Este lunes la Suprema Corte de Justicia de la Nación renueva su presidencia, un proceso marcado por la polémica del plagio de la tesis de la ministra Yasmín Esquivel, propuesta por el presidente López Obrador a la Corte y una de las candidatas con más probabilidades de suceder al ministro Arturo Zaldívar. ¿Qué está en juego en la sucesión de la presidencia de la Corte?
Texto: Arturo Contreras Camero
Fotos: Presidencia y Andrea Murcia / Cuartoscuro
CIUDAD DE MÉXICO.- Cada cuatro años la Suprema Corte de Justicia renueva su presidencia; que se encarga no solo de llevar su administración, sino de tramitar los asuntos de competencia del pleno de la Corte y turnar estos asuntos a alguno de los otros 11 ministros para su resolución; en otras palabras, lleva las riendas de los asuntos que resuelven.
Además el presidente de la Suprema Corte representa al máximo tribunal del país, y lidera los actos de inconstitucionalidad contemplados en la Ley de Amparo, una parte importante de los asuntos sobre los que decide la Corte y en el que se incluyen algunas de sus decisiones más polémicas. También se encarga de dirigir los debates y de proponer los nombramientos de servidores públicos para que el pleno de la Corte pueda funcionar, así como de atender las solicitudes de resolución prioritaria que pudieran llegar a la Corte.
La votación para la presidencia de la Suprema Corte debe llevarse a cabo en una sesión pública solemne, y se realizará en una votación mediante cédula (es decir, de forma secreta). Para que un ministro sea electo debe tener por lo menos seis votos. Con cinco candidatos es probable que se tenga que hacer una segunda ronda de votación en la que participarán solo los Ministros con más votos. Según el artículo 32 del Reglamento Interior de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el proceso se deberá repetir tantas veces como sea necesario.
Durante este 2023 se espera que la Suprema Corte aborde temas coyunturales, como la constitucionalidad de la participación de las Fuerzas Armadas en labores de seguridad pública; también acciones de inconstitucionalidad a la reforma eléctrica e incluso la reforma electoral.
El escándalo por el plagio de la tesis de licenciatura de la ministra de la Suprema Corte de Justicia, Yasmín Esquivel, podría costarle la presidencia del máximo tribunal del país. La ministra, que empezó su cargo de 15 años en marzo de 2019, fue propuesta por el presidente López Obrador y es considerada una pieza importante para temas esenciales del proyecto político del presidente.
La votación al interior del pleno de la Corte se espera muy cerrada, pues cinco de sus once integrantes buscan la presidencia; normalmente suelen contender solo tres de sus miembros. En algunos medios de comunicación resalta el nombre de dos ministros de los cuatro que también mandaron sus candidaturas.
Uno es el ministro Javier Laynez Potisek, que inició su mandato hace ocho años, a mediados del sexenio de Enrique Peña Nieto,y antes había sido Consejero Jurídico Adjunto del Ejecutivo Federal durante los sexenios de Ernesto Zedillo y Vicente Fox Quezada.
Potisek votó en contra de la constitucionalidad de la consulta para enjuiciar a expresidentes, argumentó que era “innecesaria”, pues «la investigación (de delitos) es una actividad científica y técnica, no se fundamenta en opiniones, aun y cuando sean expresadas por la mayoría”. El ministro estudió su licenciatura en la Universidad Regiomontana, una institución privada del norte del país, para después hacer todos sus estudios de posgrado en Francia.
Por otro lado se encuentra el ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, que según el diario La Jornada, cuenta con el apoyo del expresidente de la Suprema Corte, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Felipe Calderón propuso a Ortíz Mena. Es miembro del Consejo Directivo de la Fundación UNAM y forma parte de la Barra Mexicana de Abogados y de la Barra de Abogados del Estado de Nuevo York.
Yasmín Esquivel era una de las candidatas con más probabilidades de suceder al ministro Arturo Zaldívar, previo al escándalo de plagio que inició con la acusación realizada en una columna de Guillermo Sheridan.
El pasado 30 de diciembre, en un pronunciamiento que difundió a través de sus redes sociales, la ministra Esquivel aseguró que comenzó a escribir su trabajo un año antes de que fuera registrada la tesis de Édgar Ulises Báez Gutiérrez y asegura que él utilizó fragmentos de la tesis de la ministra.
Atribuyó la polémica a una intención ajena de incidir en la elección de la nueva presidencia de la Corte.
Al día siguiente, el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, Enrique Graue, emitió un boletín en el que reconoce la existencia de un plagio entre las tesis de licenciatura de la ministra Yasmín Esquivel y la presentada un año antes por Édgar Ulises Báez Gutiérrez.
“Ante estos hechos contradictorios y sin tener la certeza de la dimensión del plagio expresado en el testimonio del ex alumno de la tesis de 1986, resulta evidente que es necesario recabar información adicional para profundizar en el análisis documental y, de ser el caso, llamar a las partes involucradas”, dice un comunicado firmado por el rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers.
La semana anterior, un estudiante de Derecho del Instituto Tecnológico Autónomo de México, Miguel Alfonso Meza, inició una denuncia ante la Suprema Corte en contra de la ministra Yasmín Esquivel, a la que se han sumado decenas de otras demandas, en lo que podría considerarse una campaña a través de Twitter en contra de la ministra.
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