4 noviembre, 2021
Tras el incumplimiento de los gobiernos a los compromisos del Acuerdo de París, este miércoles se acordó que 500 firmas financieras gestionen recursos para intentar mitigar el calentamiento global. Pueblos indígenas advierten que se trata de un permiso para que las corporaciones sigan contaminando
Texto: Arturo Contreras y José Ignacio de Alba
Foto: Nik-Shuliahin / Unsplash
GLASGOW, ESCOCIA.- Unas 500 grandes empresas gestionarán 130 billones de dólares, alrededor de 40 por ciento de los activos financieros del mundo, para sumarse a objetivos climáticos que incluyen la limitación del calentamiento global a 1.5 grados centígrados.
Este miércoles fue el día del dinero en la COP26. El enviado especial de la ONU para la Acción Climática y las Finanzas, Mark Carney, se reunió con la Alianza Financiera de Glasgow hacia las Cero Emisiones Netas, un grupo de banqueros, aseguradores e inversores, quienes se comprometieron a situar entre sus prioridades el cambio climático, destacó la ONU en su portal de noticias.
Carney dijo que esto representa un punto de inflexión, ya que hasta antes de este acuerdo no había suficiente dinero en el mundo para financiar la transición.
«El mensaje central de hoy es que el dinero está ahí, el dinero está ahí para la transición, y no se trata de un bla, bla, bla. Se trata de centrarse en el cliente, de ir a donde están las emisiones para ayudar a reducirlas. Así, las empresas que tengan planes para disminuirlas encontrarán el capital necesario, y las que no lo tengan, no. Por eso, recomendamos encarecidamente que se pongan en marcha esos planes», aseguró.
Entre las empresas implicadas están la mayoría de los bancos occidentales, que deberían seguir las directrices científicas para reducir sus emisiones netas 25 por ciento en los siguientes cinco años, 50 por ciento para 2030 y emisiones cero en 2050.
Una situación que implica ajustar sus modelos de negocio, desarrollar planes creíbles para la transición y ponerlos en práctica. «Y luego (elaborar) informes anuales críticos. Tendremos la información sobre quién lo está haciendo bien, quién necesita hacerlo mejor, y también, en términos de política, saber qué hay y qué no hay», destacó Carney.
Para el director del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Inger Andersen, la nueva alianza con el sector privado es crucial, ya que después de que la financiación del sector público acordada en la COP15, de 100 mil millones de dólares hasta 2020 para apoyar la resiliencia, la adaptación y la transición energética en los países en desarrollo, no se cumplió.
La promesa se retrasa ahora oficialmente hasta 2023.
«Lamentablemente, es muy poco probable que alcancemos el objetivo de los 100 mil millones de dólares en 2021, pero en base a la información presentada por los donantes, el análisis muestra que los países desarrollados harán un aporte significativo hacia el objetivo de los 100 mil millones de dólares en 2022 y creo que también lo haremos en 2023», dijo el presidente de la COP26, Alok Sharma, en una conferencia de prensa.
Durante su participación, la excanciller mexicana y actual secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, Patricia Espinosa enlistó avances realizados:
-Estados Unidos se unió a Gran Bretaña, Francia, Alemania y la Unión Europea en una asociación de 8 mil 500 millones de dólares para ayudar a Sudáfrica a financiar una transición igualitaria del carbón
-Japón y Australia anunciaron que duplicarían la financiación para la adaptación
-Estados Unidos, Suiza y Canadá también aumentaron los recursos en esa materia.
-Los gobiernos se comprometieron a destinar 12 mil millones de dólares entre 2021 y 2025 para el cuidado y reforestación de los bosques.
Pero mientras al interior de la Zona Azul de la COP 26 se discutían nuevas formas para que los países ricos financien la transición energética de los países pobres, afuera, representantes indígenas de todas las latitudes de América reclamaron este tipo de mecanismos que, según dijeron, no reducen las emisiones de carbono, sino que solo sirven para que las grandes empresas contaminen cada vez más.
“Las compensaciones de carbono son la excusa de las empresas para seguir contaminando, esto permite a las corporaciones pretender que hacen algo sobre el cambio climático. Son parte de un régimen de bonos de carbono y de algo que ellos llaman capitalismo verde”, dijo la mañana de este miércoles Tom Goldtooth, indígena nativo americano de la Red Medioambiental Indígena (Indigenous Environmental Network, en inglés).
Desde el corazón de la Amazonía, ataviado con un tocado de plumas, el jefe Ninwa reclamó que las empresas que contaminan el río más caudaloso del mundo son las mismas que financian este tipo de conferencias. “Son los que hacen acuerdos, engañan para seguir matando, destruyendo y dividiendo a nuestro pueblo”.
Ruth Łchav’aya K’isen Miller, de Alaska, reclamó que ninguno de estos financiamientos, que se vienen discutiendo desde hace más de 10 años han servido para resguardar la integridad de sus pueblos.
“No tenemos el reconocimiento que debiéramos como guardianes de esas tierras, que a pesar de que se reconocen como lugares sagrados y reservas protegidas, son atacados por gasoductos y proyectos extractivos. En el ártico, de donde vengo, los efectos del calentamiento global se sienten dos o cuatro veces más que en el resto del mundo, por eso venimos a decirles que sus políticas de emisiones netas-cero no sirven de nada, porque eso no es un cero de verdad”.
Estos pueblos, como otros de México, de Perú, de Bolivia y de todo el mundo están sufriendo los efectos de la extracción de hidrocarburos, que a pesar de decir que tienen una balance de cero emisiones de carbono, siguen destruyendo grandes áreas de la naturaleza con una total impunidad, ya que, como dicen, tienen efectos de remediación en otros lugares.
Mia Mottley se ha caracterizado durante su carrera política por sus discursos disruptivos, de hecho, como primera ministra de Barbados ha logrado atajar el poder de la monarquía con el gobierno que encabeza. En Glasgow, durante una de las plenarias más importantes de la COP26, la mujer de 56 años lanzó una mensaje que conmovió a los asistentes, porque su pueblo quizá desaparezca por el cambio climático y las inundaciones. Pero el mensaje parece ignorado.
“¿Qué le vamos a decir a nuestra gente que vive en la primera línea, en el Caribe, en África, en Latinoamérica, en el Pacífico si no logramos acuerdos en la COP26?”, cuestionó.
La situación que enfrenta Antigua y Barbados ejemplifica lo que podría pasar con otros países en los próximos años.
Se trata de una pequeña isla localizada en el Caribe. A sus aguas paradisíacas llegó la segunda excursión de Cristóbal Colón en 1493. La gente fue sometida por el imperio británico, aunque la pesca artesanal sobrevivió como forma de vida. Con los años también llegó el turismo de lujo, en el lugar se instalaron resorts de lujo y puertos para recibir yates y cruceros. Pero ahora el lugar enfrenta una crisis climática de grandes proporciones. Los huracanes son más frecuentes y poderosos, también el nivel del mar le ha ganado terreno a la tierra.
Es probable que desaparezca en los próximos años, dejando a sus 100 mil habitantes sin hogar.
“1.5 grados Celsius es lo que necesitamos para sobrevivir, 2 grados significaría una sentencia de muerte para la gente de Antigua, para las personas de Maldivas, para las personas de Dominicana, para las personas de Fiji, para la gente de Kenia, Mozambique y para la gente de Samoa”, dijo la primera ministra.
Desde el Acuerdo de París los casi 200 países que integran la Conferencia de las Partes (COP) se comprometieron a mantener el cambio climático por debajo de los 1.5 grados Celsius. Pero las medidas son insuficientes.
“Nuestra gente está viendo y tomando nota, cuando salgamos, si nos vamos de Escocia sin resultados de las ambiciones de salvar vidas y de salvar a nuestro planeta la gente de nuestros países nos van a pedir cuentas”
Mottley aseguró: “Hoy necesitamos la combinación de ambiciones, voces y acciones. La pandemia nos enseñó que las soluciones nacionales, para los problemas globales no funcionan”.
“Algunos de los líderes que están aquí creen que pueden actuar y salvarse solos, ¿no aprendieron de la pandemia? Venimos a salvar a nuestra gente y a salvar al planeta».
Lejos de la Conferencia de las Partes, la Alianza Global de por los Derechos de la Tierra (GARN, por sus siglas en inglés) inició la quinta edición del Tribunal Internacional de los Derechos de la Tierra.
Durante la primera sesión de este tribunal, que busca plantear a la naturaleza como un sujeto de derechos en una nueva visión de relación con el ambiente, se presentaron ocho casos y pidieron a los jueces presentes que emitan recomendaciones a las autoridades de la Conferencia de las Partes.
A pesar de que no hay un vínculo legal a las recomendaciones o a las sentencias que puedan hacer, este tipo de foros sirven para dar publicidad a casos de violaciones a derechos ambientales y aumentar la presión social para prevenir casos futuros. En la sesión de este jueves, se presentará el caso de la Amazonía.
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