Un estudio del Instituto de Investigaciones Forestales y Agrícolas demostró que el uso de técnicas agrícolas es más rentable que el uso de herbicidas y productos de la agroindustria
Texto: Eduardo Cordero
Foto: Archivo
TLAXCALA.- La producción de maíz libre de glifosato, con la utilización de técnicas agroecológicas, es más rentable que el uso de fertilizantes, plaguicidas y herbicidas, de acuerdo con una investigación del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuaria (INIFAP) realizada en dos comunidades de Tlaxcala.
El estudio Rentabilidad de la producción de maíz en sistemas agroecológico y convencional en dos comunidades de Tlaxcala, de la investigadora Alma Velia Ayala y Benjamín Hernández, comparó dos sitios de producción de maíz: el faro Agroecológico “Vicente Guerrero” en Españita (compuesto por 100 productores) y productores de maíz criollo (nativo) en Huamantla.
Cada grupo fue integrado por 10 pequeños productores en igualdad de circunstancias tecnológicas.
El glifosato es el herbicida de mayor uso en el mundo. “Fue introducido al mercado por la empresa Monsanto en 1974 con su formulación más conocida, el Roundup”. Es un probable cancerígeno, de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Provoca daño a nivel celular y en el ADN.
En algunos lugares del país al glifosato le llaman matatodo. “Detiene la síntesis de proteínas en células vegetales, con lo que el crecimiento de la planta cesa hasta que muere”, afirma un documento del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (CONAHCYT).
El faro agroecológico «Vicente Guerrero»-centro de cultivo de saberes técnicos y agroecológicos que buscan crear producción sustentable-, trabaja con policultivo: maíz, calabaza y frijol. Utiliza compostas, lombricomposta, harinas de rocas, microorganismos benéficos y otros insumos naturales, sin involucrar agroquímicos en ninguna etapa del proceso de cultivo.
Los productores de Huamantla usaron agroquímicos de manera empírica, es decir, de acuerdo a su propia experiencia y a como va desarrollándose el crecimiento del cultivo, sin asesoría técnica de alguna institución especializada en agronomía.
Los resultados del estudio arrojaron que el rendimiento del Faro agroecológico es mayor: su producción fue de 3.5 toneladas por hectárea, un rendimiento superior al promedio estatal y nacional, además de obtener frijol y calabaza.
Por su parte, los productores de Huamantla obtuvieron 2.5 toneladas por hectáreas, número menor inclusive a la media estatal de 2.4 toneladas por hectárea.
Durante la conferencia de prensa “Atención al decreto para prescindir del glifosato en México”, realizada el 24 de marzo de 2024, un grupo de científicos- de diferentes instituciones del país- ofrecieron diferentes números que indican las acciones emprendidas por el CONAHCYT para avanzar hacia la sustitución del glifosato.
La Dra. Ana Laura Wegie Broulo, investigadora de la UNAM, indicó que estamos en un momento crítico que demanda un cambio en el rumbo del planeta y en el país, donde la pandemia de Covid-19 mostró la vulnerabilidad provocada por las comorbilidades generadas por el desequilibrio ecológico.
México tienen 7 millones de hectáreas cultivables donde, durante los últimos 10 años, se ha triplicado el número de agrotóxicos peligrosos para la salud.
Actualmente, diversas instituciones del país están trabajando con productores de 22 estados organizados en faros agroecológicos, para sustituir el glifosato que se usa para matar maleza- arvenses-, cuando en realidad sólo el 7 por ciento son dañinas para los cultivos.
En el país, el 44 por ciento de los productores usa glifosato, de estos sólo el 8.7 por ciento de los productores a gran escala lo utiliza, de acuerdo con Luis Rafael Palacios Mirón, titular de la Procuraduría Agraria.
En México, el 54 por ciento de la producción viene de los campesinos de pequeña escala: 5 millones de campesinos proveen de alimentos a México, en un país donde todavía el 50por ciento de la tierra es de propiedad social.
El manejo de la maleza ya tiene alternativas milenarias: uso de animales, desbrozadoras, rotación de cultivos, etc. El campo mexicano ha sido sostenido por estas alternativas durante cientos de años, sin recurrir a ningún agroquímico.
A pesar de que el estudio citado muestra mayor rendimiento con el sistema agroecológico, también es necesario remarcar que el 50 por ciento de los costos de producción se destino al manejo de arvenses- maleza, mala yerba-, con el trabajo manual (uso de machetes y azadones), lo cual implica mayor presencia de jornaleros, ocupando entre 32 y 38 personas para el caso del estudio realizado en Españita.
El trabajo en el campo tlaxcalteca ha disminuido debido a la migración campo- ciudad, de cuerdo con la investigación del INIFAP.
El Censo agropecuario 2022 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, indica que en Tlaxcala hay 324 mil hectáreas en áreas rurales, de las cuales el 75.6 por ciento son utilizadas para actividades agropecuarias.
241 402 hectáreas son de uso agrícola- sembradas o no sembradas- de ellas el 93.0 por ciento usan el riego de temporal. En Tlaxcala se siembra maíz grano blanco, forrajero, avena forrajera, cebada grano y trigo grano. Además, se cultiva alfalfa, agave, nopal, fresa y manzana.
El campo tlaxcalteca es trabajado por 289 813 hombres y 83 046 mujeres, donde la participación de este género disminuyó de 26.0 por ciento a 22.3 por ciento en relación con el censo de 2007.
Es importante señalar que el 33.7 por ciento de productores rebasan los 65 años, 49.5 por ciento tienen entre 45 y 65 y sólo el 16.7 por ciento tiene entre 18 y 45 años. Es decir, la tierra la trabaja en su mayoría personas mayores de 45 años.
Problemas como el alto costo de insumos y servicios, la inseguridad, la escasez de mano de obra, la pérdida de fertilidad del suelo y la edad avanzadas afectan la producción del suelo tlaxcalteca.
La diversificación de actividades es la opción para la supervivencia de los productores, quienes han aumentado su nivel escolar.
El estudio de INIFAP indica que, por lo menos en este ejemplo de núcleo agroecológico-, la utilidad de los productores que no utilizaron glifosato fue superior, obteniendo- además de mayor producción-, frijol y calabaza para el autoconsumo.
Por cada peso que invirtieron los productores de Vicente Guerrero obtuvieron ganancias de 24 centavos, lo cual lo convierte en una actividad rentable, contrario a los productores de Huamantla que tuvieron una rentabilidad negativa.
La discusión de la prohibición del glifosato continúa en el ojo público debido a la nueva postergación del decreto emitido por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
En un inusual comunicado emitido por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y la Secretaría de Economía, se aseguró que no existe aún una sustitución para el glifosato a pesar de los esfuerzos emprendidos por un grupo de expertos del CONAHCYT, la Universidad Autónoma Chapingo, UNAM, Procuraduría Agraria y un copioso grupo de expertos que ofrecen alternativas agroecológicas para suprimir, de una vez por todas, este herbicida que atenta contra la salud pública.
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