Diane Luckey, mejor conocida como Q y vocalista de Q Lazzarus, es el ejemplo perfecto de una artista que no corrió con suerte. “La industria musical del rock en los Estados Unidos no estaba lista para una cantante negra de rock & roll… no importa cuánta buena música yo hiciera. Ellos no la escuchaban”
Por Évolet Aceves / X: @EvoletAceves
Creo que todos tenemos memorias atadas en mayor o menor medida a esta canción, “Goodbye Horses”, aunque quizás el nombre de Q Lazzarus no nos resuene a primera instancia y tal vez ni siquiera el nombre de la canción, al menos no hasta que escuchamos de qué canción se trata, y la razón por la cual estos nombres son aparentemente desconocidos tiene un por qué obscuro, develado a través de la película Goodbye Horses: The Many Lives of Q Lazzarus (Goodbye Horses: Las muchas vidas de Q Lazzarus), dirigida por la escritora y cineasta Eva Aridjis.
Diane Luckey, mejor conocida como Q y vocalista de la banda musical Q Lazzarus, es el ejemplo perfecto de una artista que no corrió con suerte. “La industria musical del rock en los Estados Unidos no estaba lista para una cantante negra de rock & roll”, le comenta a Eva Aridjis, “…no importa cuánta buena música yo hiciera. Ellos no la escuchaban”.
Entre la gente que gustamos de la sordidez y del terror, llegamos a asociar la emblemática “Goodbye Horses” con The Silence of the Lambs (El silencio de los inocentes), por la escena donde aparece el personaje Buffalo Bill interpretado por Ted Levine, maquillándose, bailando y cantando dicha canción semidesnudo frente a su cámara de video, mientras tiene secuestrada a una joven en un pozo de su casa.
Esa fue una de las varias películas donde se utilizaría la misma canción dentro de la banda sonora, una voz grave y andrógina —al escucharla yo daba por hecho que era un vocalista—, una canción que, de catalogar dentro de algún género musical yo catalogaría como rock o pop-rock.
Éste es sin duda el documental del año. Tuve la oportunidad de verlo hace poco más de un mes en el cine Angelika East Village, en Manhattan, en una sala llena de gente de todas las edades, sin asiento vacío alguno, previo a la charla que Eva Aridjis mantendría junto a dos de los amigos cercanos a Diane Luckey, justamente en el barrio donde vivió y creó su música en la década de los 80.
Tras tremendo éxito de “Goodbye Horses” en la cultura popular, la gente se preguntaba qué había sido de Q, por qué Q Lazzarus no había tenido más discos, más música que ofrecer al público.
Envuelta en un aura de misterio y habiendo de por medio un turbio manejo de derechos autorales, por lo cual ella jamás recibió dinero a cambio, nadie sabía del paradero de la vocalista, era como si la tierra se la hubiera tragado, pese a que la canción en realidad nunca ha pasado de moda.
Q había decidido probar suerte en Londres, donde ofrecía conciertos, pero al final terminó regresando a Estados Unidos, donde el abuso de sustancias y la falta de recursos la orillaron a la prostitución. Tiempo después logró reestablecerse, formó una familia, tuvo un hijo, volvió a incorporarse a la vida citadina de forma sana.
Eva Aridjis en un viaje de taxi en Nueva York, ciudad en donde vive, descubrió mediante preguntas habilidosas y una mirada atenta que la conductora del taxi era la legendaria Q. Así fue como comenzó una amistad que duraría años y que impulsarían a Q, ya a edad avanzada, a planear su regreso a los escenarios.
La pandemia se atravesó y los tiempos para el esperado concierto se postergaron. La salud de Q eventualmente fue en detrimento, y su regreso finalmente no pudo consolidarse, Q murió. A Diane Luckey no se le hizo justicia en la industria musical, pero sí a través de este documental, que es en parte un homenaje a su carrera, a su trayectoria, a su incansable trabajo como artista, pues, no lo he dicho hasta ahora, pero Q no dejó de crear música.
La de Q es una historia invaluable, con muchos matices que la llevaron a sitios de profundo regocijo, algunas veces obligada a recorrer caminos riesgosos, otros más bien decepcionantes para ella, pero dejó un legado imborrable en la historia de la música. Si con tanto esfuerzo y pocas oportunidades Q creó “Goodbye Horses”, quienes vemos la película nos preguntamos, ¿qué más hubiera podido lograr Q, si la industria musical no hubiera sido tan rígida, si se le hubieran abierto más puertas en su momento?
Una gran película, con excelentes tomas y un arduo trabajo de investigación, pues cuenta con entrevistas a cineastas, amigos, familiares de Diane Luckey, y una recuperación de archivos audiovisuales perfectamente ensamblados. Un documental que merece toda la atención. Estará todavía en cinetecas y algunos cines de la República Mexicana.
X: @EvoletAceves
Instagram: @evoletaceves
Évolet Aceves escribe poesía, cuento, novela, ensayo, crónica y entrevistas a personajes del mundo cultural. Además de escritora, es psicóloga, periodista cultural y fotógrafa. Estudió en México y Polonia. Autora de Tapizado corazón de orquídeas negras (Tusquets, 2023), forma parte de la antología Monstrua (UNAM, 2022). Desde 2022 escribe su columna Jardín de Espejos en Pie de Página. Ha colaborado en revistas, semanarios y suplementos culturales, como: Pie de Página, Nexos, Replicante, La Lengua de Sor Juana, Praxis, El Cultural (La Razón), Este País, entre otros. Fue galardonada en el Certamen de ensayo Jesús Reyes Heroles (Universidad Veracruzana y Revista Praxis, 2021). Ha realizado dos exposiciones fotográficas individuales. Trabajó en Capgemini, Amazon y Microsoft. Actualmente estudia un posgrado en la Universidad de Nuevo México (Albuquerque, Estados Unidos), donde radica. Esteta y transfeminista.
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