Para muchos pobladores de Tabasco damnificados por los ríos desbordados tras las lluvias, no es la primera vez que pasan días refugiados en albergues. Se preguntan si cada año será así
Texto y fotos: Carlos Marí
VILLAHERMOSA, TABASCO.- De los miles de tabasqueños que han quedado damnificados por las inundaciones recientes, la mayoría son gente humilde que vive en colonias y rancherías de la periferia de la capital que ya le tocó vivir un desastre similar dos o tres veces y también, refugiarse en un albergue, en el que poco a poco superan el mal recuerdo para intentar regresar a casa.
“Ya he padecido de la inundación del 2007, la del 2009, y la de ahora, claro que me ha tocado otras, pero no llega ni a medio metro, que se quitaban al otro día”, dice don Román Chan Padilla. Por esa experiencia, recuerda, son tres veces también las que pisado un albergue, y en el último, ya cumplió dos semanas.
Las inundaciones desatadas en Tabasco desde hace tres semanas llegaron a ocasionar en su momento más difícil 238 mil damnificados, y de ellos, unos 30 mil fueron evacuados o acudieron a albergues, y ahora cuando ya la creciente amainó en la mayoría de los frentes -a excepción de la región de Los Ríos- los refugiados suman unos 15 mil… Y muchos como don Román, de 67 años, están por segunda o tercera ocasión en un galerón.
Don Román, quien es albañil, es uno de los 208 damnificados que se encuentra en el albergue que instaló el personal del DIF, con apoyo del Ejército, en el estacionamiento del centro comercial Galerías Tabasco 2000, en el corazón de la zona más moderna de Villahermosa.
Está refugiado con la esposa y la hija, pero también con sus demás familiares, con los que vive en la misma humilde casa y de la que huyó, a causa de la creciente del río Grijalva, en la colonia Las Gaviotas: los suegros y la cuñada.
El suegro, José Martínez Murillo, describe el momento desesperado, en el que les tocó salir de la colonia cuando según sus palabras, les llegó el agua hasta el pecho por salir súbitamente de los caños de las calles que tienen descarga al río.
“Nosotros vivimos en Las Gaviotas y desde el pasado martes 10 salimos por la tarde, más que todo por mi mamacita, que no ve. De ahí, tuvimos que salir, porque empezó a fluir el agua por los drenajes.
“Lo que pudimos sacar de la casa, fue una mudita de ropa y los papeles, porque lo demás se fue al agua, que nos agarró de sorpresa”, relata este señor que padece artritis reumatoide, quien está al lado de su esposa invidente.
A ellos seis, las autoridades del DIF les asignaron dos cajones del estacionamiento, una cama para la señora invidente, además de cinco colchonetas.
En esas condiciones, don Román Chan confiesa que ahora cuenta con un mayor espacio que el que le asignaron las autoridades del DIF de administraciones pasadas, cuando también desbordó el Grijalva en la zona de Las Gaviotas, en el 2007 y 2009.
En la forma de entender de don Román, no existe la posibilidad de la reubicación o que él mismo y su familia opten por otro sitio para vivir, sino sólo retornar a Las Gaviotas, donde, admite, le invade la desconfianza de estar seguros, porque cree que las inundaciones en esa zona puede ser, incluso, año con año.
En esos mismos términos, la ayuda a la que apela es la del presidente Andrés Manuel López Obrador, por la misma razón de muchos: por ser su paisano.
“Ya tenemos hasta un poquito de recelo, porque ya pensamos que todos los años va a hacer así (con inundaciones). Y queremos ya la ayuda de nuestro Presidente (López Obrador), ahora que está en la silla. Queremos que nos apoye con ese concepto, de los drenajes, que estén trabajando bien, que hay veces que se tapan. Pues, estamos muy confiados de que él nos va a ayudar”, expresó.
¿Y ha ido a Las Gaviotas checar su casa? – se le pregunta para tratar de conocer el futuro que le depara.
Sí, hemos estado yendo, precisamente ahí anda mi esposa con mi hija, y ya están limpiándola. Lo que pasa es que nos habíamos estado aguantando, porque como nos advirtieron que venía otra creciente, por la que ya estaba pasando el agua por el sector Armenia, entonces, pensamos mejor quedarnos otros dos días hasta que nos digan en definitiva si ya nos podemos ir para allá.
Y es que antes las lluvias que se registraron el pasado fin de semana, las autoridades de Protección Civil reconocieron que el río Grijalva ha registrado un mínimo descenso, y además, que la tarea de desalojo de agua de las calles ha sido paulatino.
Por ello, don Román Chan expresa que aun cuando su casa pudiera estar lista para retornar, tiene el temor de que otra vez pueda inundarse en los próximos días.
Para Orlando Eduardo Hanssen Carrión, director del Centro de Rehabilitación y Educación Especial del DIF Tabasco y encargado de este albergue, lograr que los damnificados puedan estar con calma en el espacio de un estacionamiento y penumbra, es un logro, sobre todo cuando todos traen consigo el recuerdo de la pérdida de sus pertenencias y por lo tanto, aun atraviesan momentos difíciles por tener sus casas entre el agua.
“Las personas están bien, están tranquilas, obviamente con preocupación por todo lo que han vivido por estas dos crecientes seguidas que la naturaleza desafortunadamente nos ha atacado. Hemos buscado precisamente brindarles el mejor de los servicios, atendiendo sus necesidades, no sólo físicas sino psicológicas”, refiere.
“Tenemos un consultorio de psicología para que las personas se sientan pues tranquilas para que sepan que hay soluciones, aun después de este tipo de problemas, que son sus cosas materiales. En general, no hemos tenido conflicto, ha sido una estancia de las personas albergadas tranquilas, sin mayores novedades”, presume el especialista.
Hanssen Carrión destaca que el albergue cuenta con una capacidad para atender a 420 damnificados en los dos pisos del estacionamiento, con 40 regaderas recién construidas y 12 inodoros portátiles, para el aseo personal, y un comedor, en el que se brinda las tres comidas del día, pero también el propósito es dar la posibilidad de realizar actividades cotidianas, además de las recreativas.
“Hay personas, incluso, con enseres electrodomésticos, como lavadoras, si se les permite; hay personas por ejemplo que traen bicicletas, triciclos, se establece un área para que sea el resguardo para ello y así evitar mayores problemas”, comenta.
Entre la las familias, hay niños haciendo su tarea, otros jugando en el celular, y otros, como Adrián González Hernández, que se ata sus patines para recorrer los pasillos del estacionamiento del centro comercial Galerías de Tabasco 2000, un lugar al que muy difícilmente ha visitado antes de la inundación que lo llevó a refugiarse.
“Aquí no sólo patino, también por la tarde estoy con otros juegos a los que me llaman los militares, sí la paso bien”, dice Adrián.
Periodista ex corresponsal del Grupo Reforma en Tabasco y doctorante en Ciencias Humanas para el Desarrollo Interdisciplinario enfocado a temas de gestión del agua, desastres naturales, de resistencias, explotación petrolera, megaproyectos, pobreza y desigualdad de desarrollo en la región sur.
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