13 noviembre, 2021
Después de conversaciones maratónicas, los países reunidos en la COP26 acordaron incluir, por primera vez en la historia una referencia a los combustibles fósiles y su papel en la crisis climática. Sin embargo, un cambio de último momento modificó las expectativas, de eliminar a reducir gradualmente
Texto: Arturo Contreras Camero y Daniela Pastrana
Foto: UN Climate Change
CIUDAD DE MÉXICO.- “Lo siento profundamente”, dijo Alok Sharma, el británico presidente de la conferencia sobre el clima, tras pedir disculpas a los delegados por la forma en la que se presentó el documento final.
Luego siguió: “También entiendo la profunda decepción, pero creo que, como saben, es vital que protejamos este paquete (de acuerdos)”.
Siguió medio minuto de silencio y luego, los delegados de 200 países que habían negociado a contrarreloj el pacto de Glasgow lo rescataron con un aplauso. Permeaba la frustración, saber que el acuerdo alcanzado era el mínimo posible. Y que se llevarán la tarea de impulsar acciones más contundentes frente a la emergencia climática para la próxima cumbre, que será en Egipto en 2022.
Los delegados lograron este sábado, con un día de retraso, un acuerdo que por primera vez en 26 años pone en la mesa el abandono de los combustibles fósiles. Pero de última hora, los delegados de China e India impulsaron un cambio en el documento crucial: en lugar de “eliminar” su uso, será “reducido gradualmente”.
Ese cambio había sido pactado previamente entre China, India, Estados Unidos y la Unión Europea, que son los que generan más emisiones de dióxido de carbono. Eso tensó la reunión plenaria, pues algunos países reclamaron que el cambió fue negociado en secreto entre las principales potencias. Sobre todo, porque la presidencia de la COP26 aceptó el cambio sin reabrir el documento para otras enmiendas y se limitó a someterlo a votación.
Para muchos países pequeños que están en riesgo grave de desaparecer y que pelearon con todo en la cumbre por medidas más contundentes, la decisión era agobiante. “Este compromiso sobre el carbón había sido un punto brillante en este paquete. Una cosa que esperábamos sacar de aquí y con orgullo. Duele profundamente ver que ese punto brillante se ha atenuado”, dijo la enviada de las Islas Marshall, Tina Stege.
“Lo que es equilibrado y pragmático para otras partes no ayudará a Maldivas a adaptarse a tiempo. Será demasiado tarde”, reclamó Aminath Shauna, ministro de Maldivas.
A ellos se sumó una lista de reclamos de Liechtenstein, Suiza, Antigua y Barbuda… incluso de la representante de México, que hace unos días se había negado a comprometerse con la eliminación del carbono, fue dura al denunciar que “hemos sido marginados de un proceso no inclusivo ni transparente”.
“En la plenaria nos comprometimos con un documento de todas las partes, a pesar de que no estábamos de acuerdo con él – dijo la delegada mexicana, Camila Zepeda-. Ahora sabemos que en el documento hay cambios importantes que nunca nos hicieron saber. A todos nos quedan varias preocupaciones, pero se nos dijo que no podíamos volver a abrir las discusiones sobre el documento. México cree en el lenguaje sobre derechos humanos debió haber sido más fuerte y estamos muy decepcionados de que esas demandas no se hayan escuchado mientras otros aún pueden hacer menos nuestros compromisos”.
Los delegados de la India y de la Unión Europea pusieron sobre la mesa sus argumentos:
El ministro de Medio Ambiente indio, Bhupender Yadav, defendió que las naciones menos industrializadas, que son economías emergentes y tienen poca responsabilidad histórica en el calentamiento global, tienen «derecho a su parte justa del presupuesto global de carbono y tienen derecho al uso responsable de los combustibles fósiles».
Esta crisis, dijo, está “causada por estilos de vida insostenibles y patrones de consumo derrochadores” de los países ricos.
«En este contexto ¿Cómo se puede esperar que los países en desarrollo hagan promesas de eliminar el carbón y las subvenciones a los combustibles fósiles? El consenso sigue siendo ilusorio», argumentó.
Por su parte, el representante de la Unión Europea reconoció que el acuerdo puede ser decepcionante y ofreció trabajar intensamente por la descarbonización.
“Nosotros conocemos los peligroso de usar carbón como consecuencia de nuestra propia experiencia dolorosa. Sabemos muy bien que la riqueza de Europa se creó sobre el carbón, pero si no nos deshacemos del carbón, también la muerte de Europa llegará por el carbón”, dijo.
“Sabemos muy bien que el carbón no tiene futuro y es por lo que trabajamos en nuestros propios planes para terminar con el uso de carbón en Europa en un futuro cercano. Habiendo dicho eso, no es ninguna sorpresa que lo que nos leyeron es decepcionante. (…) Vamos a trabajar muy Intensamente para deshacernos del carbón; y las decisiones que hagamos nos van a llevar a un compromiso muy grande con ello, no solo dentro de la Union Europea, sino con nuestros aliados en todo el mundo (…) Eso no nos debería detener. Está es una decisión histórica, presidente (incluir el tema en el acuerdo)”.
El plan aprobado, que no es vinculante sino voluntario, tampoco profundizó en la financiación para los países en desarrollo para llevar a cabo la transición energética. Y de hecho, los países más ricos se negaron a garantizar fondos en el apartado de “pérdidas y daños”, lo que básicamente significa que paguen por los estragos que han causado sus políticas extractivistas en los países más pobres.
Sharma destacó, sin embargo, que en el acuerdo se mantiene vivo el compromiso de no superar los 1.5 grados Celsius de calentamiento del planeta para final de siglo, lo que supondrá la revisión anual de los planes de contaminación de los países y una posible corrección, para hacerlos más rígidos, en la próxima cumbre. También aplaza para el 2022 el debate sobre el mercado global de carbono, que ha sido uno de los puntos más polémicos desde el Acuerdo de París (aunque el cierre del reglamento de París implica que para 2024 todos los países deberán dar datos detallados sobre las emisiones para poder evaluar las reducciones futuras).
Además hubo algunos acuerdos sectoriales específicos sobre bosques, automóviles, metano y un fondo de 24 mil millones de dólares para fomentar políticas que reduzcan gradualmente el uso de combustibles fósiles en el extranjero.
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