La posibilidad de que el Infonavit vuelva a construir vivienda y rentar vivienda o bien la construcción de 1 millón de viviendas en los próximos seis años implica necesariamente fortalecer el estado, dotarlo de herramientas, es decir marcos normativos que apalanquen sus acciones
Por Rogelio López*
En febrero del presente año el presidente Andrés Manuel López Obrador presentó una propuesta de reforma constitucional para el Infonavit. En esta se establece en primer lugar, que esta institución pueda nuevamente construir vivienda como lo hizo hasta los primeros años de la década de los noventa; y en segundo lugar, establece nuevas formas de acceso a la vivienda, a través de la renta de vivienda de propiedad estatal que, luego de 10 años, pueda ser puesta a la venta.
Por su parte Claudia Sheinbaum Pardo, presidenta electa, propuso la construcción de 1 millón de viviendas durante su sexenio. Es importante establecer que estas propuestas se empatan con el modelo de desarrollo económico que ha impulsado la 4ta transformación y que en el gobierno de Sheinbaum tendrá continuidad con su “segundo piso”.
Estos proyectos además de representar un importante reto necesitan una exhaustiva discusión. Bajo este pretexto surgió el foro “Vivienda justa y prosperidad compartida”, organizado por el Infonavit y Urban Front en colaboración con el medio español El País. El objetivo fue “generar un espacio de reflexión sobre el futuro de la vivienda en México con el fin de proponer nuevas alternativas que contribuyan a lograr esquemas que promuevan la vivienda justa”. El evento incluyó conferencias magistrales y paneles de reflexión moderados por especialistas del diario español, en los que participaron funcionarios, ex funcionarios, miembros de organizaciones no gubernamentales -ONGs-, académicos, empresarios y miembros de organizaciones sociales.
El evento contó con la participación de funcionarios actuales y de la próxima administración Romás Meyer (actual secretario de Sedatu) y Edna Vega Rangel (Subsecretaría de Ordenamiento Territorial y Agrario y próxima titular de la Sedatu), quienes dieron un panorama de lo que se ha hecho en la actual administración en materia de desarrollo urbano y vivienda, no sin antes establecer la herencia de que partieron y a la que se enfrentaron: un modelo urbano que además de generar importantes problemas socioambientales trajo consigo millones de viviendas abandonadas, abonó factores para la inseguridad, despojó a trabajadores de sus derecho a la vivienda.
La actual subsecretaría enfatizó el cambio de paradigma en la política habitacional que se inició en la administración de López Obrador. En este cambio se reconocen formas de producción de vivienda que habían sido marginadas durante el periodo neoliberal como la producción social. Asimismo, reconoció la importancia que tiene en este nuevo modelo la participación de la gente, otro de los aspectos que contrastan con la política neoliberal. Y si bien reconoce que durante su gestión se han desarrollado 1.6 millones de acciones de autoproducción (esto es donde las familias toman las decisiones más importantes sobre el procesos productivo) y en total 3.4 millones de acciones de vivienda, privilegiando la atención al rezago habitacional por encima de la construcción de vivienda nueva como sucedió en los sexenios pasados, aún hay mucho por hacer y si a esto agregamos el proyecto de continuidad de la 4ta transformación el reto es mayor.
La futura secretaria es explícita en señalar las características del modelo de desarrollo impulsado por la 4ta transformación. Se buscará consolidar distintas regiones del país atravesadas por corredores del bienestar donde se instalarán parques industriales o se desarrollan grandes proyectos estratégicos como el Tren Maya, el Tren Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, la construcción de la Refinería de Dos Bocas) así como la nueva Estrategia Nacional de Relocalización proyectos y parques industriales para aprovechar el nearshoring: la posibilidad del establecimiento de cadenas productivas en distintas regiones del país que responden a la estrategia de los Estados Unidos de repatriar a su área de influencia geopolítica algunos de los momentos del proceso productivo que actualmente están en China como forma de mellar el desarrollo del gigante asiático, al mismo tiempo que se benefician de la cercanía del mercado y de la mano de obra mexicana (y migrante).
Ahora sí con la mesa puesta, inician las conferencias y los paneles de reflexión sobre el tema que los convoca la vivienda, el aperitivo, que en realidad parece un plato fuerte es la conferencia magistral del geógrafo marxista David Harvey.
Tal como lo haría un showman o un rockstar, David Harvey dice unas palabras que encienden al público:
“Es una gran felicidad estar aquí con ustedes en México, mientras todo el resto del mundo se está yendo a la mierda, así que estar aquí con ustedes es genial”,
Una vez dicho empieza a hablar de la crisis de la vivienda en el mundo, instantes después –como buen maestro de la crítica de la economía política– parece que se desvía del tema y empieza a hacer un análisis de cómo funciona el capitalismo, el papel de los trabajadores, la interconexión del sistema capitalista, -Utiliza de ejemplo, la crisis mundial del 2008 y el papel que jugó China para que el sistema no colapsará a través de un ambicioso proyecto de construcción de ciudades e infraestructuras. Con ello, China consumió parte del excedente de materias primas existente en el mundo. En su exposición se refleja la vigencia del pensamiento marxista como herramienta de análisis para entender -y transformar– la sociedad actual y evidenciar las contradicciones que genera el capitalismo. Cierra su charla destacando el peligro que representa la turistificación de las ciudades y los fondos de inversión por su impacto en el precio de las viviendas y en los procesos de despojo.
Esta primera exposición se complementa con la conferencia de Miguel Robles Durán, profesor y director del posgrado en Ecologías Urbanas en The New School NY, quien en este caso pone el foco de la discusión en la vivienda en el primer mundo, ejemplifica con cifras el aumento que han experimentado desde 2010 los precios de las viviendas en las economías avanzadas al incrementarse en promedio entre el 27 y el 39 % (en México el incremento es del 12 % en el mismo periodo) en contraste el crecimiento de los salarios es de 1.8% (con excepción de México donde estos han aumentado).
Otro dato interesante que nos sirve para dimensionar el problema del acceso a la vivienda es que en las principales ciudades del mundo más del 40% de los inquilinos gastan más de ⅓ de sus ingresos en vivienda, además existen cerca de 150 millones de personas en el mundo que no cuentan con vivienda y en contraste hay aproximadamente 250 millones de viviendas en el mundo que se mantienen vacías como inversiones especulativas.
Estos datos también nos dan algunas ideas para entender el fenómeno de los nómadas digitales, personas que se trasladan de países con economías avanzadas para vivir y trabajar de forma virtual en ciudades de países con economías menos desarrolladas pero con un nivel de vida aceptable, por lo que resulta más económico para estas personas que sus ciudades de origen. Sin embargo, este proceso encarece la vida y el precio de las viviendas a donde llegan. Por ejemplo, en ciudades como Nueva York, París, Toronto o la misma Ciudad de México solamente entre un 10 y 20 % de la población pueden adquirir una vivienda de dos recámaras.
Al igual que David Harvey, Miguel Robles muestra en su análisis la interconexión entre los distintos procesos en un capitalismo global. Por ejemplo, los fondos de inversión que tienen su sede en las principales economías del mundo o en paraísos fiscales, son dueños de miles de edificios de vivienda alrededor del mundo que mantienen como activo financiero (ejemplo de ello es BlackRock).
Teniendo claro el contexto que atañe a los retos que enfrenta el próximo gobierno en materia de vivienda (desarrollo urbano y territorial), así como la problemática que existe en torno a la vivienda en el mundo, ahora sí comienzan a servirse los platos que complementan la comida, es decir las propuestas, alternativas, análisis, sugerencias y críticas que hacen los invitados. En el siguiente apartado me avoco a presentar las ideas y reflexiones que a mi consideración fueron las más interesantes para que sean tomadas en cuenta.
La posibilidad de que el Infonavit vuelva a construir vivienda y rentar vivienda o bien la construcción de 1 millón de viviendas en los próximos seis años implica necesariamente fortalecer el estado, dotarlo de herramientas, “dientes” es decir marcos normativos que apalanquen sus acciones.
Unas de las características del periodo neoliberal fueron las políticas de adelgazamiento del Estado, además del traspaso del capital público a manos privadas a través de la privatización de empresas paraestatales o la entrega de concesiones.
El Estado sufrió un proceso de desregulación, reformas a los instrumentos normativos que facilitaron la implantación del nuevo orden político económico que facilitaba los procesos de apropiación y despojo de los bienes públicos en nombre de la liberación económica.
En 1989 el gobierno de Carlos Salinas de Gortari implementó el Programa de Fomento y Desregulación de Vivienda y a partir de este momento el capital privado se queda, prácticamente, a cargo de la totalidad de los componentes que conforman el proceso de producción de vivienda, como el suelo, el financiamiento, la producción de infraestructura, el equipamiento, y la producción y la comercialización de la vivienda (Pírez, 2014: 490). La política de vivienda se orientó a la construcción de vivienda nueva, el INFONAVIT en el año de 1992 se reforma su ley y de ser una entidad constructora de vivienda se transforma en un facilitador de créditos. Si bien durante la administración presente se hicieron algunos cambios a la ley estos han estado orientados principalmente a los beneficiarios de los créditos: reestructuración de deudas con el cambio de salarios mínimos a pesos, nuevos esquemas crediticios (Unamos Créditos) el combate al rezago habitacional más que a la construcción de vivienda nueva a través de nuevos programas (Crediterreno y ConstruYo). Sin embargo, el proyecto planteado requiere de cambios a nivel constitucional, aspecto que parece no será un problema con el control que se tendrá de las cámaras legislativas.
En la siguiente entrega vamos a profundizar en las ideas, reflexiones y críticas que se vertieron en el foro.
*Candidato a doctor en Urbanismo por la UNAM, especializado en el tema de la vivienda en la Ciudad de México.
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