La reaprehensión de Ovidio Guzmán López derrumba una de las estrategias más eficientes para esparcir odio y violencia verbal de los opositores a la 4T
Twitter: @anajarnajar
En sentido estricto, la captura de Ovidio Guzmán López no afecta la operación cotidiana del Cartel de Sinaloa.
En la estructura de la organización ocupaba un sitio de rango medio dentro de una de las bandas asociadas al grupo delictivo.
Pero comparado con sus hermanos, tíos y algunos primos, la tarea de El Ratón no era esencial para la sobrevivencia del Cartel del Pacífico, como también se le conoce al grupo.
Las autoridades mexicanas lo reconocen. De acuerdo con el secretario de la Defensa Nacional, Luis Crescencio Sandoval, el ahora detenido era líder de la banda conocida como Los Menores.
Se trata de un grupo dedicado fundamentalmente a la fabricación de drogas sintéticas que vendía a otras bandas asociadas del Cartel.
El trasiego hacia Estados Unidos era en cantidades menores a las que diariamente exporta la organización.
De hecho, el Departamento de Justicia acusa a Ovidio y a su hermano Joaquín de conspirar para distribuir más de cinco kilos de cocaína, 500 gramos de metanfetamina y una tonelada de marihuana.
Son los cargos formales presentados desde 2018 ante un juez federal del Distrito de Columbia, aunque las investigaciones en su contra iniciaron en 2008.
Esto no significa que la operación que llevó a cabo el Ejército junto con la Guardia Nacional sea un asunto menor, por el contrario.
Pero en términos reales, el Cartel de Sinaloa no resulta perjudicado por esta captura… hasta ahora.
Existe el riesgo de que, si es extraditado, Ovidio Guzmán López negocie un acuerdo con el gobierno estadounidense para obtener una sentencia menor, a cambio de colaborar con información.
Éste ha sido el caso de otros personajes de un rango similar en la estructura del Cartel, como Jesús Zambada García, El Rey, o de Vicente Zambada Niebla, El Vicentillo.
El primero es hermano del jefe máximo del Cartel, Ismael Zambada El Mayo. El segundo es su hijo mayor.
Es una posibilidad a mediano plazo porque el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, descartó que El Ratón sea enviado de inmediato a Estados Unidos.
Así, el valor de la captura de Ovidio Guzmán López no se ubica en el negocio de las drogas, sino en el mundo de la política.
El Ratón fue detenido en octubre de 2019 pero la respuesta del Cartel, con bloqueos, incendio de vehículos, ataques a instalaciones militares y la amenaza de asesinatos masivos de civiles obligó al gobierno a liberarlo.
La decisión representó uno de los mayores golpes políticos al presidente Andrés Manuel López Obrador, quien asumió la responsabilidad de liberar al capo.
Desde entonces en el debate politiquero se creó una narrativa para tratar de vincular a la 4T con el Cartel de Sinaloa.
La campaña se utilizó ampliamente en las elecciones intermedias de 2021, donde el partido en el poder, Morena, ganó la mayoría de las gubernaturas en disputa.
A la estrategia de mentiras y manipulaciones se sumaron prácticamente todos los adversarios políticos del presidente, inclusive los intelectuales que en algún momento fueron la Conciencia Pública de México.
El principal argumento para sustentar las campañas de odio fue la liberación de Ovidio Guzmán López, y la convicción -al menos en el discurso- de que nunca sería reaprehendido.
Por eso la rabia de los opositores tras la operación militar para detener a El Ratón, y la decisión de los medios corporativos de sobredimensionar la respuesta del Cartel en Culiacán, Sinaloa.
La captura no sólo desmonta su narrativa de un supuesto pacto con la organización criminal, sino que echa por tierra la versión que los opositores repiten ad nauseam de que la estrategia oficial contra la inseguridad es equivocada.
Porque, en los hechos, lo que sucedió este 5 de enero es muy parecido a las operaciones de los sexenios encabezados por los ahora opositores:
Detener o abatir a grandes capos o personajes mediáticos de la delincuencia organizada.
Sucedió con Ovidio Guzmán y horas antes, en Ciudad Juárez, con la muerte de Ernesto Alfredo Piñón, El Neto, líder de la banda Los Mexicles quien el 1 de enero escapó del Cereso 3 ubicado en esa población.
También queda claro el uso de inteligencia militar para organizar operaciones precisas de seguridad, y de paso se demuestra aprendizaje de los errores cometidos en el Culiacanazo de 2019.
Es decir: la estrategia contra la violencia incluye abrazos… y también balazos cuando ha sido necesario.
Al final la reacción de los adversarios de la 4T ante la captura se convirtió en un presente inesperado para López Obrador.
Porque la determinación de concentrar la narrativa en un supuesto regalo para el presidente Joe Biden (como se destacó en internet) desnuda -otra vez- el verdadero propósito de los opositores:
Derrotar el proyecto político de López Obrador, al costo que sea. Recuperar sus privilegios, el control del presupuesto y sus negocios al amparo del poder.
Todo menos México como, juran, es su motivo de vida.
Ovidio Guzmán López fue enviado a una cárcel de alta seguridad. En su celda se encierra, también, una de las herramientas más eficientes de los opositores para esparcir odio y violencia en el país.
Productor para México y Centroamérica de la cadena británica BBC World Service.
Periodista especializado en cobertura de temas sociales como narcotráfico, migración y trata de personas. Editor de En el Camino y presidente de la Red de Periodistas de a Pie.
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