La renuncia de Eduardo Medina Mora a la SCJN es el nuevo capítulo de la batalla contra la corrupción que emprende el nuevo gobierno. No puede entenderse de otra forma: el controvertido personaje estuvo detrás de algunos de los casos más polémicos de las administraciones de Calderón y Peña Nieto. Para ellos es el mensaje.
La fiesta estaba en grande. Cientos de personas bailaban, aplaudían, tomaban las copas con whiskey, vino, ron, vodka, tequila y mezcales que decenas de meseros repartían, solícitos, entre los invitados.
En un rincón de la pista Miguel Ángel Yunes bailaba con Elba Esther Gordillo, entonces la más poderosa líder sindical de México.
Las manos de quien en la época era el director del ISSSTE reposaban en la cintura de la lideresa del SNTE, se movían lascivamente hacia la zona donde la espalda cambia de nombre.
A unos metros de la pareja el líder de los trabajadores del sindicato de Pemex, Carlos Romero Deschamps, miraba con hartazgo a un sujeto colgado de su hombro izquierdo, visiblemente ebrio y quien una y otra vez decía la misma frase:
“No te preocupes, yo me encargo, yo soy el que decide. No te preocupes, yo me encargo de eso….”
Nada tendría de particular si no fuera por el momento del encuentro. Esa noche a mediados de 2007 Romero Deschamps era un perseguido de la justicia, acusado de financiar ilegalmente la campaña del expresidente Vicente Fox. El famoso “Pemexgate”.
Y el personaje a quien soportaba era Eduardo Medina Mora, por esos días procurador General de la República y responsable, en teoría, de investigar y eventualmente encarcelar a su compañero de parranda.
El festejo fue en un salón del World Trade Center en Boca del Río, Veracruz, para celebrar el matrimonio de Miguel Ángel Yunes Márquez quien luego fuera alcalde de ese municipio y candidato al gobierno estatal.´
Para esa época Medina Mora ya era un personaje controvertido. Durante el sexenio de Vicente Fox fue acusado de cabildear, en favor de Televisa, las modificaciones a la Ley de Telecomunicaciones que virtualmente entregaron el espectro radiofónico y de televisión –antes propiedad del estado- a manos privadas.
Fue la llamada Ley Televisa que fue el primero de varios casos polémicos protagonizados por el ahora exministro.
Uno de ellos fue su paso por el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen). Durante ese período el organismo de espionaje civil no pudo prevenir escándalos como la fuga de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, de la cárcel de alta seguridad de Almoloya.
Tampoco fue posible prevenir el acercamiento del cartel de los hermanos Beltrán Leyva a las oficinas del presidente Fox.
Uno de los coordinadores de giras del presidente estaba bajo sueldo de la organización, pero no fue el único.
Recientemente durante el juicio en Nueva York contra “El Chapo” se reveló que el jefe de seguridad de Fox era un informante de Ismael Zambada García, “El Mayo”, actual jefe del Cartel de Sinaloa.
Esos datos no los supo o no quiso indagar el Cisen de Medina Mora.
Aún hay más. Eduardo Medina Mora fue procurador General de la República durante el período que Felipe Caderón fue impuesto como presidente del país.
En esa época la PGR fue, básicamente, la central de venganzas políticas del impresentable personaje. Uno de los casos más conocidos fue el llamado “Michoacanazo”, en el que alcaldes funcionarios de ese estado fueron acusados de colaborar con el tráfico de drogas.
Michoacán estaba gobernado por el Partido de la Revolución Democrática, donde aún militaba el actual presidente de México Andrés Manuel López Obrador.
Todos los acusados salieron libres por falta de pruebas y porque se demostró, además, que las investigaciones en su contra fueron un asunto político.
Medina Mora se integró a la SCJN tras un desaseado proceso en el Senado. Desde el primer día se le consideró como el ministro del entonces presidente Enrique Peña Nieto en la Corte.
Algo que se demostró en varias de las resoluciones del magistrado, como desechar un litigio contra el exgobernador de Chihuahua, César Duarte, acusado de desviar dinero público a las campañas del PRI.
El escándalo más reciento ocurrió horas antes de presentar su renuncia, cuando determinó que el gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez “El Bronco”, no puede ser acusado de delitos electorales por utilizar empleados de su gobierno en beneficio de su campaña por la presidencia de México.
Fue la despedida de El Señor Ministro. El presidente López Obrador dice que la renuncia a la Corte es para enfrentar la investigación en su contra de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF).
La dependencia indaga una serie de transferencias y depósitos por varios millones de dólares a cuentas de Medina Mora en Estados Unidos y Reino Unido.
Los dos países donde, por coincidencia, el personaje fue embajador de México.
Quién sabe el destino de esas pesquisas. En círculos de la Fiscalía General se comentaba, la víspera de la renuncia, que en estos días el expediente sería consignado a los jueces.
En todo caso el mensaje va más allá de Medina Mora. Es la forma que tiene AMLO de decir a los gobiernos anteriores que empiecen a poner sus barbas a remojar.
Porque se los pueden llevar al baile.
Productor para México y Centroamérica de la cadena británica BBC World Service.
Periodista especializado en cobertura de temas sociales como narcotráfico, migración y trata de personas. Editor de En el Camino y presidente de la Red de Periodistas de a Pie.
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