23 febrero, 2022
La “guerra contra las drogas” no se combate igual en el norte que en el sur. Por eso, es importante entender que esta guerra basada en el prohibicionismo es un sistema de opresión que opera simultáneamente con el patriarcado, el racismo, el colonialismo y el sistema económico
Por Amaya Ordorika, Monserrat Angulo y Andrés Hirsch
A casi quince años del lanzamiento de la “guerra contra el narcotráfico” del entonces Presidente Felipe Calderón Hinojosa, una conclusión inevitable es que el recrudecimiento de la implementación en México de la guerra mundial contra las drogas ha generado consecuencias devastadoras en materia de seguridad y de derechos humanos. Explicar y transformar las políticas de drogas implica aproximarse a este tema desde una inmensa diversidad de aristas que incluyen desde el derecho a la salud, a la información y al libre desarrollo de la personalidad, hasta el derecho a la vida, a no ser sometida a tortura y a la justicia, entre otros.
Para dar sentido a este mar de temas entrecruzados por las políticas de drogas, en ReverdeSer Colectivo hemos nombrado a la perspectiva desde la que trabajamos como Reducción de Riesgos y Daños de Espectro Completo desde y para el Sur Global (RRyDECSG). Ésta la entendemos como una propuesta filosófica, sociológica, teórica, política y metodológica que pone al centro los derechos humanos de las personas usuarias de sustancias psicoactivas y de las víctimas de la guerra contra las drogas.
Esta filosofía es una rama de la perspectiva de reducción de riesgos y daños tradicional, la cual encuentra su origen en la década de los 70 en países europeos. Si bien no tiene una única definición y está en constante construcción, se puede entender como un marco de referencia que propone herramientas y estrategias para reducir las consecuencias perjudiciales del uso de sustancias psicoactivas. Dicha filosofía reconoce que el uso de plantas y sustancias psicoactivas existe y que la abstinencia no puede ser la única opción.
En un principio esta perspectiva estuvo fuertemente vinculada a acciones, programas y políticas relacionadas con el uso de sustancias por vía inyectable. Inicialmente tenía como objetivo disminuir la transmisión de enfermedades por el uso compartido de jeringas, así como las consecuencias asociadas al uso de jeringas sucias o que han perdido el filo. Sin embargo, su aplicación se ha ampliado al consumo de otras sustancias y por otras vías debido a la efectividad de sus resultados.
La postura analítica y de acción que propone esta filosofía ha sido retomada internacionalmente como una alternativa a la forma actual de aproximarnos al uso de plantas y sustancias psicoactivas. Dicha perspectiva comprende un cuadro plural y amplio de acciones que han sido adaptadas, replicadas y expandidas en distintas latitudes del mundo para abordar las particularidades de cada región.
La perspectiva de reducción de riesgos y daños tradicional se ha desarrollado principalmente en el norte global. Esto responde a la división del mundo, establecida desde el sistema de fiscalización de drogas de la ONU, que segmenta en países productores (sur global) y países consumidores (norte global) y asigna a cada uno responsabilidades diferenciadas en la lucha global por “un mundo libre de drogas”. Esta división ha impuesto y financiado políticas militarizadas altamente represivas y con terribles impactos en materia de derechos humanos en los países designados como productores.
Frente a la realidad de los países del sur global, la reducción de riesgos y daños tradicional se queda corta, puesto que no tiene la capacidad de abordar muchas de las dinámicas políticas, sociales y económicas que resultan de las políticas prohibicionistas en nuestros contextos. Es por eso que la perspectiva de espectro completo desde y para el sur global abarca los riesgos y daños asociados a las políticas de drogas que impactan a personas que se relacionan con las drogas y sus comunidades, así como a la sociedad en general.
En países como México, donde las políticas de seguridad implementadas para el combate al narcotráfico han generado profundos daños al tejido social y han minado el Estado de derecho, una perspectiva más integral es ineludible. Si bien las estrategias, herramientas, programas y servicios ideados desde la reducción de riesgos y daños tradicional son de suma importancia y son recuperados y adaptados en el marco de la perspectiva de espectro completo, existen elementos faltantes que necesitan ser construidos colectivamente.
La RRyDECSG analiza los impactos del paradigma prohibicionista desde una mirada sistémica, multidimensional y multinivel, con la intención de generar propuestas integrales que le hagan frente. En la práctica, dicha perspectiva se traduce en estrategias, programas y políticas públicas encaminadas a la reconstrucción del tejido social y a la construcción de paz. Por ejemplo, las campañas informativas, los talleres educativos, las intervenciones artístico-culturales, el análisis de sustancias, la regulación de la cannabis y el acompañamiento en la búsqueda de personas desaparecidas son algunas de ellas.
Esta perspectiva implica mirar la reducción de riesgos y daños ante lo que ha implicado la prohibición y la guerra en todas sus dimensiones. Es un diálogo visto desde adentro, no sobre y para las personas involucradas, que hemos sido categorizadas y nombradas de tan diversas maneras, varias de éstas muy despectivas, criminalizantes, estigmatizantes y revictimizantes. Es entender cómo nos relacionamos con el universo de plantas y sustancias, así como con las políticas que se implementan en la materia.
El espectro completo es una guía para la construcción de un cambio integral. Es una lógica o marco de referencia que nos permite trazar una ruta para dejar atrás la prohibición y construir sociedades en las cuales la dignidad resulte cotidiana. Esto lo hace en tres momentos: 1) la comprensión del sistema prohibicionista y sus impactos, 2) la construcción de un diagnóstico situado y la activación de procesos organizativos y 3) el diseño de propuestas alternativas que buscan la reparación del daño y la garantía de no repetición.
En el primer momento, este modelo reconoce que la guerra contra las drogas es una guerra de espectro amplio, frente a la cual necesitamos construir estrategias y análisis de espectro completo. Entiende que el prohibicionismo es un complejo sistema de opresión que opera simultáneamente con otros sistemas como lo son el patriarcado, el racismo, el colonialismo y el sistema económico. Con ello, identifica el funcionamiento de las relaciones de poder, sus niveles de actuación y los múltiples daños que ha causado. Este sistema se expresa en tratados, convenciones, leyes y políticas públicas, a la vez que tiene lugar en la narrativa pública promovida por los Estados, por lo que permea en todos los espacios de la vida social.
En un segundo momento, el espectro completo propicia el diálogo y la organización social entre pares con el propósito de cuidarnos y protegernos ante un contexto adverso. Nombra los impactos del prohibicionismo para visibilizar una diversidad de saberes y ópticas. Este ejercicio de construcción de memoria y de verdad cuestiona la narrativa hegemónica, impulsándonos a formular estrategias de movilización social para transformar de fondo este sistema. Es aquí donde lo comunitario, el trabajo en red y la movilización social tienen cabida.
Y en un tercer momento, este marco de análisis marca la pauta para diseñar modelos alternativos orientados a desmontar el prohibicionismo a nivel institucional. Este proceso es paulatino, exige acompañamiento y formación continua, así como tomar en cuenta la importancia de incluir medidas transitorias. Para esto retoma los criterios de la perspectiva de justicia social y la justicia transicional como guías fundamentales que generan condiciones mínimas para garantizar los derechos humanos a lo largo de todo el proceso.
El espectro completo es una apuesta política que busca un cambio profundo y reconoce los múltiples impactos del prohibicionismo. Es una mirada que nos invita a imaginar otros mundos posibles y otros esquemas relacionales; cuestionando no sólo nuestro vínculo con las drogas, sino con todo lo que está alrededor y nos atraviesa. Nuestra lucha no es solo una, sino que se encuentra con otras y es necesario entretejerlas.
“Ante una guerra de espectro amplio, reducción de riesgos y daños de espectro completo”
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