En una victoria histórica, el frente de izquierdas en Francia remontó los resultados electorales en ese país y derrotó a la ultraderecha. Ahora, la izquierda puede llegar a ocupar el cargo de primer ministro y ser gobierno, aunque la última palabra será de Emmanuel Macron
Texto: Iván Cadin
Foto: Redes sociales Jean-Luc Mélenchon
FRANCIA. – Contra todo pronóstico, el frente de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP) ha ganado en Francia las elecciones legislativas anticipadas, tras la disolución de la Asamblea Nacional ejecutada por el presidente francés Emmanuel Macron el pasado 9 de junio, mandando a un tercer sitio al partido de extrema derecha Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés), que en prácticamente todas las encuestas se venía perfilando como la organización política que más diputados ganaría.
De igual forma, el bloque macronista, agrupado bajo el nombre de Juntos (Ensemble, en francés), se posicionó en segundo sitio cuando todos los sondeos lo mandaban a la tercera posición.
Sin embargo, ninguna fuerza política logró obtener los 289 escaños necesarios para definir la mayoría absoluta que otorga capacidad sólida de ejecución en el parlamento y, en consecuencia, en el ejercicio de gobierno.
A decir de los resultados oficiales, el Nuevo Frente Popular obtuvo 182 diputados. En la anterior legislatura, la de 2022, el antecedente del Frente, la Nueva Unión Popular Ecológica y Social (NUPES) logró 151 representantes. Tras la campaña y ante el nuevo escenario que lo tiene a la cabeza de la Asamblea francesa, el NFP deberá sortear su prueba de fuego como frente parlamentario unido, y no sucumbir como pasó con la NUPES.
Por su parte, la fuerza electoral del presidente queda en segundo sitio con 168 escaños. Si bien la jugada presidencial pretendía que, con una izquierda presentándose desunida en las elecciones, Ensemble saliera de la segunda vuelta como primera opción ante el partido de Le Pen, la unión del NFP le arruinó esa proyección, mandándolo al segundo sitio, muy alejado de los 250 diputados que obtuvo previamente y más lejos aún de la robusta mayoría presidencial que Macron logró en 2017, con 361 diputados, cuando se le vendía como “el fenómeno político de Francia”.
En tercer lugar está Agrupación Nacional y aliados (cierto sector del partido de la derecha tradicional Los Republicanos), quienes obtuvieron 143 puestos, una cifra mayor a comparación de los 89 de su anterior bancada.
Jean Luc-Mélenchon, dirigente político de La Francia Insumisa (LFI), principal partido de izquierda del frente ganador, ha llamado a Macron a nombrar un primer ministro proveniente de ese campo. “El presidente tiene el deber de llamar al NFP a gobernar, quien está dispuesto. La palabra dada se cumplirá, el NFP aplicará su programa”. Hay que indicar que hasta el momento, el NFP no ha dicho quién sería su opción para ocupar este cargo.
Leer más
Macron, por su parte, publicó un comunicado desde la oficina del Eliseo donde pide «cautela» en los resultados, señalando que espera que la nueva Asamblea Nacional «se estructure» antes de hablar de un nuevo primer ministro. No comunicó nada más. Por su parte, el actual primer ministro, Gabriel Attal anunció que presentaría su renuncia a primera hora del lunes al presidente.
“Aunque la alianza (oficial) ganó tres veces el número de asientos que se había pronosticado, no tenemos mayoría, así que mañana en la mañana entregaré mi renuncia al presidente”, dijo Attal, aunque añadió que ante la llegada próxima de los Juegos Olímpicos a celebrarse en la capital francesa, “si el deber lo exige”, seguirá en el acrgo de manera provisional.
Los favoritos que resultaron en tercer sitio, RN, en palabras de su presidente, Jordan Bardella, a quien se pronosticaba con franca posibilidad de llegar a ser primer ministro, ha dicho que Macron dejó al país “en los brazos de la extrema izquierda de (Jean-Luc) Mélenchon”, que los “arreglos electorales” de su gobierno “con la extrema izquierda han privado a los franceses del enderezamiento político que los franceses habían escogido” en la primera vuelta (entonces RN llegó en primer sitio).
Por su parte, Marine Le Pen, máxima líder de RN, tras conocer los resultados consideró que la victoria de la Agrupación Nacional «sólo se aplazó», y que con la nueva relación de fuerzas la asamblea será «ingobernable”, asamblea en la que, apuntó, su organización será la primera fuerza en términos de partidos (sin alianzas).
En la primera vuelta Agrupación Nacional parecía que podría obtener mayoría absoluta o, al menos, la primera mayoría relativa, pues había ganado 297 circunscripciones de las 577 que había en juego. Pero los desistimientos cambiaron todo el panorama. Estos desistimientos se dieron en más de 221 distritos. ¿Qué son los desistimientos?
En Francia pasan a segunda vuelta los candidatos legislativos que hayan logrado más del 12.5% de los votos, lo que genera que la segunda vuelta se pueda disputar entre tres o cuatro contendientes y no sólo dos. Cuando un candidato de extrema derecha llega a segunda vuelta se activa el llamado “cordón republicano” (barrage républicain, en francés), que es precisamente el desistimiento: bajar a los candidatos que hayan quedado en tercer o cuarto sitio para centrar todas las fuerzas en el más cercano competidor de RN, esté en primer o segundo sitio.
Es un acuerdo tácito, no firmado, entre las fuerzas políticas “republicanas” francesas y se activa desde la década de los ochenta del siglo pasado, cuando el Frente Nacional (el origen del actual Agrupación Nacional) comenzó a ascender en la vida política francesa. Este cordón hizo ganar, por ejemplo, a Jacques Chirac ante Jean-Marie Le Pen en las presidenciales de 2002 y a Macron ante la hija de aquel, Marine Le Pen, en las presidenciales de 2017 y 2022. Este trato se hizo valer nuevamente ahora, y tanto el NFP como la coalición de Macron e incluso algunos perfiles de la derecha tradicional de Los Republicanos, bajaron a sus candidatos rezagados para el segundo encuentro electoral.
En primera vuelta 76 candidatos ganaron, al rebasar el 50% de la intención de voto, sin necesidad de presentarse a segunda vuelta, ronda en la que se disputaron las restantes 501 diputaciones. De ellas 409 terminaron en duelos (donde se dieron los desistimientos), 90 triangulares y 2 cuadrangulares.
Pero el cordón republicano se ha ido debilitando con el paso de los años, un tanto porque la gente decide votar sí o sí por la extrema derecha, porque otras fuerzas deciden no ceder el paso al cordón o sencillamente porque, como en el actual contexto, muchos franceses no ven una gran diferencia entre la política de Macron y la política de Marine Le Pen. Sin embargo, en esta ocasión, se volvió a activar y lograron bajar del primero al tercer sitio a la extrema derecha.
Si bien estas elecciones a destiempo han reordenado la correlación de fuerzas en el Parlamento e incidirán en la personalidad que deberá tener el o la próxima primer(a) ministro(a), ninguna fuerza ha obtenido, mínimo, 289 diputados, lo que le permitiría determinar la dirección política del gobierno y la esencia de las leyes que se aprueben. Es decir, la mayoría necesaria para tramitar, agilizar y legitimar el ejercicio de gobierno.
Ante la ausencia evidente de estas mayorías se puede hacer uso de las alianzas entre grupos distintos, pero dada la polarización política que se vive en Francia, el fuerte descrédito que tienen las gestiones de Macron así como su figura, y el rechazo (relativo) que provoca la sola idea de aliarse con el partido de Le Pen, la alianza entre estos bloques se antoja casi imposible.
Los resultados legislativos son un diagnóstico de la vida política francesa: la extrema derecha, a pesar de su fuerte derrota, va ocupando espacios con más holgura; continua el panorama de impasse de gobierno, donde ninguna fuerza puede maniobrar un programa determinado ante falta de mayoría; queda a deber la decisión de haber disuelto la asamblea, que tuvo como fin, precisamente, ubicar nuevamente una mayoría de mando, y se abre la prueba de fuego en torno a la unidad del Nuevo Frente Popular.
Leer más
La mayoría absoluta parlamentaria definía, en consecuencia, el cargo de primer ministro. La fuerza que logra 289 puestos entra casi por default al Palacio de Matignon, sede del primer ministro, quien ejecuta la gobernanza real del país.
Si bien NFP y el bloque macronista quedaron con los dos grandes bloques de diputados, tendrían que hacer alianzas entre sí para hacer pasar leyes del gobierno de Macron. O bien, el NFP tendría que aliarse con otras fuerzas para lograr eficaces mociones de censura (medida de la que dispone el parlamento para desechar acciones de gobierno). Ambos escenarios requieren mayoría absoluta.
Ante el nuevo escenario y ante la renuncia presentada por Attal, Macron puede ahora escoger a quien guste, y lo puede hacer en cuestión de días o hasta semanas. Siendo NFP el grupo mayoritario en la Asamblea, puede llamar a alguien de ese grupo, un frente donde no han escogido, por cierto, a quien sería su representante para tal cargo por la lucha de fuerzas, posturas y visiones que existen al interior de la alianza.
Que Macron ratifique a Gabriel Attal significaría un desgaste y un giro estrambótico pues se disolvió la asamblea para llegar al mismo punto, amén de que el funcionario ya fijó una postura al respecto. O bien, Macron podría nominar a un externo, entiéndase a un personaje ajeno a la partidocracia como un tecnócrata, un juez, un sindicalista o un ciudadano. Pero quien sea, deberá ser validado por la nueva asamblea, o bien, rechazado por ella misma, parlamento que deberá entrar en su nuevo periodo de sesiones el segundo jueves después de su elección, como lo marca la constitución francesa, es decir, el 18 de julio.
La Asamblea puede destituir al primer ministro si cuenta con una moción de censura que logre 289 votos. Que NFP y RN se unan para ello es inimaginable. En la Quinta República francesa sólo un gobierno ha caído por solicitud parlamentaria, el del primer ministro Georges Pompidou, en 1962, durante la presidencia de Charles de Gaulle.
Tras la primera vuelta que mandó a la fuerza del presidente a tercer sitio se comenzó a barajear en diversas entrevistas y por diversos actores que para asegurar una gobernabilidad en el país y ante una crisis política en el supuesto de que llegara RN como primera mayoría, había que pensar en crear un “gran arco republicano” parlamentario, una “asamblea plural” que diera cauce a un gobierno de unión republicana que considerara a gaullistas (derecha tradicional) de LR con socialdemócratas del Partido Socialista (PS), verdes, comunistas, y también a los macronistas y aliados. Con el bloque de Macron ahora en segundo sitio, la idea de la alianza entre oficialistas y NFP se sigue comentando, dado que el presidente continúa atado de manos.
Pero el presidente Macron durante la campaña relámpago de estas legislativas, llamó al NFP una alianza “contra natura”, “inmigracionista”y “antisemita”, que promovía “cosas completamente grotescas como cambiar de sexo en la alcaldía”, utilizando términos muy manoseados por la extrema derecha, a la par que deploraba el programa económico del NFP (que pretende, entre otras cosas, reinstalar el impuesto a las fortunas que quitó Macron apenas entró a la presidencia), calificándolo como “cuatro veces peor” que el de RN. Decía todo esto al momento que, en otros mítines, reivindicaba valores republicanos para criticar a la extrema derecha.
Voces del gabinete o del campo presidencial han dicho innumerables veces que jamás se aliarían con La Francia Insumisa, el principal partido del Nuevo Frente Popular, a quien consideran “extrema izquierda” (aunque el Consejo de Estado haya dicho que son un grupo de izquierda) y le han colgado epítetos como islamoizquierdistas, antisemitas, e incluso algunas personas lo califican como un partido “fuera de los valores de la república”, esto con el fin de asimilarlos con Agrupación Nacional.
Algunas voces del NFP han dado cierto guiño a la posibilidad de la gran alianza republicana, de la misma manera que lo hizo el primer ministro Gabriel Attal tras la primera vuelta, al decir que la realidad era otra y había que trabajar con otras fuerzas políticas. ¿Pero bajo qué programa trabajarían? ¿No es una manera de construirle, a falta de votos, una mayoría artificiosa a Macron?
Otras voces del NFP, por el contrario, están en contra de esta idea, sobre todo gente de Francia Insumisa. Éric Coquerel, diputado nuevamente reelecto en primera vuelta, señaló, en entrevista con medios franceses, que “los franceses no la entenderían (la alianza)”, pues “estamos mezclando carpa y conejo; es decir, personas que durante siete años (el tiempo que Macron lleva en el poder) se han enfrentado».
Y agregó:
«Nuestro proyecto es totalmente diferente de lo que ha hecho el señor Macron (…) Nuestro proyecto deroga la reforma de pensiones, le da la espalda a las donaciones fiscales que se han hecho a los más ricos, y hace todo lo posible por los servicios públicos. No podemos dejar pensar que nos vamos a aliar (con ellos) para gobernar el país. No existen más las alianzas sólo contra algo negativo para hacerle bloque.
«La prueba es lo que acabamos de vivir estos dos años, pues les recuerdo que eso fue lo que dijo el señor Macron: nos invitó a votar por él. ¿Resultado? Casi logra cumplir el programa de Agrupación Nacional, y además les abrió camino. Entonces, la mejor manera de pelear contra AN es abrir la esperanza en este país y somos (LFI) los únicos para hacerlo.”
Al anunciar elecciones legislativas anticipadas, Macron rompió con el paralelismo de los últimos años que tenían éstas con la elección presidencial (se realizaba la presidencial y pocos meses después se realizaban las legislativas). Al efectuarlas este 2024 y con la próxima elección presidencial en 2027, la representación parlamentaria resultante la tendrá por dos años quien resulta en 2027 presidente… o presidenta.
NFP será el grupo con más votación en la Asamblea, y tiene fuertes posibilidades de que se haga de la presidencia del recinto, a excepción de que RN y Ensemble se alíen para escoger a otra persona, cosa que es de dudar. Igualmente, el NFP se puede llevar la administración y finanzas de la Asamblea, así como cargos relevantes de las comisiones permanentes.
Si se llega a otro nuevo lapso de estancamiento, Macron puede disolver otra vez la Asamblea buscando definir una nueva mayoría más robusta, pero sólo puede hacerlo un año después de comenzada la reciente legislatura votada. Un desgaste tremendo.
Jean Luc-Mélenchon ha dicho que si se entra a este callejón, Macron debe renunciar. «Si no hay mayoría, la solución para salir del estancamiento es que él (Macron) se vaya. Esto es normal, es él el responsable del caos». Una idea que Macron, lo ha dicho abiertamente, no ve como opción ante ningún escenario.
A ojos de no pocos analistas, lo que estamos presenciando en directo no es más que la crisis de régimen de la Quinta República francesa. ¿Qué pasará después? ¿Cómo se desarrollará esta nueva legislatura? ¿Cómo terminará el quinquenio de Macron en 2027? Es una historia que continúa escribiéndose.
Leer también
Portal periodístico independiente, conformado por una red de periodistas nacionales e internacionales expertos en temas sociales y de derechos humanos.
Ayúdanos a sostener un periodismo ético y responsable, que sirva para construir mejores sociedades. Patrocina una historia y forma parte de nuestra comunidad.
Dona