Víctor es mi vecino y habita en el olvido. Es parte de esa sociedad que parece no existir. De acuerdo con la OMS, una de cada ocho personas en el mundo padece un trastorno mental. Muchos sufren estigma, discriminación y violaciones a los derechos humanos. Esta es parte de su historia.
Texto y Fotos: Isabel Briseño
CIUDAD DE MÉXICO.- Afuera de la cortina de un local ya cerrado, en el piso muy acomodado, está un señor alto y delgado, con ropa oscura y sombrero. Se cubre del frío con una cobija rasgada.
En sus manos, sostiene una computadora portátil con la que pareciera estar revisando los últimos detalles de su trabajo.
A lado de él, un perro grande, color miel como fiel escudero. A su otro costado, una maleta grande en la que carga su vida: libros, revistas, algunas prendas, trastes, plumas, hojas de papel; nada nuevo, todo lo rescata de la basura o se lo obsequian algunos de buen corazón.
Lo que le falta a esa escena son los muebles y los muros de una casa, pero es claro que las calles y ese espacio en la banqueta son su hogar, al menos por esa noche.
Entre sombras y en las calles habita Víctor, un señor de aproximadamente 65 años de edad.
Intrigada por conocer quién era ese señor de la computadora acostado en plena calle, me acerqué a conversar con él durante la pandemia. Cuando la mayoría de la población estaba resguardada en su casa, Víctor no tuvo casa dónde quedarse.
A mi me dan terror los perros, pero conocer el nombre del canino fue el pretexto que usé para comenzar a entablar plática con don Víctor.
Junto a su inseparable “Virucho”, ví al señor Victor comer, dormir, recortarse la barba, quitarse los zapatos para tomar el sol o quizá para dejar orear su calzado mojado y recorrer las calles de las colonias Roma y Doctores, entre otras actividades.
A lado de su “Virucho” sobrevivió la pandemia sin vacunas y sin ningún tipo de cuidado. Tampoco lo ví enfermarse, lavarse las manos constantemente, mucho menos usar cubrebocas.
Su perrito también fue el único testigo de las que dice, son múltiples investigaciones que realiza sobre la manipulación que los gobiernos ejercen hacia la humanidad.
En uno de sus dibujos me explicó:
«Somos controlados por satélites y los medios de comunicación son responsables de eso».
Cuando lo visitaba nos acomodábamos en alguna banca, o banqueta, y en algunas ocasiones desayunamos juntos. Pude descubrir que le gustaba el café y el cigarro, así que de vez en cuando también le llevé algunos tabacos.
Víctor es un hombre desconfiado pero muy respetuoso. No consume drogas ni alcohol. Pacífico pero respondón si alguien se le queda mirando feo. Agradecido con toda aquella persona que le obsequie comida o alguna prenda usada.
Pasa sus días sentado en una banca frente a la parroquia de Nuestra Señora del Rosario, sobre la avenida Cuauhtémoc; o sentado en el piso de la misma avenida pero de lado de la colonia Doctores. Siempre en solitario, su desconfianza no le permite hablarse ni llevarse con sus vecinos del asfalto.
La vida de personas en situación de calle como Víctor es prácticamente imperceptible. Las personas no ven a Víctor pero él sí las observa. Dice que muchos son reptilianos, zombis y que la pandemia de covid fue creada para destruir a parte de la población.
Alguna tuerca está mal ajustada en su cabeza. Lo detecté al pasar largas horas en distintos días conversando con él. Su charla y pensamientos me resultaron inquietantes e interesantes.
Él me habló del cosmonauta Yuri Gagarin, el ingeniero y físico Nikola Tesla, el científico Mijaíl Lomonósov de los años 70; pero también de la existencia de mutantes, reptilianos y zombies. Además que reniega de Carlos Slim, que dice, es su tío político.
En su realidad, él tiene varias certezas que los demás desconocemos, por ello las escribe con lo que puede en donde puede.
Habla mucho y fuerte, como si estuviera enojado o indignado por las acciones que ha descubierto. Sus facciones también son bruscas, tanto que parece un hombre hostil, pero platicando con él, descubres que no lo es. Creo que tiene mucho que decir y pocos lo quieren escuchar.
A veces en hojas bond, en cartulinas, en lonas que arranca y voltea para usarlas del lado que está en blanco, otras ocasiones en el piso o en las mismas paredes.
De puño y letra escribe en un par de hojas:
“El sol está siendo destruido con bombas nucleares, rayos láser, fotones, iones. Cada segundo el sol pierde un millón de toneladas de materia por la NASA. Son reptilianos y africanorteamericanos, asiáticos, poblanos, los que se comieron a millones de chilangos en el D.F. ¡Esta es una guerra!”, escribe a un lado de un dibujo en donde se observa el mundo, un cohete con hidrógeno, otro con iones y un sol».
Las dos hojas que están pegadas con cinta adhesiva se titulan: Secreto de Estado Norteamericano de la NASA – Top Secret.
Victor escribe:
«Proyecto Harp. Manipulación humana. Naturaleza. Astronomía. Vida y muerte. En las garras de los reptilianos autollamados iluminati. Nahuales con tecnología robada a Nikola Tesla. Todo, todo lo inventó Tesla, la tecnología que conoces y la que no conoces. Visita su página en internet. El túnel del tiempo escondido en el área 51. El proyecto Abigail Wester de la NASA, obsérvalo bien, es Marilyn Monroe, fue torturada y la hicieron mutante.
«Todo fue manipulado por nahuales, llevado a cabo por los zombies caníbales, violadores de niños, darketos, estos malditos son los que hacen de nuestra vida lo que ellos quieren. Nos hacen ricos o pobres. Nos divorcian. Manipulan las enfermedades. Trabajan para la NASA. Están dentro del proyecto Harp (es un proyecto de destrucción total de la tierra), ya destruyeron la luna, es artificial, busca en internet el video: la luna no es lo que crees, nuevos datos importantes. A Nikola Tesla le robaron todos sus inventos. En Marte sí hay vida (agua y oxígeno)”.
De Hitler, las guerras mundiales, bombas nucleares, la explosión en San Juanico, Pemex, el actual presidente Andrés Manuel López Obrador, los Zetas, entre muchos otros temas, es que pasa horas escribiendo e investigando.
“Felipe Calderon Hinojosa es un apestoso, reptiliano, caníbal”, en eso estoy de acuerdo y eso sí se lo creo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud mental es el “bienestar que una persona experimenta como resultado de su buen funcionamiento en los aspectos cognoscitivos, afectivos y conductuales, y, en última instancia el despliegue óptimo de sus potencialidades individuales para la convivencia, el trabajo y la recreación”.
Los trastornos mentales son conocidos como la alteración significativa de la regulación afectiva, emocional, la cognición, pensamiento, y la conducta, que interfiere en el funcionamiento normal de una persona y que afecta todas sus esferas de funcionamiento global cotidiano, su relación con otros, su familia, su entorno laboral y personal.
La salud mental ha sido en gran medida invisibilizada. La Organización Mundial de la Salud estima que el aumento de los trastornos como la ansiedad y depresión ha sido de más del 25% durante el primer año de la pandemia.
Lograr que la población goce de buena salud mental, además de la salud física, depende en gran parte de la implementación exitosa de acciones en materia de salud pública, para prevenir, tratar y rehabilitar.
Como parte de un sociedad, algunas acciones que podemos realizar son:
Nunca me ha gustado que las historias felices se acaben por eso las preservo con mi cámara, y las historias dolorosas las registro para buscarles una respuesta.
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