Familiares de un guerrillero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias rastrearon sus restos hasta el panteón de Dolores en la Ciudad de México. De confirmarse el hallazgo, esto podría abrir las fosas comunes para encontrar a los desaparecidos en la Guerra Sucia
Texto: Kau Sirenio
Foto: Duilio Rodríguez / Archivo PdP
CIUDAD DE MÉXICO. – Una investigación de la historiadora Adela Cedillo ubicó la tumba donde yacen los restos del comandante guerrillero Carmelo Cortés, fundador de la guerrilla urbana Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y militante de la Liga Comunista 23 de septiembre.
De acuerdo con la familia de Carmelo Cortés, los restos del guerrillero se encuentran en el panteón civil de Dolores, en la Ciudad de México.
En conferencia de prensa en el Museo Casa de la Memoria Indómita, Catarino Hernández, hijo de Carmelo Cortés, dijo que una investigación que buscaba el paradero de cinco integrantes de la Liga Comunista 23 de Septiembre caídos en Tlalnepantla, Estado de México, llevó al hallazgo de los restos mortales del revolucionario.
«De acuerdo con la investigación de Adela Cedillo podemos saber que hay indicios de que en el panteón civil de Dolores puede estar el cuerpo de mi padre, después de más de casi 49 años de búsqueda podemos decir que hay esperanza para encontrar a los desaparecidos durante la Guerra Sucia” celebró Catarino.
Y añadió:
“Tenemos toda una vida de búsqueda y ahora que encontramos los restos de mi padre nos alienta a seguir buscando a los caídos, porque muchos de los familiares se están muriendo en el camino, como el caso de doña Rosario Ibarra una mujer emblemática de este país que dio toda su vida para buscar a los desaparecidos políticos”.
Catarino también es integrante del colectivo de Esposas e Hijos de Desaparecidos y Desplazados de la Guerra Sucia.
Carmelo Cortes nació en el Rincón de las Parotas el 16 de julio de 1948. Es hijo de Juan Cortés Morales Cuyuco y Aurelia Castro Millán, y estudió la primaria en Atoyac.
Según lo que se cuenta de él, todos los días caminaba a la escuela “Modesto Alarcón”. La secundaria la hizo en el internado de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, y fue miembro del comité nacional de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM).
Ahí se politizó, y después fundó las Fuerzas Armadas Revolucionarias. También participó en la Liga Comunista 23 de septiembre.
A Carmelo lo desaparecieron en el periodo conocido como Guerra Sucia.
En 1975, la prensa documentó la muerte en cautiverio de Carmelo Cortés, después de que la Dirección Federal de Seguridad lo detuviera con vida el 31 de agosto de ese mismo año. El cuerpo de Carmelo, sin embargo, nunca fue entregado a sus familiares, quienes comenzaron a exigir su presentación.
En 2005, la entonces Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado abrió una investigación al respecto que nunca concluyó.
Los años pasaron, y ningún gobierno informó sobre el paradero de los restos de Carmelo, hasta que la investigadora Adela Cedillo, quien ha estudiado los movimientos políticos y sociales en época de la Guerra Sucia, pudo ubicar el lugar en el panteón donde fueron sepultados en fosa común varios líderes del movimiento armado que abarcó de 1965 a 1990. Entre ellos Carmelo.
El hijo del comandante guerrillero dijo que por las fechas en que se buscó a los integrantes de la Liga Comunista de 23 de Septiembre, así como la fecha en que fue detenido su papá en el campo militar número 1, fue cómo llegaron la conclusión: “Para mi es muy importante saber eso», dijo Catarino Gomez.
Y añadió: «Me cayó como un balde agua al saber esta noticia”.
En cuanto los familiares de Carmelo recibieron la noticia, corrieron al panteón a corroborar la información. Primero, buscaron a los trabajadores del panteón, quienes les dijeron que buscaran a uno de los responsables de esa época para que les diera más detalles. Los familiares encontraron a este persona, quien revisó todos los libros donde estaban los registros.
“Tuvimos la oportunidad de verlo y de que nos llevara a la tumba de mi padre con las coordenadas exactas en los libros que nos dieron. Nosotros lo buscamos con la fecha de registro en 1975, y apareció el 12 de septiembre. Este dato coincide porque a mi papá lo detienen el 31 de agosto de 1975 en el cerro de Tetilla, y el 1 de septiembre lo llevan al campo militar número 1, donde fue torturado. Al día siguiente, un comunicado que difundieron en los medios de comunicación dijo que mi papá estaba en Gayoso, y pedían a la familia que pasaran a recoger el cuerpo. Mi familia no se presentó porque era una trampa para detener a todos”, recapitula Catarino.
Y explica que a Carmelo lo enterraron en una columna donde usualmente sepultan sólo a bebés.
En el registro que consultaron los familiares de Carmelo, su tumba aparece en medio de un vacío, justo en esta columna donde sepultan a los bebés. Según los trabajadores del panteón de Dolores, estas tumbas las prestan para entierros. El periodo: 6 años.
”No era posible que un adulto fuera enterrado ahí”, dice Catarino.
La tumba donde presuntamente está Carmelo no tiene la lápida rota, por lo que su hijo, Catarino, afirma que ahí deben estar los restos de su padre.
“Para nosotros es muy importante esta información. Nos permite llegar a la verdad que se ocultó durante muchos años”.
El hallazgo de Carmelo, dijo su hijo, llena de esperanza no sólo a su familia, sino a muchos de los colectivos que luchan por la memoria y la justicia.
«Abre la posibilidad para que puedan encontrar a muchos compañeros que, si no los enterraron en ese panteón, entonces pensaríamos que están en una fosa común», comenta Catarino.
Y añade:
«Me llena de alegría, porque le dije a mi papá que lo iba a encontrar en esta vida o en la otra, pero que nos íbamos a encontrar. Este hallazgo es como el florecimiento de una planta que le echas agüita y por fin ves la flor. Así me pasó con mi papá”.
Hasta el momento, según informó Catarino, la familia espera la exhumación de los restos en coordinación con la Fiscalía General de la República, a quienes ya solicitaron que acordone y resguarde el panteón con el fin de evitar el saqueo de la tumba.
Después de esto, la autoridad debe entregar los restos óseos a especialistas y universidades para que le hagan los estudios necesarios y, con esto, saber “si hay huellas de disparos en el cráneo”.
De confirmarse esta sospecha, el caso de Carmelo tendría que investigarse como una ejecución extrajudicial que, como ocurrió durante el periodo de la Guerra Sucia, es imprescriptible.
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Para que no prevalezca la impunidad, la familia de Carmelo dio parte a la Comisión de Nacional de Derechos Humanos y a la Comisión de Búsqueda. Esto, porque las autoridades separaron su expediente del de Aurora de la Paz, otra militante de la 23 de Septiembre y las FAR detenida en Chiconautla, Estado de México, el 3 de febrero de 1976. Aurora también está desaparecida.
«Para mí es importante rescatar el expedienté para reabrir la investigación”, acusa Catarino.
Y concluye:
“Es muy fuerte lo que les voy a decir, pero es probable que estén ahí los compañeros del 1968 porque el panteón Dolores está a un costado del campo militar número 1 y enfrente de Los Pinos”.
Días antes de que la familia de Carmelo Cortés informará sobre su hallazgo, el presidente López Obrador publicó una carta en el periódico La Jornada donde pidió a las familias de los 43 normalistas de Ayotzinapa que revisen el actuar de las organizaciones que las acompañan, particularmente «sus vínculos con el gobierno de Estados Unidos y sus agencias».
El presidente mencionó particularmente al senador Emilio Álvarez Icaza. Del resto de las organizaciones, aunque no lo afirmó, dijo que pueden «ser gente inocente, bien intencionada y con elementos suficientes para desconfiar del Ejército y del Estado autoritario que predominó en México por décadas».
En la carta, el presidente da un informe de las actividades que han ocurrido durante su administración para esclarecer la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa en 2014. Un hecho que el gobierno Federal reconoce como un «crimen de estado».
Sin embargo, el presidente es enfático en señalar que no existen más folios pendientes de entregar por la Secretaría de la Defensa Nacional, aunque las familias reclaman que sí.
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En la carta, además de presentar un resumen de actividades, el presiente defendió al Ejército.
«Ciertamente, no hay duda de la responsabilidad del Estado, ya sea por omisión, ocultamiento y fabricación de la llamada verdad histórica
de los funcionarios federales, estatales y municipales involucrados, pero el señalamiento al Ejército, sin pruebas, me produce mucha desconfianza y sostengo que podría obedecer a un afán de venganza de personas o instancias del extranjero para debilitar a una institución fundamental del Estado mexicano, como quisieron hacerlo en el caso del general Salvador Cienfuegos o como lo están haciendo ahora en mi contra con una campaña de desprestigio, sin pruebas, tratándome de vincular con la delincuencia organizada, básicamente por motivos políticos e ideológicos».
Periodista ñuu savi originario de la Costa Chica de Guerrero. Fue reportero del periódico El Sur de Acapulco y La Jornada Guerrero, locutor de programa bilingüe Tatyi Savi (voz de la lluvia) en Radio y Televisión de Guerrero y Radio Universidad Autónoma de Guerrero XEUAG en lengua tu’un savi. Actualmente es reportero del semanario Trinchera.
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