Estudiantes de la Preparatoria 9 de la UNAM, que mantienen un paro académico por la violencia de género en su escuela, acusan que han sido amenazadas. Las alumnas exigen la sanción de profesores y alumnos acusados de acoso y seguridad en zona del plantel, entre otras demandas
Texto: Vania Pigeonutt
Fotos: Galo Cañas / Cuartoscuro
La Preparatoria Nacional 9 “Pedro de Alba”, al norte de la Ciudad de México, suma más de dos meses en paro. Las estudiantes han exigido que las denuncias por violencia contra las mujeres se escuchen. Que sus maestros, administrativos de la escuela y compañeros tengan sanciones por acosadores, pero no ha habido diálogo de resolución con las autoridades universitarias.
Algunas alumnas acusan amenazas en su contra para detener su activismo.
“Nosotros hemos dicho varias veces cómo nos sentimos. Hemos recibido amenazas. No sólo de los porros de la UNAM, tenemos varias amenazas de mucha gente que no conocemos. Varias hemos decidido no regresar a la preparatoria y trabajar. Nos sentimos acosadas, quisieron criminalizar nuestro movimiento, llamarnos vándalos, jóvenes estúpidas y nunca hubo seriedad hacia lo que pedimos”, dijo una estudiante.
La joven lamentó que los profesores acusados de acoso, como el de Educación Física, Daniel Ramírez, a quien le encontraron unos lentes con los que presuntamente podía verlas en ropa interior, no sean sancionados y prevalezca la impunidad.
Padres de familia comparten que respaldan a sus hijas, pese a que las han intentado criminalizar.
“Sólo quieren que les entreguemos las instalaciones, nuestra vida no les importa”, dice la madre de otra de las chicas.
La mujer compartió a Pie de Página que vio nacer una nueva generación de mujeres que defienden sus derechos y que pese a la falta de apoyo de las autoridades universitarias, ella apoyará a su hija.
“Al principio del movimiento pensaba que era un asunto de rebeldía. Que mi hija únicamente quería ir en contra de sus maestros, pero empecé a entender todo el entorno. Entender lo que padece desde que llega a la prepa, una zona de camioneros, comercios ambulantes y poca seguridad. Es una pena que las autoridades escolares no los escuchen, muchas veces argumentando que son jóvenes”.
La Sora de Lesbos, un colectivo que surgió como espacio para expresar los casos de violencia y acoso al interior del plantel, también podría desaparecer.
«Los casos de violencia de género, que han ido en aumento, llevan mucho tiempo sin ser escuchados como se debería. Las víctimas de agresiones sexuales o acoso generalmente son revictimizadas y no reciben la orientación adecuada para proceder contra las denuncias», explica una estudiante.
Desde el 26 de septiembre pasado, en el marco de los cinco años de la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa, estudiantes de 16, 17 y 18 años comenzaron uno de los movimientos más visibles de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Tomaron las instalaciones en paros intermitentes. El motivo: violencia sexual, acoso, corrupción entre profesores e inseguridad dentro y fuera de las preparatoria.
Las estudiantes de la preparatoria 9, una de las dos que tienen más demanda en la UNAM, mantienen su posición a pesar de las amenazas. Sin embargo, varios alumnos decidieron salir de la organización y la escuela, porque no fueron apoyados por sus padres que les exigieron regresar a clases.
El pasado 9 de enero varios alumnos y alumnas realizaron un bloqueo intermitente en la lateral de la avenida Insurgentes Norte esquina con la calle Ricarte en la colonia Lindavista.
Portaron pancartas con las siguientes leyendas: “acosadores y corruptos, fuera”, “en resistencia, queremos una carta de no represalias, si no no habrá diálogo”.
La respuesta de su directora Gabriela Martínez Miranda, sin embargo, no ha sido clara y temen que sean castigados o afectados en sus calificaciones e historial académico, lo cual podría afectarles en su aspiración a la universidad.
El pliego petitorio del 2019 va dirigido a las autoridades universitarias, pero también al alcalde de la Gustavo A. Madero, por los robos, acoso callejero e intentos de secuestro que han ocurrido en las calles aledañas a la preparatoria, las cuales además de solitarias no cuentan con suficiente alumbrado público.
Las peticiones están divididas entre las que pidieron no criminalizar este tipo de movimientos estudiantiles, las que denunciaron acoso y violencia sexual; denuncias por corrupción entre profesores con nombres y apellidos, hasta los apoyos a actividades culturales y festivales de artes.
En la lista destaca: “El correcto funcionamiento y optimización de los ‘Senderos Seguros’ ya establecidos; ampliación del programa antes mencionado, hacia la línea 6 del Metro, estación “18 de Marzo”; la adaptación del inmobiliario para que sea accesible a estudiantes con discapacidad. También piden que se evalúe a los prefectos, a quienes acusan de abuso de poder.
Los estudiantes exigen que si se confirma la culpabilidad de los profesores acosadores, se castiguen y se reemplacen. Piden que un cuerpo jurídico reabra las investigaciones y dé seguimiento a las acusaciones de acoso, y/o abuso sexual, contra algunos alumnos del plantel, y aplique las sanciones correspondientes. Durante este lapso, la UNAM destituyó a Lydia Monstserrat Ochoa Arenas, jefa de la unidad jurídica.
Este viernes la UNAM volvió a llamar al diálogo a los estudiantes de la prepa 9 y la 7 “Ezequiel A. Chávez”, que también siguen en paro.
En la preparatoria 9 “Pedro de Alba”, informó la universidad, recibieron las alumnas una carta compromiso de no represalias firmada por la directora del plantel, donde se establece la intención de «no ejercer ningún acto de incriminación, intimidación, criminalización o acción tendente a vulnerar o violentar de forma física, académica, moral, económica, psicológica, administrativa o legal a cualquier miembro de la comunidad estudiantil del plantel por la ocupación del mismo durante el paro de actividades”.
Informaron que las estudiantes pondrán a consideración en su próxima asamblea este documento y darán a conocer el resolutivo a través de sus redes sociales.
En el caso del Plantel 7 “Ezequiel A. Chávez”, también se invita al restablecimiento del diálogo para lo cual:
Se entregó una carta de no represalias; se planteó disociar de sus actividades a todos los profesores y funcionarios señalados, por un plazo de cinco días, una vez restablecidas las actividades, en tanto se presentan las denuncias formales.
La presentación de denuncias, aseguró la institución, continuará vigente por todo el tiempo que dura el proceso de investigación hasta su total resolución.
“En lo referente al personal jurídico del plantel, se comunicó la designación de forma interina, de abogados adscritos a la DGENP, como responsables de la oficina jurídica del plantel 7, con la aclaración que los abogados depuestos de ninguna forma regresarán al plantel.
Las y los alumnos organizados de la Prepa 7 informaron que comunicarán a la brevedad, si es el caso, cuándo y cómo se reanudará el diálogo con las autoridades de la administración central.
La UNAM aseguró que tiene el firme compromiso de ayudar a erradicar la violencia de género para recobrar las actividades académicas.
El 14 de enero, después de que circularon imágenes sobre daños al interior de la escuela estudiantes limpiaron su plantel, para evitar ser criminalizados.
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