Ifigenia Martínez, pionera de las luchas de las mujeres, falleció a los 94 años de edad, cuatro días después de entregar la banda presidencial a la primera presidenta de México
Texto: Daniela Pastrana
Foto: Galo Cañas / Cuartoscuro y Duilio Rodriguez
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CIUDAD DE MÉXICO.- Ifigenia Martínez, de 94 años, pionera de las luchas de las mujeres y cofundadora del partido que abrió el camino al triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador en 2018, le entregó la banda presidencial a Claudia Sheinbaum, la científica y exlíder estudiantil que se convirtió en la primera mujer presidenta de México desde su fundación como nación independiente, hace 203 años.
Cuatro días después, Ifigenia Martínez falleció en la Ciudad de México. La presidenta Claudia Sheinbaum lo confirmó con un mensaje de despedida en la red X.
Economista, diplomática y política mexicana, Ifigenia Martínez nació el 16 de junio de 1930 en la Ciudad de México. Fue la primera mexicana que obtuvo un posgrado en Economía por la Universidad de Harvard. Ganó el Premio Nacional de Economía en 1960 y fue considerada la “Mujer del Año” en 1966. También fue la primera directora de la entonces Escuela Nacional de Economía.
El 1 de septiembre de 2024 asumió la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados. Desde ese cargo, entregó la banda presidencial a Claudia Sheinbaum, primera presidenta de México, el 1 de octubre. Fue su última gran acción
“Hoy nos encontramos aquí, en este recinto solemne de la democracia mexicana, como testigos de un momento que marca un antes y un después en nuestra historia: la toma de protesta de la doctora Claudia Sheinbaum Pardo como la primera mujer Presidenta de México.
Su llegada a la Presidencia es la culminación de una lucha que hemos atravesado generaciones enteras de mujeres, quienes con valentía desafiamos los límites de nuestros tiempos. Hoy, junto con ella, llegamos todas y abrimos paso a una nueva era.
Yo misma, que he recorrido tantas batallas por la democracia y la justicia, me siento profundamente honrada de presenciar este triunfo histórico. En 1969, formé parte de la Corriente Democrática de izquierda en México, una lucha que, junto a muchas y muchos, iniciamos con la firme convicción de que el cambio verdadero era posible.
Hoy, esas convicciones han rendido fruto. No solo tenemos una Presidenta, sino que se vislumbra un presente donde las mujeres participemos en condiciones de igualdad en la construcción de futuros posibles y deseables para nuestra patria. Ser parte de esta transmisión histórica del Poder Ejecutivo y entregar la banda presidencial a la primera presidenta es uno de los mayores honores de mi vida.
Agradezco profundamente la confianza de mis compañeras y compañeros legisladores para desempeñar este acto simbólico, que representa no solo un punto de inflexión en la historia, sino también el triunfo de nuestros valores: igualdad, justicia y democracia.
Hoy, las mujeres, junto a los hombres, estamos listas para continuar construyendo el país que soñamos. El de un México libre e igualitario. Un país donde el liderazgo femenino dejará de ser la excepción, para convertirse en norma.
Desde esta soberanía, le decimos que no está sola. Que la lucha por la justicia y por la igualdad es de todas y de todos. Y que no descansaremos hasta lograr una democracia plena, donde no haya distinción de género, clase o condición. Que nuestras diferencias no nos dividan, sino que sean la fuente de propuestas y de soluciones compartidas a los distintos retos que enfrentamos.
Hoy, más que nunca, necesitamos tender puentes entre todas las fuerzas políticas, dialogar sobre nuestras divergencias y construir, juntas y juntos, un país más justo y solidario.
Es tiempo de altura de miras. Es tiempo de construir nuevos horizontes y realidades. Es tiempo de mujeres. Sigamos dejando huella.
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