La disidencia del Sindicato Mexicano de Electricistas, Para Todos Todo, pide elecciones limpias dentro del agrupación, además de que se castigue la corrupción dentro del legendario sindicato. También ofrecen al gobierno de Andrés Manuel López Obrador una solución para el robo de electricidad
Texto: José Ignacio De Alba
Foto: Duilio Rodríguez
El éxito económico del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) no cobija a la totalidad de los agremiados. Un grupo disidente pide más participación dentro del sindicato que ahora genera electricidad en 14 presas. “No hay trabajo para todos”, asegura Mario Benítez que pertenece al grupo disidente Para Todos Todo.
La historia se remonta a octubre del 2009, cuando el gobierno de Felipe Calderón decretó la extensión de la paraestatal Luz y Fuerza del Centro -y por ende su sindicato-. En ese momento 44 mil trabajadores fueron echados a la calle en un duro operativo policiaco.
El gobierno, por medio del entonces secretario del Trabajo, Javier Lozano, logró convencer a 28 mil trabajadores de que tomaran su liquidación y se retiraran de la lucha política. Otros 16 mil 599 se negaron a recibir sus pagos e iniciaron una serie de movilizaciones para que se les restituyeran sus derechos laborales.
Actualmente poco más de 500 trabajadores se reincorporados a trabajar en la empresa fundada por el SME, llamada Generadora Fénix. Otros 16 mil obreros siguen a la espera.
En 2013, cuando un tribunal laboral emitió un fallo a favor de los trabajadores de la energía eléctrica para que sus derechos laborales les fueran restituidos. El gobierno de Enrique Peña Nieto se vio obligado a negociar y pagó en “especie” el adeudo con el SME, al que le otorgó una concesión para explotar 14 presas hidroeléctricas y le dio 40 predios.
Desde entonces, asegura Benítez, “los beneficios han sido sólo para los dirigentes sindicales y su secretario general Martín Esparza”.
En cambio, la mayoría de los obreros sigue en el desempleo o a la espera de que les pague parte de sus prestaciones. Cuando la “lucha, el esfuerzo y las lágrimas fueron de los 16 mil 599”, dice Benítez.
Para a explotación de las 14 presas, el SME se asoció con la compañía portuguesa Mota-Engil: “una de las empresas consentidas de Enrique Peña Nieto, a ellos les adjudicó de manera directa carreteras, puentes” explica Benítez.
El hombre que divide su tiempo entre la disidencia y la cátedra en la Facultad de Economía afirma que los negocios de la compañía portuguesa prosperaron en México gracias a los nexos con el gobierno de Enrique Peña Nieto.
Mota-Engil está ligada a la construcción del fallido Aeropuerto de Texcoco, además de participar en el ramo de la construcción y en el ramo turístico. Mota-Engil es investigada en su país por, presuntamente, realizar fraudes fiscales.
Desde el 2010 diversos grupos disidentes se agruparon para formar Para Todos Todo, que busca la dirigencia del SME. Benítez alega que las elecciones para elegir a la dirigencia sindical están llenas de irregularidades a pesar de la Reforma Laboral hecha por el gobierno, que busca fortalecer la democracia sindical.
Benítez explica que en las elecciones internas del SME no se publicó el patrón de electores, además de que hubo diversas irregularidades como la compra de votos y de que votaron más personas que los empadronados, “pues claro que ganaron ellos”, resume Benítez.
-¿Cuánta gente integra Para Todos Todo?, se le pregunta a Benítez.
-En membresía no te puedo decir, pero en mi opinión yo digo que la mayoría.
-¿Por qué ganó Martín Esparza las elecciones?
-No ganó, hizo fraude.
Actualmente Esparza, que lleva 15 años al frente del sindicato, intenta cambiar los estatutos para prolongar el periodo de la dirigencia del SME, que se renueva cada 5 años. Benítez asegura que si en una elección transparente Para Todos Todo pierde, reconocerían la derrota.
La dirigencia del sindicato está renegociando con el gobierno, quien prometió en tiempos de Peña Nieto le comprarían 1 mil 700 megawatts, por 30 años. El nuevo gobierno si bien no va a nacionalizar la energía eléctrica, al menos no dará pie a que las empresas privadas ganen terreno en el sector, explica Benítez. Así que es probable que el SME no pueda ampliar sus operaciones dentro del sector privado.
El robo de energía eléctrica es equiparable al de combustibles, unos 60 mil millones de pesos anuales se fugan de las arcas públicas por robo de electricidad. Una parte, explica Benítez, se desperdicia por falta de mantenimiento en las líneas de distribución, pero la mayoría se escapa, no por los ciudadanos que se cuelgan del cableado, sino por las grandes empresas que roban luz. Benítez asegura que el propio sindicato estuvo involucrado en el saqueo de energía eléctrica.
Benítez explica que mientras él trabajó en Luz y Fuerza del Centro le tocó ver a empresas como Pepsico, edificios como la Torre Mayor (de Paseo de la Reforma) o la Pista de Hielo de San Jerónimo boicoteaban las redes eléctricas para no pagar luz.
Benítez asegura que los obreros disidentes podrían incorporarse al gobierno para reparar esas fugas de dinero. Además de que pueden laborar en la electrificación de varias zonas del país. Ellos piden que se establezca una mesa de negociación para gestionar los recursos eléctricos del país.
-¿Por qué siguen peleando dentro del SME?
-Cómo voy a romper con esa trayectoria generacional, yo no puedo traicionar. Por lo menos quiero decir lo intenté, sabrá Dios si lo logre. Pero aquí hay que luchar, éste es un sindicato que nació luchando y si ha de morir -que no creo- se va a morir luchando. Sería traicionar una historia, yo no sería digno de mi apellido. Desde don Salomé Benítez y mi padre Ignacio Benítez (ambos electricistas y luchadores sociales). Una de las lecciones más importantes que deja todo esto es para nuestros hijos y la lección es: no se dejen pisotear por nadie, y cuando digo nadie, es absolutamente nadie.
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