Tras dos años de letargo la FGR despertó y en pocos días anunció una serie de expedientes en algunos de los escándalos más sonados de gobiernos pasados. No se trata sólo de expedientes, sino el primer round de la pelea electoral que el presidente López Obrador inauguró hace unas semanas
@anajarnajar
“No se mandaba solo” dijo el abogado Javier Coello Trejo cuando representaba al exdirector de Petróleos Mexicanos, Emilio Lozoya Austin.
Fue parte de su estrategia de defensa, una forma de recordar viejos acuerdos. Los sobornos e irregularidades de que se acusa a su cliente no los cometió motu proprio.
Alguien le pidió hacerlo. Y esos alguien estaban obligados a echarle una mano porque en la celda de Lozoya caben varios.
Coello renunció al caso. El exdirector de Pemex aceptó la extradición desde España, donde fue detenido y no sólo eso: también acordó contar lo que sabe de los enjuagues en una parte de la red de corrupción que se tejió en el gobierno de Enrique Peña Nieto.
El de Emilio Lozoya fue el primero de una serie de casos que la Fiscalía General dela República anunció en pocos días.
Como si saliera de un letargo de casi dos años, la FGR anunció órdenes de aprehensión contra exfuncionarios vinculados a la desaparición de 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa.
Entre ellos se encuentra Tomás Zerón, el arquitecto de la llamada “verdad histórica”, y otros a quienes, no obstante tener pruebas de su eventual participación, jamás fueron investigados.
No son los únicos. En pocos días se anunció la identificación de un tercer estudiante normalista, en un sitio diferente al basurero de Cocula, donde según la Procuraduría General de la República (PGR) se incineraron los cuerpos de los estudiantes.
Luego fue arrestado el exgobernador César Duarte, prófugo desde hace varios años tras desfalcar el gobierno de Chihuahua. Y luego fue atrapado en Líbano el empresario Kamel Nacif, acusado de promover el secuestro y tortura de la periodista Lydia Cacho.
Mucha actividad en pocos días. Marcado contraste con los dos años anteriores que la FGR pasó de noche. ¿Qué pasó ahora?
La explicación oficial es los casos se anunciaron porque los expedientes para consignarlos concluyeron hasta ahora.
Puede ser. Pero las casualidades no existen en la política, menos en la mexicana. La realidad es otra: la votación intermedia de 2021.
A mediados de junio el presidente Andrés Manuel López Obrador informó de su nuevo papel, el de “guardián de las elecciones” y que no permitirá intervención de gobernadores, empresarios o medios de comunicación en la contienda.
En otras palabras, si alguien cree que puede repetir el escenario de 2006 debe pensarlo diez veces, especialmente los empresarios que patrocinan movimientos como el FRENAA.
No sólo porque el gobierno está en manos de quien hace 14 años acusaron de ser “un peligro para México”, o porque el personaje ha tenido tiempo suficiente para conocerlos.
Hay más. Algunos de los casos que anunció la FGR no son sólo expedientes judiciales, sino una jugosa fuente de información sobre algunos personajes que, en los últimos dos años, han sido especialmente activos en maniobras para crear la sensación de ingobernabilidad en el país.
Y por si fuera poco, en el reciente viaje presidencial a Washington, el Departamento de Estado entregó a la delegación mexicana un paquete con información detallada sobre el caso Rápido y furioso.
Fue la operación autorizada por Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa, para que desde Estados Unidos se enviaran miles de armas a carteles de narcotráfico.
La idea era rastrear los arsenales para ubicar a los compradores. La operación falló. Las armas se utilizaron para asesinar a cientos de personas, con la complacencia, claro, de Calderón.
El mensaje es claro: a la contienda electoral, que seguramente algunos pretenderán ensuciar y violentar, el presidente llega con las armas cargadas.
Hay municiones suficientes para responder. ¿Querrán jugar a las vencidas?
Productor para México y Centroamérica de la cadena británica BBC World Service.
Periodista especializado en cobertura de temas sociales como narcotráfico, migración y trata de personas. Editor de En el Camino y presidente de la Red de Periodistas de a Pie.
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