La búsqueda de personas desaparecidas puede alimentarse de herramientas científicas de áreas de estudio que parecieran no tener mucho en común. El reto es adaptar las herramientas. Los primeros 4 días de julio, científicos, expertos y familiares de víctimas se reúnen para discutir sobre el futuro de las búsquedas
Texto e imágenes: Ximena Natera
“¿Habrá alguien que pueda inventar un georadar que detecte calcio y otros minerales del cuerpo, para que se pueda encontrar restos humanos?”, la pregunta la hace Lety Hidalgo, madre de Roy, un joven universitario desaparecido por policías en 2011, en Nuevo León.
Lety, que en estos años de búsqueda fundó Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Nuevo León, lanza la pregunta a Santiago Perdomo y Daniel de Cogliano, ambos profesores de la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísica de la Universidad Nacional de la Plata en Argentina.
Perdomo contesta que no, que todavía no existe aparato tal pero en su opinión, tampoco es necesario.
“No hace falta un aparato para buscar cuerpos en el suelo, hay que buscar las disturbaciones antrópicas (realizadas por el ser humano)”, dice Perdomo.
El gran problema, explica, es que en lugares donde existe el fenómeno de la desaparición se han presentado herramientas tecnológicas, como georadares o la tecnología de láser, como la respuesta absoluta al problema, cuando en realidad son complementos que deben integrarse a un proceso complejo de búsqueda.
“Lo venden como el detector de cuerpos pero no es así, no existe un detector de fosas y es un error presentarlo como tal porque cuando se falla, duele”, dice
En México hay por lo menos 40 mil personas desaparecidas
El intercambio de palabras sucede durante el segundo día de actividades del Encuentro Internacional sobre Nuevas Tecnologías de Búsquedas de Desaparecidos, que se lleva a cabo hasta el 4 de julio en el museo de Memoria y Tolerancia, con la presencia de especialistas nacionales e internacionales y familiares de víctimas.
Perdomo, científico especialista en la operación de instrumental geofísico, procesamiento e interpretación de resultados, ha colaborado, desde 2017, con el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAFF) en la investigación y búsqueda de restos humanos.
El EAAF, una organización no gubernamental, fue fundado en 1984 al término de la dictadura Argentina, con la encomienda de investigar el paradero y recuperar a los más de 30 mil desaparecidos de la dictadura.
En estos más de 30 años se han convertido en un referente de la ciencia forense y han trabajado en más de 50 países y han trabajado en casos emblemáticos desde la identificación de los restos del Ernesto Che Guevara, hasta el caso de los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos en Iguala.
Aunque las principales componentes del EAAF son la antropología y arqueología forense, con los años el equipo ha incorporado otras ramas de la ciencia para enfrentar los casos. Es ahí donde las tecnologías de la geofísica y astronomía se entretejen con la búsqueda de los desaparecidos.
Estos días continúa el intercambio de saberes y las reuniones en el Museo de Memoria y Tolerancia.
Periodista visual especializada en temas de violaciones a derechos humanos, migración y procesos de memoria histórica en la región. Es parte del equipo de Pie de Página desde 2015 y fue editora del periódico gratuito En el Camino hasta 2016. Becaria de la International Women’s Media Foundation, Fundación Gabo y la Universidad Iberoamericana en su programa Prensa y Democracia.
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