¿Es Claudia?

9 enero, 2023

El principal obstáculo para Sheinbaum no parece ser ni la ley o la autoridad electoral, la oposición (que sigue sin perfilar su candidatura del 2024), ni sus rivales internos; sino la Ciudad misma.

Por Ernesto Núñez Albarrán

Twitter: @chamanesco

El gobierno de la Ciudad de México nunca ha sido una buena plataforma de aspiraciones presidenciales.

En diversas épocas, políticos del PRI y de la izquierda han intentado saltar del Palacio de Ayuntamiento a Los Pinos o a Palacio Nacional, y ninguno lo ha conseguido.

En la época del viejo régimen, regentes poderosos como Javier Rojo Gómez, Ernesto P. Uruchurtu, Alfonso Corona del Rosal o Carlos Hank González llegaron a ser mencionados en las opacas listas de los tapados, pero se quedaron en el camino de la sucesión presidencial.

En 1993, uno de los gobernantes más populares que ha tenido la capital, Manuel Camacho Solís, fue descartado en el juego sucesorio de Carlos Salinas de Gortari, quien eligió a Luis Donaldo Colosio como candidato oficial.

Camacho terminó como canciller, luego como comisionado para la paz en Chiapas y, tras el asesinato de Colosio, acabó en el ostracismo y renunció al PRI. En el año 2000 fue candidato presidencial de su partido (el PCD), pero obtuvo apenas 0.55 por ciento de los votos.

Ya en la época de la transición, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas construyó su tercera candidatura presidencial -del año 2000- desde la primera Jefatura de Gobierno electa democráticamente.

Pero Cárdenas terminó en tercer lugar, con 16.6 por ciento de los votos.

Andrés Manuel López Obrador usó su Jefatura de Gobierno (2000-2006) para construir un liderazgo nacional y convertirse en un popular candidato presidencial, pero sus aspiraciones se vieron frustradas por la operación de Vicente Fox, empresarios, políticos priistas y autoridades electorales que desbalancearon las condiciones de equidad en favor del panista Felipe Calderón.

López Obrador fue nuevamente candidato en 2012, pero volvió a perder, y fue hasta 2018 que llegó a la Presidencia. Aunque su paso por el gobierno de la Ciudad fue importante para marcar un estilo de gobierno recordado por la población (las pensiones a adultos mayores son un buen ejemplo), su triunfo no se explica solamente por su experiencia como gobernante de la capital, ni ocurrió inmediatamente después de ésta.

En 2011, Marcelo Ebrard también quiso catapultarse desde el gobierno de la Ciudad hasta la Presidencia de la República y, aunque logró construir la imagen de un gobernante eficiente y progresista, al final fue derrotado por López Obrador en las encuestas internas del PRD, y no pudo llegar a la boleta.

Ahora es Claudia Sheinbaum la que lo intenta, utilizando en sus aspiraciones todos los recursos políticos (y financieros) de los que dispone como Jefa de Gobierno, empezando por el evidente apoyo del presidente López Obrador.

En su empeño, Sheinbaum ha recorrido ya medio país, utilizando cualquier pretexto para salir los fines de semana a estados con proceso electoral o donde ya gobierna la cuarta transformación.

La Jefa de Gobierno y su equipo no han cuidado las formas ni han respetado las leyes que le impiden hacer promoción personal utilizando recursos públicos.

Tampoco ha respetado vedas en tiempos de campaña, ni las múltiples amonestaciones que le ha hecho la autoridad electoral para limitar su activismo.

Claudia Sheinbaum es la política más denunciada en el último año ante el Instituto Nacional Electoral: en 2022, la Unidad Técnica de lo Contencioso Electoral del INE tramitó 76 Procedimientos Especiales Sancionadores, que por acumulación desahogó en 36 procedimientos y, en 30 de ellos, está involucrada la Jefa de Gobierno.

Se trata de procedimientos derivados de mensajes de Sheinbaum durante la Revocación de Mandato y en las campañas de seis entidades donde hubo elecciones; la publicación de desplegados que habrían vulnerado el principio de imparcialidad al que la obliga la Constitución; la pinta de bardas y la colocación de anuncios espectaculares con la leyenda #EsClaudia y sus giras para promover su probable candidatura de 2024.

Entre el 28 de diciembre de 2022 y el 6 de enero de 2023, Sheinbaum acumuló 10 quejas por la aparición de anuncios espectaculares con su silueta, colocados y financiados por diputadas y diputados federales de Morena que, aunque dijeron haber usado recursos propios para ello, están siendo investigados por la autoridad electoral.

PAN y PRD son los partidos más activos en las denuncias en contra de Claudia Sheinbaum, y han advertido que solicitarán al Tribunal Electoral que, ante las múltiples faltas cometidas, revisen “el modo honesto de vivir” de la Jefa de Gobierno, un argumento que podría esgrimirse para impedirle competir en las elecciones de 2024.

Lo cierto es que el activismo de la oposición en contra de la Jefa de Gobierno es directamente proporcional al activismo de ella, y a las altas probabilidades de que finalmente sea la candidata de Morena y la presidenta de la República.

De todos los intentos anteriores por conquistar la Presidencia desde el gobierno capitalino, el de ella es el más sólido, pues tiene a su favor algo que no tuvo ninguno de los regentes o jefes de gobierno: el apoyo total del presidente en funciones.

En esa lógica, el principal obstáculo para Sheinbaum no parece ser, ni la ley o la autoridad electoral, ni la oposición (que sigue sin perfilar candidaturas competitivas hacia el 2024), ni sus rivales internos, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López; sino la Ciudad misma.

Este sábado, Claudia Sheinbaum se encontraba en Michoacán para revisar un convenio con el gobernador morenista, Alfredo Ramírez Bedolla, cuando se estrellaron dos trenes de la Línea 3 del Metro.

Sheinbaum suspendió su visita, en la que también dictaría la conferencia “Políticas Exitosas de Gobierno”, y regresó en un helicóptero del gobierno michoacano a la Ciudad de México, para atender la emergencia.

Llegó a las 12:40 al lugar de los hechos, donde se reportaba la muerte de una joven de 18 años y más de 50 personas lesionadas.

Se trata del tercer accidente con víctimas mortales que se registra en el Metro durante su gobierno, y el más reciente en una larga cadena de incidentes derivados de fallas de comunicación, obsolescencia de equipos, falta de mantenimiento y la precariedad laboral del personal del Sistema de Transporte Colectivo.

En las semanas por venir, a Sheinbaum se le reclamará -no sólo haber llegado tarde al lugar del siniestro por andar de campaña en Morelia-, sino las ineficiencias, derivadas de la austeridad y otros factores, en un sistema que resulta vital para la movilidad de la Ciudad.

El golpeteo político en su contra es inminente, junto con el recuerdo de los 26 muertos en la Línea 12, en mayo de 2021, y el uso que hará la oposición del nuevo accidente.

Para contrarrestar esa campaña, el gobierno de Sheinbaum deberá atender con prontitud y transparencia a las víctimas, informar con certeza los motivos del accidente, decidir el destino de las autoridades actuales del Metro y, sobre todo, tomar las medidas correctivas suficientes para impedir otro accidente.

No será fácil para ella y sus promotores darle la vuelta a esta página para seguir construyendo una candidatura presidencial desde el gobierno de la Ciudad.

Y, sin embargo, ése seguirá siendo su empeño.

Periodista desde 1993. Estudió Comunicación en la UNAM y Periodismo en el Máster de El País. Trabajó en Reforma 25 años como reportero y editor de Enfoque y Revista R. Es maestro en la UNAM y la Ibero. Iba a fundar una banda de rock progresivo, pero el periodismo y la política se interpusieron en el camino. Analista político. Subdirector de información en el medio Animal Político.