9 noviembre, 2021
Activistas y organizaciones acusan que las empresas y gobiernos en la COP26 sólo buscan soluciones que les representen un negocio. El Tribunal Internacional de los Derechos de la Tierra demandó que los sistemas de conocimiento indígena sean reconocidos como una de las mejores soluciones al cambio climático y se castigue el ecocidio como un crimen de lesa humanidad
Texto: Arturo Contreras Camero
Foto: Thomas Millot / Unsplash
GLASGOW, ESCOCIA.- El mundo ya no puede soportar más soluciones falsas para arreglar la crisis climática. Esa es la determinación del segundo caso tratado en el quinto Tribunal Internacional de los Derechos de la Tierra, un espacio independiente formado por organizaciones civiles y activistas de diferentes rincones del mundo que muestran otra mirada a las voces presentes en la COP26.
“Entre estas soluciones falsas hay propuestas absurdas, como la meta de emisiones netas cero, o los mercados de los bonos de carbono, esperan que las grandes empresas den respuesta a esta crisis, pero esto no tiene nada que ver con el clima ni con la gente; lo que buscan es hacer un negocio con estas soluciones. Es algo que se ve en el tratado de París, que parece más un tratado de intercambio de carbono que un tratado para preservar el planeta”.
Yvonne Yáñez, activista y académica de Ecuador.
Sus críticas describen perfectamente los debates que se llevan este año al interior de la COP26, en las que muchas de las propuestas vienen de bancos de desarrollo y de empresas energéticas que buscan apostar grandes inversiones a este tipo de soluciones.
“La meta, pareciera, es usar el carbón como un commodity, como un producto financiero más para seguir tratando a la naturaleza como una cloaca y seguir explotando a las mujeres y a las personas del sur global. Las soluciones falsas al cambio climático son seguir con su business as usual sin pensar en el clima o en las personas”, añadió Yáñez.
Desde el presidente del COP26, Alok Sharma, al antiguo secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, han pedido que los gobiernos pongan un alto a los grandes capitales privados para seguir con su business as usual, es decir, con la manera depredadora de hacer negocios que se basa en procesos extractivos, sin embargo, estos mensajes no parecen permear las discusiones de las países involucrados en las negociaciones de Glasgow.
El Tribunal de la Tierra busca defender los derechos de la naturaleza, una alternativa al sistema antropocéntrico de derechos humanos que busca reconocer formas alternativas de justicia ante los responsables de la contaminación, normalmente empresas y gobiernos coptados por ellas, que afecta no solo a los humanos, sino a miles de especies en el planeta y los espacios en los que viven.
“Por eso necesitamos evolucionar de viejas formas de legislación ambiental y expresar los derechos de la naturaleza, porque hemos identificado que las falsas soluciones que estamos discutiendo hoy no solucionan nada. ¿Cuál es el problema con estas legislaciones? Que al inicio suenan muy bien, pero como las respuestas sencillas, suelen ser falsas”, dice Yáñez.
Por ejemplo, en la COP26 se dedican amplios espacios para discutir soluciones basadas en la naturaleza, como la intención de Arabia Saudita de sembrar más de 400 kilómetros cuadrados de manglares marinos alrededor de sus costas, una especie que tiene el potencial de atrapar miles de toneladas de dióxido de carbono, sin embargo, se desconoce los efectos negativos que podría tener la creación de bosques falsos de manglares en ecosistema.
“Estas acciones abren la puerta a los mercados. Por ejemplo, las soluciones basadas en la naturaleza solo venden la restauración basadas en la creación de monocultivos en un proceso que se dedica a cuantificar los ciclos y las funciones de la tierra para usarlas como una herramienta y no como un ser vivo”, señaló Tom Goldtooth, indígena navajo, otro de los testigos del tribunal, que también dirige la Red Indígena del Ambiente.
Otro ejemplo son los mercados de bonos de carbono, que es una forma de las grandes empresas de hidrocarburos para continuar con la extracción de combustibles fósiles.
“Lo único que esto ha hecho es seguir contaminando nuestros ríos, nuestro medio ambiente, los elementos de donde viene toda nuestra vida. Con su dinero solo engañan para seguir matando, destruyendo y dividiendo a nuestro pueblo. Este tipo de programas no van a reducir la crisis climática que vivimos”, dijo el jefe Nimwa, de una de las más de 500 tribus que aún quedan en la Amazonía.
Al final de la sesión del tribunal se concluyó en que los gobiernos deben reconocer los sistemas de conocimiento indígena como una de las mejores soluciones al cambio climático, mismas que deben ser integradas con análisis científicos.
De la misma forma el Tribunal de Derechos de la Tierra busca que se incluya el ecocidio como un crimen de lesa humanidad y como tal debería ser sancionado por organismos de justicia multinacionales como la Corte Penal Internacional, que ya inició una discusión al respecto.
Periodista en constante búsqueda de la mejor manera de contar cada historia y así dar un servicio a la ciudadanía. Analizo bases de datos y hago gráficas; narro vivencias que dan sentido a nuestra realidad.
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