EZLN: “Toda sangre tiene su historia”

30 diciembre, 2023

Difícilmente podremos develar los misterios de la narrativa visual del movimiento que surgió en las montañas de Chiapas si no hacemos un esfuerzo por recopilar el amplio trabajo de muchas fotógrafas y fotógrafos que lo hemos documentado desde hace 30 años

Por Duilio Rodríguez / @DuilioRodriguez

Han pasado tres décadas desde aquel 1 de enero de 1994 en el que un grupo de indígenas se sublevó al gobierno de México exigiendo su renuncia y nuevas elecciones.  

Muy temprano aquel día, en la ciudad de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), un grupo insurgente de indígenas, sorprendió al mundo entero.  

De las primeras fotografías del momento, está la de un miliciano zapatista que recorre con sus camaradas las calles de San Cristóbal de las Casas. El hombre en la escena apunta con su rifle al fotógrafo. 

Esa fotografía, tomada por Antonio Turok, marcó en foto fija los primeros momentos de aquel movimiento revolucionario y se convirtió en un ícono de su nacimiento.

Pero también hay  imágenes en video que dan cuenta de los primero días de combate. Aunque las imágenes no son de muy buena calidad se pueden ver a hombres y mujeres indígenas que tomaron el palacio municipal de San Cristóbal, a cientos de insurgentes armados con armas de alto poder y a otros apenas con rifles de palo.

También se pueden observar indígenas asesinados por el ejército mexicano en Ocosingo y en carreteras de Chiapas.

El primero en dar declaraciones a la prensa fue un hombre que, a diferencia de la mayoría de los milicianos, estaba encapuchado con un pasamontañas que solo permitía ver sus ojos. Se trataba del subcomandante Marcos.

En unas cuantas horas muchos fotoperiodistas llegaron para buscar a los combatientes y al enigmático hombre encapuchado. 

En siguientes apariciones, Marcos se mostró en público con una imagen más sofisticada, usando su típico pasamontañas con una gorra gastada, cartucheras cruzadas, un radio de comunicación y una diadema, un paliacate al cuello, fumando pipa y a veces montando a caballo.

Ahí estuvo la fotógrafa Frida Hartz quién sobrevivió a una emboscada mientras circulaba  por la carretera de Rancho Nuevo y en la que resultó herido un reportero de La Jornada.

Aunque la fascinación de muchas personas por Marcos en todo el mundo comenzó por el contenido de sus mensajes, desde el primer momento en que se dirigió a la opinión pública para exponer los motivos del alzamiento, su imagen lo convirtió en la atracción de muchos fotógrafos y cineastas.

Hay varios retratos tomados al líder rebelde, en donde el sub es el protagonista. Pero 30 años de zapatismo no se resumen solo con esas fotografías impuestas en la narrativa visual del movimiento.

De hecho, la exposición de imágenes se ha reducido a un puñado, como si solo se tratara de unas cuantas escenas y de unos cuantos fotógrafos. No alcanza con tan poco para contar tanto de lo que ha sucedido en Chiapas desde entonces.

Los años venideros al surgimiento del EZLN en público fueron de mucha importancia para los pueblos que los apoyaron; sufrieron de mucha violencia por parte del estado, como la masacre en Acteal y la matanza en Chavajeval, donde fueron asesinados hombres, mujeres y niños pacíficos.  

Foto: Duilio Rodríguez. Tomada del libro»Chiapas rostros de la guerra» Detención y tortura de simpatizantes zapatistas en Chavajeval, Chiapas año 1998.

Una fotografía de Pedro Valtierra, probablemente se convertiría en la más conocida del movimiento zapatista, en donde un grupo de mujeres indígenas en la comunidad de X’oyep protestaban por lo que había sucedido en Acteal y enfrentaban con empujones a soldados del ejército mexicano. 

La imagen de Valtierra resumía la resistencia indígena encabezada por mujeres frente al aparato del estado personificado por soldados bien armados que reprimían a la población. 

Más allá de las fotos emblemáticas, en este espacio podría mencionar una gran cantidad de espléndidas fotografías que no se conocen o se han visto poco, como las tomadas por Fernando Castillo, donde se ve a un soldado listo para atacar corriendo con un cigarrillo en la boca y cargando un arma de asalto fabricado para la guerra, o la fotografía tomada por Frida Hartz de un indígena mirando por la ventana de una casona vieja con un rifle fabricado para la cacería.

Fotos: Fernando Castillo (izquierda) y de Frida Hartz (derecha) tomadas del libro «Chiapas rostros de la Guerra»

Si bien las primeras semanas de conflicto armado en 1994 marcaron una etapa visual importante por ser inédita, y que ha sido mostrada en algunas exposiciones con un puñado de imágenes, el trabajo fotodocumental posterior quedó mucho menos expuesto al público.

Por un lado a los medios de comunicación no les importaba mostrar nada referente al EZLN y en los espacios públicos tampoco. 

Así que seis años después de la primera aparición del ejército zapatista, Mariana Elkish, Martín Salas y yo, editamos un libro independiente con 53 fotografías, que apareció publicado en el año 2000. 

También decidimos hacer una exposición que resumiera algunos de esos momentos difíciles y que diera cuenta de la represión que se ejercía a las bases de apoyo zapatista, como ha sucedido en distintos momentos desde 1994.

El movimiento insurgente tuvo la mirada de muchas y muchos fotógrafos nacionales e internacionales, cosa que nos interesaba publicar también.

La idea original era hacer una serie de tres o cuatro libros que nunca se lograron, pues nadie quería invertir en dar a conocer los motivos de unos indígenas, rebeldes, encapuchados, revolucionarios, a los que además no se les quería entender.

Así que solo hubo una edición de dos mil ejemplares con el título: Chiapas rostros de la guerra; en la que aparecen imágenes de 20 fotógrafas y fotógrafos y un prólogo de José Saramago escrito a propósito de las imágenes publicadas. Dejo por aquí un video del libro completo para que pueda verse libremente.

Tal vez ahora sí exista una nueva oportunidad para hacer esa serie de libros que contengan una muestra más amplia, porque como escribió Saramago “toda sangre tiene su historia”

Esos son los misterios de la narrativa visual de un movimiento que surgió en las montañas de Chiapas, que difícilmente podremos develar si no se hace un esfuerzo por recopilar el trabajo de muchas fotógrafas y fotógrafos que lo han documentado.

En ese sentido hay que destacar que el colectivo fotográfico Bats’i Lab ha hecho una edición de fotografías para mostrar lo que han documentado nuevas generaciones principalmente de fotógrafas en una exposición recientemente inaugurada en San Cristóbal de las Casas.

Muestra que además podrá verse en la Ciudad de México en San Ildefonso, a partir de enero de 2024.

Sería muy interesante conocer, de primera mano, cómo se ven a sí mismo las y los zapatistas en la actualidad. O a lo mejor no les interesa hacerlo con fotos, porque hay muchos murales hechos por ellas y ellos, donde se les puede mirar.

Editor y fotógrafo documental, retrato, multimedia y vídeo. Dos veces ganador del Premio Nacional de Fotografía Rostros de la Discriminación.