El vestido de Marilyn

7 mayo, 2022

Así fue que Monroe, la mujer más sexy del mundo, cantaba feliz cumpleaños como si le hiciera el amor a John F. Kennedy, el hombre más poderoso del mundo, o al menos, el más poderoso del mundo occidental 

@lydicar

El 19 de mayo de 1962, una Marilyn de 34 años, enfundada en un vestido “nude” con 2700 brillantes de imitación bordados, cantó “happy birthday” al entonces  presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy. Marilyn, la bomba sexual más fuerte de esa época –y de hecho sigue siendo un símbolo en la actualidad–. El efecto fue el esperado: el tono del vestido empataba por completo con la piel de Monroe, y el vestido era tan entallado (dicen que cosieron el vestido a Monroe para que quedara perfecto–, que desde lo lejos, y bajo los fuertes reflectores, Marilyn parecía cantar  desnuda, sólo “vestida” de los reflejos de la pedrería. 

Así fue que Monroe, la mujer más sexy del mundo, cantaba feliz cumpleaños como si le hiciera el amor a John F. Kennedy, el hombre más poderoso del mundo, o al menos, el más poderoso del mundo occidental. 

Desnuda y brillando, con una voz sin aliento para el hombre más poderoso del planeta. Y bajo la mirada de millones de personas. 

Más de un escritor, periodista y testigo advierte  que Marilyn sostuvo relaciones amorosas con los hermanos John y Bob  Kennedy. 

Vestida para complacer el poder

El vestido fue diseñado por un joven recién graduado de la escuela de moda de nombre Bob Mackie. Él trabajaba para el diseñador de origen francés  Jean Louis, quien era muy conocido en aquel tiempo. Diseñó los vestuarios de muchas películas, por ejemplo, el negro vestido trapless de Rita Hayworth en Gilda. 

Aquel vestido que en su momento Marilyn pagó de su bolsillo para cantarle al presidente, costó unos 1, 440 dólares. No fue barato, serían unos 30 mil pesos actuales. Pero nada qué ver con el costo actual: la última vez que fue subastado, en 2016, el Museo de Ripley “Believe it or not” pagó casi 5 millones de dólares.

Marilyn cantó Feliz cumpleaños públicamente a John F. Kennedy. Dos meses y medio después, Marilyn estaba muerta. La autopsia reveló sobredosis de barbitúricos y alcohol. Si se trató de una muerte accidental o un suicidio, las autoridades nunca lo determinaron. En 1982, veinte años después de los hechos, el Departamento de Policía de los Ángeles reabrió el caso, y llegó a la misma conclusión: suicidio o muerte accidental.

Pero casi desde el inicio la percepción de la opinión pública fue diferente. Muchos dijeron que quizá se trataba de un homicidio encubierto. Y muchos relacionaron el suceso con los hermanos Kennedy, John, el presidente, y su hermano Bobby, el fiscal general de Estados Unidos. 

Otra vez, mujeres hermosas, complacientes y a los pies de hombres poderosos.

Un recuerdo de adolescencia

Cuando yo tenía 17 años tomé clases con el dramaturgo Hugo Argüelles en la Escuela de Escritores. Dedicó una o más clases a contarnos todo lo que sabía sobre Marilyn Monroe. La usaba para explicar las cualidades del éxito popular. Por qué algunos personajes provocan esas emociones tan profundas en las audiencias y en las masas, y otras no. 

Él contaba la forma en la que Monroe fue descubierta: una joven bonita entre miles de jóvenes bonitas tragadas por la maquinaria de Hollywood. Todas quieren Starlets. Todas quieren la gran oportunidad. Muchas están dispuestas a hacer lo que sea necesario. Son tiempos en los que el poder del hombre es aún más marcado, y Hollywood es un asiento más de las mafias. Entre ese universo de niñas bonitas, Marilyn ha conseguido un papel muy secundario. Camina por una calle, alejándose de la cámara. El director se asoma a la cámara (y ahora parafraseo las palabras de Argüelles): el director vio a una puta alejándose: un cuerpo imposible y espectacular. Pero en aquel momento Marilyn volteó y el director vio la inocencia de una niña. 

Este es quizá el trasfondo del papel que Hollywood impuso a Monroe: rubia estúpida. Bomba sexual, complaciente, dispuesta, siempre feliz y estúpida. Quizá sea esa cualidad la de las víctimas de abuso sexual y pedofilia. El trauma a veces se refleja en el regreso a la edad del daño. La complacencia antes hombres percibidos mucho más grandes y fuertes, la visión de una niña…

Argüelles también nos contó que Marilyn sufría ese estigma (rubia estúpida), aunque hiciera una buena interpretación –como la tuvo en The Misfits–. La gente, aunque la amaba, sólo le pedía ser la rubia sexy y estúpida. El propio Arthur Miller, que en su soberbia pretendía transformarla en otra cosa, dejó de amarla al no poder «moldearla». Norma Jean probablemente era más compleja que la simplificación que de ella ha hecho todos los hombres que la poseyeron.

Pero también probablemente (y sí, estoy haciendo un juego de elucubración) navegaba entre el agravio de ser tomada así, y las ganancias que obtenía de jugar bajo las reglas de Hollywood. Como toda mujer, pues, que se percata de las cosas que debe perder en aras de sobrevivir: el ama de casa que le infuria la infidelidad de su marido, pero prefiere hacer de la vista gorda porque de por sí está haciendo malabares con los hijos y la casa, para además pasarla sin el sueldo del marido o con un ojo morado; lo mismo que hace una profesionista talentosa y preparada, indignada por la forma en la que la tratan en la oficina, pero prefiere elegir no dar muchos problemas a su jefe para que no la corran. Al fin y al cabo siempre hay realidades peores: ¿ser tratada como rubia tonta será peor que ser trabajadora del hogar indocumentada en Hollywood, o tender que prostituirse por un papel secundario para pagar la renta?

Los Kennedy

Sobre la muerte de Marilyn, se ha escrito mucho. Y cada cierto tiempo se desclasifican archivos, se dan a conocer unos nuevos. Se sabe por ejemplo, que el FBI la investigó para descartar que fuera una agente comunista. Era época de guerra fría, así que el Buró le bastó saber que se había casado un tiempo con Henry Miller –el dramaturgo más famoso de Estados Unidos en aquel entonces, pero de ideas progresistas. Luego, la propia Marilyn expresaba ideas abiertas contra el racismo y las armas nucleares. En 1962 –el mismo año que le cantaba al presidente y,–  había hecho un viaje a México y ahí se reunió unos días con Frederick Vanderbilt Field, un amigo suyo, que se había autoexiliado a México por sus ideas de izquierda.  

Pero en todos los casos se apunta a que los servicios de inteligencia se sentían «incómodos» con Marilyn y su cercanía con los Kennedy y su vida desordenada. De la cercanía y la relación sentimental o sexual que tuvo con uno o con ambos, hay indicios de diversas fuentes. 

Según Francois Forestier, en su libro Marilyn y JFK (2010), John y Marilyn tuvieron una relación de amantes intermitente durante una década. Se hablaba de orgías, fiestas y secretos. Y todo el asunto era seguido por agentes de la CIA o el FBI, y por la mafia. 

En 2007, Anthony Summers, escritor de no ficción, publicó su libro Goddess, que, asegura, es producto de más de 600 entrevistas al respecto. Es probablemente el trabajo más profundo sobre la relación de Marilyn Monroe con los hermanos Kennedy. De acuerdo a los entrevistados, los hermanos se quedaban de ver en la casa de un cuñado, frente al mar en California, y ahí les llevaban todo tipo de mujeres. Y en ocasiones iba Marilyn. 

Al final de su vida, sin embargo, Marilyn estuvo más cerca de Bobby Kennedy que del hermano. Pero algo cambió después de que Marilyn cantara feliz cumpleaños. 

Marilyn y su progresismo, sus amistades de izquierdas, su indiscreción su vida atolondrada. Según Summers, John terminó la relación. Y Bobby también. 

Pienso en los casos de hombres poderosos de los que he tenido conocimiento. De estas alianzas masculinas que trascienden cualquier otra relación con una mujer. De suegros que se van sus yernos a prostíbulos, por ejemplo. Esta lealtad masculina que será difícilmente disuelta por una mujer. ¿Es posible que dos hermanos compartan a una mujer sin remordimiento, sin culpa, sin celos? En mi experiencia es posible. Sólo se necesita esa dosis necesaria de patriarcado. 

Según la historia de Summers, cuando los hermanos la terminaron, Marilyn se sintió devastada. 

Pero hay versiones que difieren.  John W. Miner  encabezaba la sección legal del fiscal de justicia de Los Ángeles cuando ocurrió la muerte. Él  reveló años más tarde que tuvo acceso a las cintas grabadas del psiquiatra de Marilyn,  Ralph Greenson.  Si bien nunca presentó las cintas, en 2014 hizo públicas sus transcripciones y notas. 

Los Angeles Times retomó las expresiones que Marilyn hizo a su psiquiatra sobre los hermanos Kennedy un par de meses antes de la muerte. Del presidente dijo: “Este hombre cambiará al mundo”. Y sobre Bobby Kennedy, comentó: 

“Como puedes ver, no hay espacio en mi vida para él. Creo que no tengo el coraje de encararlo y lastimarlo. Quiero que alguien más le diga que esto se acabó. Traté de pedirle al presidente que lo hiciera, pero no pude localizarlo. 

Marilyn murió por sobredosis o suicidio –hasta ahora no hay pruebas consistentes con un asesinato– en la única casa que compró. A través de su trabajo terapéutico había por fin logrado imaginarse tomando un poco las riendas de su vida; atreverse a soñar cosas tan simples como poseer una propiedad, tener un proyecto de vida independiente de los hombres que dicen amarla.

Ahora ese vestido de 5 millones ha sido transformado en zapatilla de cristal por Kim Kardashian, quien se obligó a calzárselo por uno minutos para asistir al MET Gala.

Lydiette Carrión Soy periodista. Si no lo fuera,me gustaría recorrer bosques reales e imaginarios. Me interesan las historias que cambian a quien las vive y a quien las lee. Autora de “La fosa de agua” (debate 2018).