15 diciembre, 2023
El pasado 12 de diciembre, Ricardo Iker N. recibió una condena de 60 años de prisión por el feminicidio de Ingrid Aremis Guevara Aguirre, quien tenía 20 años cuando fue asesinada, el 12 de mayo de 2019, en Puebla
Texto: Lydiette Carrión
Foto: Especial
CIUDAD DE MÉXICO.- Tras más de 4 años y medio de exigencia de justicia, la familia de Ingrid Aremis Guevara Aguirre por fin obtuvo una sentencia condenatoria en contra de Ricardo Iker. Para Ingrid Aguirre, madre de Ingrid Aremis “le estamos arrebatando una victoria a la impunidad”.
“Para nosotros resulta fundamental este tipo de sentencias […] La vida de nuestra hija no va a regresar, no va a volver, pero esta sentencia marca, porque permite a otras víctimas no perder esperanza”.
Reitera, cada sentencia abre el camino para que otros casos tampoco queden impunes. Lo sabe de primera mano. Así le pasó a ella misma. “Para nosotros fue fundamental dar seguimiento a otros casos y ver que se emiten sentencias así nos daba esperanza”.
Ingrid Aremis Guevara Aguirre, de 20 años, era originaria de Xalapa, Veracruz. Emigró a Puebla capital a estudiar psicología. El 12 de mayo de 2019, fue asesinada por su expareja, Ricardo Iker. Un mes antes y medio antes del feminicidio, Ingrid había denunciado a Iker por violencia de género. Sin embargo, las autoridades le propusieron un acuerdo de “mutuo respeto”.
“A nuestra hija Ingrid, a pesar de haber denunciado, el Estado le falló”, explica su madre. “Se le dio el hecho de firmar un acuerdo de mutuo respeto, un acuerdo en el que hay un mediador. Son medios alternos de resolución de conflictos a los que no se debe permitir que no se llegue a la víctimas”, enfatiza.
En efecto, cuando se trata de violencia de género no debe haber un acuerdo entre partes, ya que por su misma naturaleza, estos acuerdos dejan en indefensión a las mujeres.
“Este acuerdo no fue respetado porque el agresor la volvió a atacar y no solo la agredió sino la privó de la vida”, resume Ingrid Aguirre.
–¿Por qué fue tan importante seguir otros casos?
–Cuando ocurre el feminicidio de Ingrid nosotros no sabíamos qué hacer ni a dónde seguir. Ninguna familia estamos preparados para esto… Pero lo que me dio luz en este trayecto fue conocer los casos de otras madres, en esta búsqueda de información de ruta, y empecé a investigar.
“Además debo decir que Ingrid estaba interesada en el tema de los feminicidios, estaba interesada en escribir su tesis [de licenciatura] al respecto. [Ella investigaba sobre] el mapa interactivo de Maria Salguero. Estábamos revisando un marco teórico sobre el ciclo de la violencia».
“¿Cómo fui acercándome a otros casos? A través de la red de personas y de madres que nos apoyaron. Además leyendo notas sobre mi hija, el algoritmo me arrojaba información sobre otros casos. Así supe que incluso el día que estábamos en el semefo esperando a que nos entregaran el cuerpo de mi hija, ese día estaban dando una conferencia de prensa sobre un caso también en Puebla, también de otra joven veracruzana, y de que habían dado 50 años de prisión. Tania Verónica Luna, quien fue privada de la vida años antes”.
Otro caso que fue importante para Ingrid Aguirre fue el de Mariana Lima, cuya madre, la señora Irinea Buendía, llevó hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación. “Fue uno de los más emblemáticos para mí. Vi toda su lucha, vi todo el recorrido y todo a lo que se tuvo que enfrentar”.
También, para entender las intenciones que pueden tener los agresores de seguir haciendo daño, sobre todo a la memoria de las víctimas, fue el de Lesvy Berlín Rivera Osorio. “Así fue como me fui acercando a las asociaciones, a las colectivas. Nosotros hemos recibido acompañamiento, por ejemplo, del Observatorio Nacional Ciudadano contra el Feminicidio, recientemente estuvimos en la marcha, también del colectivo de Madres que luchan a propósito de visibilizar estas violencias. Del Instituto de Derechos Humanos de Ignacio Ellacuría [en Cholula, Puebla, donde se cometió el feminicidio]. ‘Yo podría ser tu hija’ fue una de las colectivas digitales que desde el día uno dieron seguimiento y cuidaron mucho la perspectiva de género.
Se trató de un proceso largo. Tardó 4 años y 6 meses. Se convocaron 20 audiencias, de las cuales se realizaron 18. El juicio inició el 22 de agosto y terminó el pasado 12 de diciembre con la individualización de sanciones, cuando Iker recibió la sentencia de 60 años de prisión.
La lectura de la sentencia será el próximo 5 de enero, “y a partir de ese momento inicia el proceso de interposición de recursos, para quien corresponda. Ya sea de parte de nosotros como víctimas secundarias o en su caso del imputado, hoy sentenciado. Evidentemente no tendría certeza pero creemos que van a recurrir a la apelación”.
“Hay que esperar a que fluya lo siguiente. Lo que sí es que en su momento en cuanto sea pública la sentencia será socializada.”
Lydiette Carrión Soy periodista. Si no lo fuera,me gustaría recorrer bosques reales e imaginarios. Me interesan las historias que cambian a quien las vive y a quien las lee. Autora de “La fosa de agua” (debate 2018).
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