13 septiembre, 2021
El Escuadrón 421 regresó a México y fue recibido en el aeropuerto con un ambiente festivo. La delegación zapatista atravesó el océano Atlántico durante un mes y recorrió cuatro países de Europa en tres meses. Ahora hace el relevo con la delegación aérea La Extemporánea
Texto y fotos: Daliri Oropeza
CIUDAD DE MÉXICO.- Valentina Thelema se para frente a Marijose, integrante del Escuadrón 421 que acaba de aterrizar en el aeropuerto y sale por la puerta E3 de llegadas internacionales. Se miran a los ojos en medio de la multitud.
Le muestra un cartel gigante con los colores de la bandera trans. “Bienvenida Compañeroa”, está escrito sobre colores rosa, azul y en rojo las siglas EZLN con una estrella. Valentina corrió para alcanzarla entre el tumulto y ya de frente le dice:
“Esta es la bandera que representa a toda la comunidad trans y mujeres trans que te apoyan, que estamos aquí en pie de lucha. Aquí estamos toda la comunidad LGBT y, particularmente las mujeres trans te apoyamos. Es un honor, un gusto estar aquí frente a ti”, enuncia en voz alta mientras el tumulto de activistas se hace más grande.
Marijose la escucha en medio del caos. Valentina es una mujer trans de cabello rizado, alta, que corrió en cuanto vio que el Escuadrón 421 caminaba por el pasillo después de salir por una puerta que no estaba planeada. Fue una comunicación fugaz, aún así Valentina le toma una foto.
Después de cuatro meses de travesía y viajes, de renombrar Europa, de encontrarse con activistas, las siete integrantes de la delegación marítima zapatista: Marijose, Lupita, Carolina, Yuli, Ximena, Bernal y Felipe regresan a México para ir de vuelta a sus comunidades autónomas en los Caracoles.
Debido a que la seguridad del aeropuerto cambió de último minuto la puerta de salida, se modificaron los planes de recepción. Llegó el subcomandante Moisés junto con una comitiva zapatista para recibirlos pero el Escuadrón salió por otra puerta. La valla de seguridad que organizaron los otomíes tuvo que deshacerse e improvisarse. El Escuadrón camina por el pasillo a la salida y los activistas se acercan en multitud.
Por ese caos, Valentina Thelema no logró entregarle el cartel a Marijose. Sin embargo, al terminar la festiva recepción, pidió a Marichuy, vocera del CNI-CIG, que se lo diera. Marichuy recibió el cartel.
Hasta para desembarcar las Extemporáneas resultan extemporáneas. Todo lo trastocan. El vuelo se retrasó una hora, anuncia la aerolínea alemana, pero el Escuadrón cruza la salida dos horas después, a las 8:47 de la noche.
Mientras sale, dos pequeños niños otomíes danzan al ritmo de la batucada. En la sala E3 hay una fiesta, suena una trompeta en medio de percusiones de gran escala. Las personas, agrupadas en círculo que abarca casi toda la sala, sostienen carteles y mantas, y se echan un pasito de baile que es inevitable por el ritmo sonoro.
El personal de vigilancia está inquieto. A la entrada del aeropuerto había policía antimotines. Los vigilantes se pasean nerviosos alrededor de la comitiva de recepción que corea incansablemente consignas: “zapatistas somos todos”, “Viva el Escuadrón 421”, “Zapata vive, la lucha sigue”, “Otomí, Otomí, ya chingamos el INPI…Y de ahí, no nos vamos a salir”.
“Aquí está la resistencia trans”, corea Valentina Thelema con el megáfono que pidió prestado a las otomíes. La multitud responde a la consigna.
Las niñas y niños corren en medio de este gran círculo que es la comitiva de recepción. Un niño con su madre levanta con trabajos un hermoso cartel pintado a mano en el que aparecen las siete integrantes del escuadrón Zapatista navegando en el océano, con un letrero que les da la bienvenida.
Los pasajeros que acaban de desembarcar miran desconcertados la multitud al salir. Escuchan cómo las percusiones imitan los sonidos de la selva. Extrañados, rodean a quienes bailan involuntariamente. Escuchan la trompeta gemir como si fueran los bramidos de un elefante.
—¿Qué es esto? —preguntan quienes vienen a recibir a algún pasajero.
—Están recibiendo a los zapatistas.
Incrédula, la mujer repite:
—¡¿zapatistas?! —Y saca su celular para tomar fotos. Hace una llamada para avisar que “hay un mundo de gente”.
Entre las consignas, se escucha a los vigilantes del aeropuerto cuestionar a los activistas:
—¿Quién es ese Escuadrón?
—¡Son los zapatistas que regresan de Europa! —exclama la activista.
El retraso del vuelo no hace mella entre el comité de recepción. Nadie se va. Apenas pasan las ocho de la noche. Marichuy sostiene una bandera negra con estrella roja. Las personas la buscan para tomarse fotos con ella.
Quienes van a dar la bienvenida se saludan como si no se hubieran visto en años. Influye la pandemia. Es un reencuentro festivo. La vida va abriéndose camino por sobre las tragedias de la enfermedad.
—¿Cómo permiten esto en tiempos de pandemia? —Pregunta indignada una mujer.
—Pero si ya permiten todo —le responde su acompañante—. ¿No has ido al Centro?
Y como si escucharan la conversación, desde el altavoz del aeropuerto una voz femenina llama a “mantener la sana distancia”.
Las otomíes se sientan en el frío piso de mármol. Abrazan y besan a sus pequeñas. Les limpian las narices con un pañuelo. La batucada busca levantar los ánimos. Ondea entre las luces artificiales una gran manta que dice “Nuestra alegre rebeldía”, la cual sostienen distinguidas académicas universitarias. Ahora sí comienza a sentirse el cansancio de la espera.
El sonido de las percusiones hace el milagro de poner de pie a quienes ya están sentadas. Las activistas vuelven a trazar una media luna en la sala 3. Las niñas agarran su segundo o tercer aire y corren sin parar de un lado a otro del semicírculo. Otra bandera zapatista, una más grande con la estrella roja de cinco puntas sobre un fondo negro, baila al ritmo de las percusiones. La comitiva de recepción ya se volvió parte del paisaje. Esta ciudad, que lo normaliza todo con una rapidez sorprendente, deja su huella en el recibimiento al Escuadrón 421.
A lo lejos, entre las puertas de cristal se ve desfilar al Escuadrón 421 con sus mochilas saliendo del área de revisión migratoria del aeropuerto. En ese momento llega el subcomandante Moisés junto con la comitiva zapatista que viene al aeropuerto a recibirles. Se colocan junto a Marichuy, pero en ese momento, Moisés habla con los vigilantes del aeropuerto y les interroga por haber cambiado la puerta por donde llegaría la delegación zapatista.
La salida es atropellada. Avanzan por una puerta distinta a la que los espera la comitiva de activistas, integrantes de pueblos indígenas, colectivos, comunidades, organizaciones y académicas.
El Escuadrón 421 desfila en el pasillo del aeropuerto rumbo a la sala E3 y cuando llega a la altura de la comitiva de recepción, debe abrirse paso entre la multitud que se les abalanza, y a la vez corea consignas: “Viva el Escuadrón 421”. Las siete integrantes caminan decididas hasta los elevadores. Y ahí es donde Valentina Thelema alcanza a Marijose antes de irse.
Marijose, Lupita, Carolina, Yuli, Ximena, Bernal y Felipe atravesaron el océano Atlántico en el último viaje del Velero Stahlratte renombrado como “La Montaña”. Fue construido para pescar en 1903.
Llegaron a las Islas de Azores, territorio autónomo de Portugal y ahí les sellaron los pasaportes. Cinco días después arribaron al puerto de Vigo en Galicia. De ahí, fueron imparables: recorrieron cuatro países en tres meses, conocieron la Europa Insumisa, que Marijose renombró como Slumil K’ajxemk’op.
Recorrieron el Estado Español, de Vigo se fueron a Extremadura, luego a Valencia, Madrid, Barcelona; luego a Francia en París, Nantes, luego a Suiza en Basel, en Zúrich y a las montañas.
Su misión se prolongó pues el viaje de la delegación aérea se fue aplazando. En algún momento planearon encontrarse con Las Fuerzas Aéreas Zapatistas en París, por lo que permanecieron bastante tiempo en Francia. Ahora hacen el relevo con la delegación aérea La Extemporánea que está próxima a salir.
Desde “algún rincón de Slumil K´Ajkemk´op”, activistas de Europa escribieron una carta para agradecerles a las 7 integrantes del Escuadrón 421 su visita y contarles lo que significó para ellas:
“Ustedes no lo saben, pero antes de la Gira de ustedes, nosotr@s no nos conocíamos. Cada un@ de nosotr@s estaba en su territorio, en su lucha, en su trinchera. La llegada de ustedes a Slumil K´Ajkemk el 22 de Junio 2021 nos enlazó. Primero el enlace fue virtual, después en persona y puede creerse que cuando nos encontramos en persona, la primera vez en Vigo, fue como si nos hubiéramos conocido de toda la vida. Trabajamos, intercambiamos, reímos y también discutimos. Es decir, nos organizamos y pusimos mucha fuerza y mucho corazón”.
El Escuadrón tuvo la misión de escuchar durante esos tres meses en los que viajó por Europa. Lo hizo y las siete integrantes documentaron a más no poder lo que veían. Dieron un mensaje colectivo en la marcha “No nos Conquistaron” el 13 de agosto, a 500 años de la toma de Tenochtitlán por los invasores ibéricos. “A penas 500 años” han pasado, dijeron las zapatistas en el micrófono. La lucha por la vida va para largo.
En Suiza es donde más hablaron, y Marijose dio a conocer su propia historia.
En esa carta, les desean un buen retorno a sus comunidades. “Con cada visita de ustedes el grupo iba creciendo y tod@s con unas ganas enormes de ayudar, cooperar y compartir”.
Botas llenas de Tierra. Tejedora de relatos. Narro sublevaciones, grietas, sanaciones, Pueblos. #CaminamosPreguntando De oficio, periodista. Maestra en Comunicación y cambio social. #Edición #Crónica #Foto #Investigación
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