Las elecciones de Congreso en Estados Unidos definirán el futuro político del presidente Joe Biden, quien enfrenta el riesgo de perder desde ahora su eventual reelección en 2024
Twitter: @anajarnajar
Este martes 8 de noviembre hay elecciones intermedias en Estados Unidos para renovar a una parte del Senado, así como las 435 posiciones de la Cámara de Representantes.
El resultado de los comicios es determinante para lo que resta del actual gobierno del presidente Joe Biden, y puede definir el rumbo de la política estadounidense a partir de 2024, cuando se elige al próximo mandatario de ese país.
Biden y los demócratas se juegan el control del Congreso. Actualmente el partido en el gobierno tiene mayoría en el Capitolio, y mantiene una ligera ventaja en el Senado.
En esta cámara los demócratas y republicanos tienen el 50 por ciento de los escaños cada uno, pero los primeros han logrado salir adelante por el voto de calidad que ejerce la vicepresidenta Kamala Harris.
Algunos sondeos otorgan una ligera ventaja al Partido Republicano. Si las encuestas se confirman el presidente Biden enfrentaría un escenario todavía más difícil en el camino a su reelección.
Los republicanos han dicho que obstaculizarán todas las iniciativas del presidente, como sucedió durante el último tramo de la gestión de Barack Obama.
Hay otros elementos que se mueven alrededor de las votaciones. Uno de ellos es el activismo creciente del expresidente Donald Trump y sus seguidores.
Empresarios, grupos supremacistas, organizaciones de ultraderecha y promotores del fascismo mantienen una intensa campaña para recuperar el control de la Casa Blanca que, juran, les fue arrebatado en los comicios de 2020.
Son grupos de extrema violencia, convencidos de que Estados Unidos se encuentra al borde de una segunda guerra civil, y que inclusive llevan más de dos años en preparación para la lucha armada.
A ellos sólo Trump los controla. De hecho, afirman a medios internacionales que están dispuestos a tomar las armas si el Partido Republicano pierde los comicios del martes.
Es difícil que los estadounidenses repitan la Guerra de Secesión que ocurrió entre 1861y 1865.
Pero estos supremacistas tienen una enorme capacidad de presión política en algunas regiones, donde pueden influir en la decisión final de los electores.
También pueden revivir la violencia del 6 de enero de 2021 cuando cientos de estos radicales tomaron por asalto la sede del Capitolio, en Washington.
Fue el incidente político más grave en más de un siglo, una herida que todavía no se cierra.
De hecho, hace unos días Biden advirtió del riesgo de estallidos de violencia durante las votaciones.
Un ejemplo ocurrió el pasado 28 de octubre cuando fue atacado en su domicilio Paul Pelosi, esposo de la lideresa del Partido Demócrata en el Capitolio.
Hay otro factor vinculado al activismo de Trump y sus secuaces: el riesgo de un elevado abstencionismo.
De acuerdo con algunos sondeos, un sector de estadounidenses que participó en las elecciones de 2020 está desencantado con el desempeño de Joe Biden.
Muchos son jóvenes que votaron por primera vez, y que difícilmente apoyarían una agenda conservadora como la del Partido Republicano.
Eso les deja sin opciones en los comicios, y por eso deciden no participar lo cual encendió las alertas de la Casa Blanca, pues al mismo tiempo los simpatizantes de Trump están decididos a llenar las urnas este martes.
Peor aún, desde hace semanas profundizaron su campaña para desconocer el resultado de las votaciones, una reedición del discurso de Donald Trump tras su derrota de 2021.
En todo caso, para el resto de los electores estadounidenses hay al menos dos temas que los llevan a las urnas: la economía y el aborto.
En el primer caso el factor central es la inflación, que no ha logrado contenerse a pesar de las medidas de emergencia adoptadas por la Casa Blanca.
Las votaciones del martes serían una evaluación presidencial: si los republicanos ganan el control del Congreso significará una nota reprobatoria para Joe Biden.
El caso del aborto alarmó a millones de estadounidenses por la reciente anulación de la Suprema Corte de Justicia del fallo Roe vs. Wade, que garantizaba el derecho constitucional a interrumpir legalmente un embarazo en todo el país.
La sentencia se volvió un incentivo para el voto. Los republicanos y grupos conservadores están engallados y pretenden extender la prohibición en los estados donde este derecho sigue vigente.
Al mismo tiempo muchos demócratas, junto con estadounidenses liberales, no están dispuestos a que los ministros conservadores de la Corte extiendan su influencia en otros temas, como restringir derechos de la comunidad LGBT+
La defensa del aborto libre y garantizar derechos a las minorías es el tema central en la campaña del Partido Demócrata.
¿Podría esta bandera progresista remontar la impopularidad de Joe Biden? Está por verse. En todo caso, la decisión de presentarse o no a una eventual reelección es el menor de sus problemas.
Estados Unidos vive, como pocas veces en su historia, una profunda crisis política. No son pocos los que ven al 8 de noviembre como el final del papel que desde hace décadas se apropió como censor y ejemplo de democracia en América Latina.
Pero también existe una posibilidad en sentido contrario, que resuelva de manera adecuada la polarización interna y sobreviva inclusive a Trump y sus secuaces.
Falta poco para saber el desenlace.
Productor para México y Centroamérica de la cadena británica BBC World Service.
Periodista especializado en cobertura de temas sociales como narcotráfico, migración y trata de personas. Editor de En el Camino y presidente de la Red de Periodistas de a Pie.
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