Un grupo de alumnos de posgrado de Derechos Humanos de la Universidad Autónoma de Ciudad de México rechazó haber agredido a la profesora Claudia Domínguez el pasado 28 de agosto; los estudiantes denunciaron manipulación de la información por parte de la profesora y solicitaron a Pie de Página dar su versión, en la que piden cese el hostigamiento en su contra por parte de la docente
Texto: María Ruiz
Fotos: Cortesía alumnas del posgrado de derechos humanos de la UACM
El pasado 28 de agosto, un grupo del posgrado de Derechos Humanos de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) protestó en el plantel de la colonia del Valle con una asamblea y una manta a la entrada para pedir el despido de la profesora Claudia Domínguez y el cese del hostigamiento a profesores y alumnos del posgrado, una demanda que consideran que no ha sido escuchada por la coordinación del plantel.
Ante la protesta, y después de expresar en un comunicado que se sintieron vulneradas y violentadas, feministas y la profesora señalada solicitaron a la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas en la Ciudad de México medidas precautorias, mismas que entraron en vigor el 4 de septiembre.
Ese día, las mujeres entraron al plantel resguardadas por elementos de seguridad y ya adentro dos elementos policiacos de la universidad custodiaron el aula donde la profesora Domínguez impartió clase de seminario de titulación.
Tras la publicación de la nota, estudiantes que participaron en esa manifestación pidieron a Pie de Página una entrevista para aclarar que fue una protesta pacífica y denunciar que la profesora y su abogada, Cinthia Galicia, están manipulando la información y criminalizando a la comunidad que está en contra de su permanencia en la institución.
Además de la renuncia de la profesora el grupo de estudiantes de posgrado demanda que regrese el profesor Rubén García Clark, quién fue denunciado por la profesora Domínguez por amenazas. Actualmente está abierto un proceso legal por lo que García Clark decidió renunciar para respetar el debido proceso, cuenta su abogada, Elena Espinosa.
“Nos importa mucho el derecho de réplica para que ya se deje de golpear porque además se hace referencia a medidas cautelares y no se vale que ya no solo es estigmatizar a los profesores, ahora también son los alumnos y las alumnas, porque ya pareciera que todas son agresoras”, expresa la abogada ante la preocupación del señalamiento a las estudiantes que piden la renuncia de la profesora.
La entrevista se realiza en una mesa del patio central de la UACM en la colonia del Valle, donde se encuentran alrededor de 10 personas, la mayoría son mujeres y la mayoría pide resguardar su identidad, para aclarar lo sucedido en la protesta del 28 de agosto. Solo la abogada Espinosa permite ser identificada.
Respecto a la denuncia de La profesora Domínguez y otras feministas de que permanecieron casi tres horas resguardadas en la oficina de coordinación del plantel por temor a ser agredidas, una de entrevistadas menciona:
“¡Dios santo, yo ni las vi” Francamente a varias ni las ubico, yo voy a lo que voy: a exigir mi derecho. Y al decir de esa manera tan falaz que las encerramos… yo sí quiero pedir un alto al hostigamiento y señalamiento del posgrado. Todas las personas que no conocen el caso dan por hecho que las agredimos y las ofendimos y no es cierto”, dice la estudiante.
Las demás aseguran que durante la maestría se han quejado de la profesora Claudia Domínguez por malos tratos y desde su perspectiva falta de capacidad docente.
“Esto es una agresión al posgrado, a los compañeros, ¿de qué se trata si la profesora de las que nos estamos quejando ahora nos la imponen? Nos estamos manifestando en contra de una imposición de la universidad, tan violenta, porque ni siquiera es cualquier maestro, es una maestra con la que tenemos un historial de quejas muy severas”, dice otra de las estudiantes.
Cuentan que decidieron reunirse en la asamblea del pasado 28 de agosto y que consideran mentira la información que compartieron las mujeres feministas respecto al amedrentamiento que habrían sufrido ese día.
Especifican además que no eran 10 personas sino 15 y que entre las personas que no reconocieron el grupo de mujeres feministas del posgrado estaban integrantes del Observatorio de Derechos Humanos de los Pueblos, quienes asistieron a documentar la protesta.
En el informe del Observatorio de Derechos Humanos de los Pueblos respecto a la protesta éste menciona que asistieron cinco de sus integrantes identificados con chalecos, tarjetones de identificación y cámaras fotográficas para documentar la protesta, la cual clasfician como pacífica.
«Todas las participantes de las y los alumnos fueron sobre la base del respeto, aún contra quienes protestaban y en ningún momento algún tipo de agresión física o daño patrimonial, ni de las instalaciones universitarias, ni de la profesora causante de la protesta, o las cuatro alumnas que la apoyan. Observamos sí, que tanto la profesora como sus cuatro alumnas terminaron por encerrarse en la coordinación del plantel, hecho al que no fueron empujadas, como tampoco se les impidió que salieran de este recinto en ningún momento», informó el Observatorio, en un documento que fue entregado a la coordinadora del plantel.
Estudiantes del posgrado recuerdan que ese día la coordinadora evitó entablar diálogo a primera instancia y dos horas después de que la buscaron por primera vez, escuchó sus peticiones.
“Nosotros le solicitamos a la coordinadora que nos escuchara en cuanto a que se está generando un ambiente muy ríspido con las compañeras, con su actitud, con las provocaciones, las agresiones que la maestra nos ha manifestado a varias de las compañeras y compañeros también”, dice otra de las estudiantes del posgrado.
Por su parte, la abogada Espinosa asegura que debido a las denuncias de los estudiantes del posgrado de derechos humanos presentadas al consejo académico de malos tratos por parte de la profesora Domínguez y de malas prácticas docentes como la falta de presentación de un programa y la impuntualidad, el consejo decidió detener su proceso de adscripción al plantel. Luego explica la razón de la denuncia del profesor García Clark:
“Derivado de todo esto la profesora decidió denunciar al profesor y citó a las alumnas como sus testigos. Ha habido procesos de mediación. La profesora no está adscrita en este plantel, aquí ella era invitada. Efectivamente cuando se le invita tiene el perfil pero, ¿cuándo deja de tener el perfil? Cuando hay estos testimonios, todo tiene que ver con un desempeño académico, de que es muy faltista, no plantea un plan de estudios, un método de certificación claro, genera discriminación. Hay muchas quejas planteadas por escrito y no se ha hecho caso”, responde la abogada.
Respecto a la denuncia de las mujeres feministas del posgrado de la invalidación de teorías feministas para sus tesis, otra alumna perteneciente al grupo que no considera viable seguir tomando clases con la profesora Domínguez y que también decidió aparecer en anonimato, responde:
“En cualquier universidad, cuando termina el semestre los académicos son calificados por los alumnos, una puede poner lo que quiera (…) A ella nunca se le ha atacado por cuestiones de género, lo único que decimos es su falta de capacidad para dar clase. Por ejemplo, ella dio conceptos fundamentales de los derechos humanos, la materia así se llama y ella se la pasó dando cuestiones de feminismo. Entonces eso es lo que estamos pidiendo, gente capacitada”
Soledad Rojas, la única estudiante del posgrado que acepta ser identificada, añade: “Aquí hay compañeros y compañeras que estamos trabajando tesis con perspectiva de género y los profesores han aportado herramientas teóricas para que puedas avanzar y concluir tu tesis”.
La abogada Elena Espinosa denuncia:
“No es un tema de confrontación de estudiantes sino de que las autoridades. que son la coordinadora del plantel, la coordinadora del colegio, la abogada general, no tienen la disposición de escuchar a todo el grupo (…) No se trata de castigar, se trata de poner soluciones (…) que ellas sean escuchadas y consideradas como personas pensantes, autónomas, con un criterio propio y que no son manipulados por nadie”.
“Hemos recibido información de que han estado saloneando, gente que se dice feminista (…) ensuciando el nombre de la maestría, ensuciando el nombre de los profesores, ya en una campaña de desinformación, hostigamiento y señalamiento hacia nosotros. Todo con mentiras.”
También cuestionan la protección que se le brindó a la profesora por parte de la CEAV y el uso faccioso de la protección:
“¿Cuántas mujeres no son asesinadas por sus parejas? ¿A qué mujer se le da esa protección? Ya lo quisieran las mujeres que están esperando denuncia tras denuncia, jamás se les da esa protección, ¿de qué privilegios goza?», cuestiona la abogada.
«Ahora tiene medidas cautelares, ahora cada miércoles van a venir los policías. Mientras que allá afuera todos los días hay agresiones, cuando sales de aquí no sabes si vas a regresar. Eres mujer y corres un riesgo (…) Nadie les está deseando que no salgan, al contrario, mientras más feministas mejor, ojalá haya cada día más, pero tampoco se trata de fabricar culpables y desprestigiarnos a nosotras”.
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