28 octubre, 2021
Tres policías municipales de Tecoh, Yucatán fueron sentenciados a 30 años de prisión por asesinar al joven José Luis Cauich Yerbes. Sin embargo, la familia de la víctima vive con miedo por amenazas
Texto y fotos: Claudia Victoria Arriaga
TECOH, YUCATÁN.- El 24 de diciembre del 2020, José Luis Cauich Yerbes fue asesinado por policías municipales de Tecoh, Yucatán. Diez meses después del crimen, se determinó culpables de homicidio calificado a E.F.U.Ch., A.Ch.M. y M. A.C.Ch. La familia lejos de sentirse tranquila con el veredicto, vive con miedo. Constantemente son amenazados y hostigados por personas cercanas a los responsables.
El joven de 27 años y de oficio albañil, falleció en el trayecto de la comisaría X´canchakán – de donde era originario- a la cárcel pública. Ese día, su hermana, quien también era su vecina, solicitó ayuda a la policía porque habían discutido. Nunca pensó que lo asesinarían.
Su padre, Martín Olavo Cauich Iuit relató que, desde el inicio del proceso legal, la familia es víctima de agresiones. En una ocasión ingresaron a su terreno y robaron sus animales. Sus nietos, que apenas son unos niños, también son hostigados:
“¿Cómo no me va a doler si es mi hijo? Yo si estoy andando como un perro en la calle porque nadie me defiende, porque nos odian mucho. Los policías me odian porque estamos tras de esto. ¿Cuántas amenazas ya me hicieron? Me dijeron que me van a secuestrar, me dijeron que nos van a mandar a abollar (apedrear) la casa, por gente de los que están (policías) presos, te asustan, gente que ni conoces te mandan a amenazar”, dice entre lágrimas.
“Uno de mis nietos que está en la escuela, tengo uno de 12 y 7 años de edad, que cuando vienen me dicen ‘Papito, cuidate mucho que te van a matar como mataron a tu hijo’, que un señor se los dijo”.
María Cauich Yervez cree que la condena de 30 años que recibió cada oficial por el asesinato de su hermano es solo justicia parcial. La familia se siente abandonada por las autoridades y debe enfrentarse sola al acoso de quienes los culpan por buscar justicia. Lo que más le duele, dice, es que José Luis creía en la corporación, pues él fue policía.
“Los que fueron responsables tienen que pagarlo porque mi hermano no era un animal para hacerle eso. Él fue policía, ahí se recibió terminó sus estudios, cuando entró era un muchacho que no sabía leer y escribir. Recibió su diploma donde él entrenaba. Él sí tuvo realmente capacitación de cómo debe agarrar, tratar a una persona, no con maltrato echando ese gas languiñeo (lacrimógeno)”, comenta María.
Al inicio de las investigaciones se presentaron a declarar a la agencia de la Fiscalía General del Estado (FGE) supuestos testigos del arresto de José Luis Cauich. Enojada con la situación, Lizbeth Maribel Cauich Yerbes asegura que buscará la forma de demandar a estas personas, que mintieron para obstaculizar la justicia.
Ella acudió a la mayoría de las audiencias y fue la encargada de hacer los trámites para que le entregaran el cuerpo de su hermano. Nunca olvidará que pasó una semana en las diligencias, incluso algunos días tuvo que pasar la noche en la Fiscalía de Mérida porque era muy tarde para regresar a su comisaría.
Para Lizbeth está claro que, aunque solo tres pagarán por el crimen cometido contra su familia, hubo dos personas más involucradas. Uno de ellos es el comisario municipal de X-Kanchakán, Reynaldo Chuc Puc, quien es padre de uno de los policías.
“Que le dé gracias a Dios que él tiene a su hijo en la cárcel, por lo menos él lo puede ver. ¿Yo cuando voy a ver a mi hermano otra vez? No lo puedo ver otra vez, que dicha tengo yo de que se va a condenar a tres, si mi hermano no va a regresar con eso. ¿Cómo le voy a explicar a mi hijo que me pregunta ‘dónde está mi tío’? ¿Cómo le voy a decir yo que ya no está?”.
El Servicio Médico Forense (Semefo) determinó que José Luis falleció por “asfixia mecánica por oclusión de vía aérea”, su familia cree que se ahogó con su propia sangre a consecuencia de los golpes.
El padre de José Luis, el señor Martín Olavo Cauich Iuit, está seguro de que asesinaron a su hijo en venganza porque lo defendió de los policías hace algunos años. En aquella ocasión, antes de remitirlo a la cárcel pública de Tecoh, lo llevaron al calabozo de la comisaría de X´canchakán.
“Me quitaron todo mi dinero, me metieron al calabozo de aquí como dos horas y después a Tecoh, entonces, mi hijo fue a reclamar y le dijeron ‘vas a caer y pagar lo que hiciste’. Fue una venganza lo que le hicieron”, apuntó.
La Comisión de Derechos Humanos del Estado de Yucatán (Codhey) documentó en el 2020 la muerte de 10 personas bajo custodia de policías, se trata de seis en corporaciones municipales y cuatro con la policía estatal.
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