Hacer tequio y recuperar el espacio público, apuesta contra la inseguridad

13 febrero, 2019

Textos y fotos: Ximena Natera

La colonia Zapote, en la alcaldía de Tlalpan, es parte de un foco rojo de inseguridad. Allí llegó esta semana el programa “Sábado de tequio” que busca recuperar espacios públicos y los vecinos salieron a exigir más seguridad. Esta es la segunda estampa que compartimos sobre el intento de pacificar la Ciudad de México.

CIUDAD DE MÉXICO.-Los habitantes de la colonia Zapote se sienten inseguros en las calles. Un pequeño parque, que lleva el mismo nombre, es el único espacio recreativo en el área. Está en la cima de una pendiente entre dos unidades habitacionales, y su diseño imita la construcción de los edificios departamentales chaparros y rectangulares. Es un rectángulo largo y angosto que se divide en tres secciones: al fondo las canchas de fútbol, en medio un área de juegos oxidados y al inicio, cerca de la entrada, hay bancas, aparatos para hacer ejercicio y un pequeño jardín con flores.

Desde hace tiempo está semi abandonado, por eso aquí se llevó a cabo el primer “Sábado de Tequio” organizado por el gobierno de la Ciudad de México.

“Allá hasta el fondo se juntan los vagos a fumar marihuana, se sienten dueños del parque”, cuenta Felipa, una mujer mayor que continúa su queja: “ya no podemos ni traer a los nietos, cuando venimos nos quedamos acá (al inicio), nos vayan a hacer algo”, dice junto al jardín, que fue plantado por los vecinos que querían algo de color entre tanto concreto.

En la parte de en medio se reúnen los estudiantes de la secundaria que colinda con el predio del parque. Martín y Diego, de 16 y 18 años, pasan mucho tiempo ahí, después de la escuela van a jugar fut, a platicar, a acostarse en el pasto. A diferencia de las mujeres mayores, no se sienten amenazados por los jóvenes que se juntan en el parque a consumir drogas.

“Ellos se quedan allá, nos saludan y todo, pero se quedan en su onda… no hacen nada”, dice Martín.

Lo que Martín, Diego, Felipa y muchos de los vecinos tienen en común es que se sienten inseguros. No solo ahí en el parque, también en los corredores de las unidades habitacionales y a lo largo de la calle principal.

—Han matado a varios y escuchamos de secuestros— cuenta Martín. Su mamá le pide que no se quede fuera hasta tarde.

—¿Y te da miedo?

—No, pero nos movemos en grupo.

El primer tequio se hizo el 8 de diciembre de 2018 en la alcaldía de Álvaro Obregón, y de ahí todos los sábados han tenido uno en diferentes áreas de la ciudad. El parque Zapote, utilizado por vecinos de las tres colonias, es el protagonista de la primera jornada de Tequio en Tlalpan, un programa que nació ahí mismo durante la administración de Sheinbaum como jefa delegacional.

El Tequio es una práctica retomada de culturas indígenas como la náhuatl o la zapoteca, la cual consiste en dar ayuda cuando alguien lo necesita, y luego esa ayuda será devuelta cuando esa otra persona lo requiera. En esto se inspira el gobierno de la ciudad para este programa, con el cual busca sacar a las calles a los ciudadanos y funcionarios y recuperar los espacios públicos perdidos por violencia o el abandono.

La invitación se esparció por redes sociales pero sobre todo a través de la red de brigadistas que recorrieron la zona, entregando panfletos de casa en casa que anunciaban el “Sábado de tequio” en la colonia Zapote. Aunque la cita fue a las 11 de la mañana, los vecinos se acercaron al lugar desde temprano.

“Tenemos que aprovechar que las autoridades vinieron y están en las calles porque antes no había”, dice Antonio López, vecino de San Fernando. Junto con su mamá Raquel, llegó poco después de las 10:30 de la mañana, buscaban hablar con la alcaldesa Patricia Aceves para denunciar que en la secundaria técnica no. 39 hay cada vez más venta de droga a los niños.

“Más que nada, hay un problema cultural de desobediencia, ¿Cómo pedimos que la gente actúe bien si el sistema es corrupto?”, cuestionó el hombre.

Para cuando los funcionarios y la jefa de gobierno llegaron al lugar, un batallón de trabajadores de la alcaldía llevaba ya varias horas trabajando en las avenidas principales de la colonia: podando la hierba, limpiado graffitis y tomando reportes de los vecinos sobre las necesidades más apremiantes.

“Revisar que las cámaras funcionen y cortar las ramas que tapan las lámparas, el clareado de luminaria, es lo que más han dicho los vecinos, hay muchos reportes de asaltos en este callejón”, dijo Anhely Aguirre, parte del equipo de la alcaldía. Explicó que aunque la actividad principal del día sería pintar un mural en el parque, la alcaldía haría seguimiento el resto de la semana con brigadas focalizadas.

El parque también marca la frontera imaginaria entre la diminuta colonia Zapote y la Isidro Favela, seguida de la colonia Cantera Puente de Piedra. Juntas forman un triángulo de inseguridad importante en el norte de la alcaldía.

“En Cantera hay dos o tres muertos por semana, así ha estado desde octubre y a las siete de la noche ya no hay nadie en las calles”, cuenta otra vecina que pide no decir su nombre. Dice que aunque se han realizado juntas de seguridad entre habitantes, nadie quiere participar por miedo.

El cariño que le tienen los vecinos a Sheinbaum es visible y su poder de convocatoria es fuerte, Felipa de 72 años y su vecina Florencia de 89, aseguran que son seguidoras de todos los eventos de la política.

“Cada vez que viene a Tlalpan, yo voy a verla”, dice Felipa. En el mejor de los escenarios, cuenta, intenta hablar con ella y darle un abrazo, si no se puede se conforma con darle a su equipo una carta que explica la problemática que vive toda su unidad habitacional, no están reguladas las escrituras, un problema que llevan peleando casi 50 años, sin mucho éxito.

“¡Y también que arreglen el encarpetado del callejón!” interviene Florencia, “está muy abandonado y se ha hecho peligroso pasar por ahí, pero siempre nos dicen que no hay presupuesto… es mentira!” sentencia.

Aunque parece una dinámica poco probable para acercarse a la jefa de Gobierno, porque llega rodeada de gran grupo de reporteros, cuando el equipo de Sheinbaum le informa que hay “ciudadanas de la tercera edad que quieren verla”, la mujer rompe el cerco mediático y se acerca a las vecinas. Se abrazan. Felipa entrega su carta.

La palabra tequio viene del idioma Náhuatl, su raíz Tequitl significa trabajo y hace referencia a un esfuerzo colectivo con un fin de bienestar comunal. El sábado de tequio es parte de la estrategia de seguridad enfocada en el fortalecimiento de social y la creación de una relación más estrecha entre autoridades y ciudadanía.

Bernardo Félix Díaz, director de seguridad pública de la alcaldía de Tlalpan, asiste al tequio, habla con los vecinos que se le acercan a saludarlo y platicar. Cuenta que han sido dos meses intensos de trabajo: diciembre fue dedicado a hacer el diagnóstico completo de la situación en materia de seguridad de la alcaldía: “¡Abandono total!, ¡faltaba presencia en las calles!”. El funcionario asegura que en enero se dedicó a idear y diseñar los primeros programas de seguridad que divide en dos grandes ramos: los que tienen que ver con lo policiaco y los que buscan interpelar a la ciudadanía.

En lo policiaco están trabajando en la incorporación de más elementos, pues en el último sexenio la policía preventiva pasó de 25 mil a poco más de 16 mil. Tlalpan tiene actualmente mil 110 policías divididos en tres turnos, lo que significa que hay aproximadamente un policía por cada mil 785 habitantes, un número que Félix Díaz considera insuficiente. Por otro lado, está el reordenamiento de la policía preventiva en cuadrantes, un cambio de estrategia que busca reforzar el concepto de policía local.

En lo ciudadano, dice Félix, está el gran reto. “Hay muchos problemas que tienen que ver con la relación entre las personas y la autoridad, que las personas no confíen en los policías, que no hay una cultura de denuncia”

—¿El Tequio y los otros programas pueden realmente reconstruir la cultura de seguridad en una ciudad con este contexto de violencia?

—Esta es solo la primera fase, lo que buscamos en este momento es sacar a la gente a la calle, que nos conozcan y que los conozcamos, que sepan que venimos a trabajar y que tienen que trabajar con nosotros.

Para Francisco Rivas, director del Observatorio Ciudadano, existen los delitos “porque permitimos que sucedan”. Explica que la impunidad garantizada en el país fomenta la criminalidad y que se ha profundizado en la última década con el alza de la violencia y los altos niveles de marginalidad, y lo que se necesita es que las sanciones sean seguras, no terroríficas.

Este sábado, la jefa de Gobierno y sus funcionarios se quedaron hasta las dos de la tarde. Al final quedaron algunos trabajadores de la alcaldía y varios vecinos que llegaron a lo largo de la mañana para ayudar a pintar.

Baudelia García, vecina de la colonia Cantera, dio un último recorrido por el parque junto a su vecina Maricela Meneses.

—¿Le gustó cómo quedó el parque?

—Hágame la pregunta en dos meses, mantener esto así necesita voluntad política y eso lo vamos a ver con el tiempo.

Consulta la primera estampa y nuestra cobertura:

Desarmar a la ciudad, primer paso para la paz

¿Puede haber educación humanística en la 4T?

Reconciliación no será facil


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“Este trabajo forma parte del proyecto Pie de Página, realizado por la Red de Periodistas de a Pie. Conoce más del proyecto aquí: https://piedepagina.mx«.

Periodista visual especializada en temas de violaciones a derechos humanos, migración y procesos de memoria histórica en la región. Es parte del equipo de Pie de Página desde 2015 y fue editora del periódico gratuito En el Camino hasta 2016. Becaria de la International Women’s Media Foundation, Fundación Gabo y la Universidad Iberoamericana en su programa Prensa y Democracia.

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