipal y lo que el publicaba era muy similar a lo que hacen periodistas, el todo el tiempo decía: las patrullas no tiene placas, gotean aceite, no tenemos viáticos, no tenemos chalecos. Esta documentación, que es también denuncia, tienen mucho que ver con periodismo tradicional que también está en riesgo. Desde mi percepción el tema no es una libertad de prensa, sino libertad de expresión y ese es el periodismo libre y comunitario que se atreve a exigir a lo que está en riesgo.
–¿Qué encontraste en relación al género?
–Me llamaba mucho la atención que el 91% de las personas asesinadas son hombres, es decir, son pocas mujeres asesinadas, y no, no lo hay. Revisando el trabajo y las anécdotas de quienes las conocieron la conclusión es que las periodistas asesinadas son asesinadas cuando su trabajo se considera igual de amenazante que el de las colegas hombres y en un país machista esto sucede mucho cuando una voz es importante y las voces de las mujeres no se consideran en serio, líderes. Desde el machismo no se toma tan en riesgo, pero cuando se toma en serio están en el mismo riesgo. Por ejemplo María Elena Ferral, que es muy clara, frontal, en la región de Poza Rica y en algún momento a ella le ofrecen una candidatura y se plantea tomarla, de cierta manera se convierte en una amenaza.
–¿Qué responsabilidad deben tener las empresas de medios de comunicación?
–Los periodistas con empresas grandes detrás son los menos, como Regina, Javier Valdez y Miroslava Breach. De todas las empresas periodísticas es estar conectados a nivel local y cuando hay una amenaza visibilizar su trabajo, puede ser de alguna manera una protección. Una gran parte y una de las cosas que están expuestas en el libro son las prestaciones y condiciones laborales decentes. La propia Lourdes Maldonado, en este mismo papel de tener liderazgo social, si bien hacía periodismo parecía que el homicidio es más por ser vocal de las exigencias laborales. Entender a los periodistas como tridimensionales. Creo que de parte de las empresas tener prestaciones decentes o mínimas, apoyar a los colegas ojalá sea cada vez un empleo mejor remunerado.
–¿Qué crees que es importante que se converse a nivel social, a partir del libro?
–Que este mecanismo se debata y si hay observaciones o políticas que se avance esa conversación y digamos como sí se puede prevenir y seguir entendiendo esta violencia y sobre todo que se empiece a discutir y pensar en este tema alejándonos de la explicación única del gran periodista de investigación de fuentes secretas y documentos, porque pareciera que si no era un periodista de investigación, no es tan importante el trabajo que hacían o cuenta menos esa muerte y es todo lo contrario, avanzar la discusión ayudará mucho a la prevención.
Reportera. Autora del libro “Nadie les pidió perdón”; y coautora del libro La Tropa. Por qué mata un soldado”. Dirigió el documental “No sucumbió la eternidad”. Escribe sobre el impacto social de la violencia y los cuidados. Quería ser marinera.
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