La Ciudad de México sufre una de las mayores crisis de contaminación de los últimos años. La causa, señalan las autoridades, los incendios forestales alrededor de la urbe que se han agravado por la sequía y las altas temperaturas. A pesar de que el gobierno asegura que los incendios ya están controlados, habitantes del Ajusco aún luchan por sofocarlos por completo
Texto: Arturo Contreras Camero
Fotos: Ximena Natera
CIUDAD DE MÉXICO.- Angélica camina entre los árboles con una pequeña cubeta en una mano. El bosque a su alrededor está quemado y la tierra sigue caliente. Tanto, que entre la yerba seca, reaparecen columnitas de humo. Tanto, que con la sequía y el poco viento que sopla, renacen flamas que los pobladores combaten para que no arrasen con lo que queda.
La hija de Angélica vive en uno de los varios parques de gotcha del Ajusco. Una de las montañas alrededor de la ciudad donde en las última semanas ha habido incendios forestales, que han causado la alta contaminación desde hace cinco días.
“El incendio como que hizo huecos en la tierra, y esos se siguen quemando. Parecen como volcancitos”, asegura Angélica mientras sigue caminando y echando agua a esos cráteres humeantes.
De acuerdo con datos de la Comisión Nacional Forestal y de la Secretaría de Protección Civil de la entidad, entre el 9 y 13 de mayo se registraron 66 incendios en la Ciudad de México y 130 en el Estado de México; además de otros 112 en Hidalgo y 87 en Morelos.
Los incendios forestales fueron señalados por la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, como la principal fuente de partículas menores a 2.5 micrómetros, o PM2.5, que se estancaron en el Valle de México, dejaron una nata de contaminación que gracias al calor y a la falta de vientos fuertes ya provocaron una contingencia ambiental por este tipo de partículas, situación inédita en la capital del país.
Colindante con el predio en el que vive la hija de Angélica está el parque ecológico Tepozan. De acuerdo con los reportes del C5 (Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano de la Ciudad de México), en este parque se inició un fuego el pasado sábado 11 de mayo, sin embargo, los pobladores de la zona aseguran que el incendio empezó un día antes, en terrenos más bajos de la montaña, pero en cuestión de minutos se extendió a la mayor parte del parque.
Cuando la guardabosques del lugar se dio cuenta de las llamas que amenazaban al parque, corrió a la cámara de vigilancia del C5 en la entrada del parque, que está sobre la carretera Picacho Ajusco. Presionó el botón de auxilio y de la bocina instalada en el poste solo obtuvo una respuesta: “No le entiendo, no escucho lo que dice”. El sistema de comunicación no servía.
Después de poco tiempo, al lugar llegaron combatientes de incendios, en su mayoría voluntarios de la zona que se preocupan por el bosque porque han vivido en él toda la vida. La guardabosques los describe como señores de edad avanzada y muy buena voluntad que intentaron controlar el incendio con azadones, palas y muy poca agua.
Tiempo después llegó al lugar personal de la Comisión Nacional de Recursos Naturales, de Protección Civil y del Heroico Cuerpo de Bomberos de la Ciudad de México. Pipas con agua iban y venían, no obstante, tardaron en controlar el incendio cuatro días.
Según la jefa de Gobierno, la atención de los cuerpos de emergencia de la ciudad llegaron a los incendios en lapsos de 30 minutos y lograron controlarlos, en su mayoría, entre tres o cuatro horas. Al escuchar eso, la guardabosques ríe y niega con la cabeza.
“Vinieron y apagaron, pero quedaron varios lugares humeando. ¿No van a apagarlos bien?”, les preguntó. “Es que estos así se quedan, pero después se apagan solitos, es difícil de creer, pero es porque usted no sabe de incendios”, le respondieron.
Después de caminar unos metros por las veredas entre árboles ennegrecidos, sin ramas, uno de los puntos que humeaban ya tenía flamas de nuevo.
“Hemos estado teniendo incendios desde hace 20 días”, asegura la guardabosques, “pero este último sí se les salió de las manos”.
Ahora, ella pide que, así como hay brigadas de ciclistas que ayudan a levantar basura por la ciudad, se armen algunas brigadas ciudadanas para que la gente recorra todo el bosque y ayude a eliminar estos volcancitos que aún presentan un riesgo latente. Los voluntarios, sugiere, podrían traer botes de agua cortados, con piedras y agua, para los pocos animales que sobrevivieron al incendio. “Para cuidar lo poco de vida que quedó”, dice.
Uno de los contaminantes que emiten estos incendios son los conocidos como PM2.5, un polvo de tamaño diminuto, 32 veces más pequeño que el grosor de un cabello. Estas partículas que flotan en el aire se producen en cualquier combustión y se disipan en el viento, sin embargo, esto no ha pasado en la ciudad debido a la falta de vientos.
Estos contaminantes son los causantes de la contaminación que inunda la capital desde el viernes pasado, de acuerdo con las autoridades. Y a pesar de que los centros de monitoreo de calidad de aire repartidos por la ciudad los miden y llevan un registro, no están contemplados en los lineamientos para las contingencias ambientales, por lo que la Comisión Ambiental de la Megalópolis, encargada de la calidad del aire en la ciudad, no había declarado una contingencia hasta la mañana de este martes.
Esta contingencia, considerada como extraordinaria, contempla disposiciones como no cocinar con leña o carbón. También prohíbe la operación de centros de almacenamiento de materiales de construcción, pues las partículas despedidas por el movimiento de arena, grava, o cualquier cosa que produzca polvo, puede generar más de estas minúsculas partículas.
De acuerdo con un mensaje emitido por la jefa de Gobierno, la próxima semana emitirán nuevos lineamientos sobre el cuidado ambiental, que incluirán guías para tratar este tipo de contaminantes, así como nuevas políticas para el Hoy No Circula.
De momento, la contingencia temporal, que se agravó por la concentración no solo de partículas menores a 2.5 micras, sino también por la cantidad de ozono en el aire, prohíbe la circulación de todos los vehículos con holograma de verificación 2; los que tengan holograma de verificación 1 y que su plaque termine en número non y los que tengan engomado rojo.
Además, quedan prohibidas las quemas agrícolas, de llantas, residuos, pirotecnia y otros materiales y se pide que se evite la quema de leña y carbón; así como no prender velas o incienso.
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