2 febrero, 2021
El río San Pedro, en el municipio de Meoqui, fue declarado como Humedal de Importancia Internacional desde 2012 por el Convenio de Ramsar, pero esa etiqueta está lejos de su realidad
Texto y fotos: Jaime Armendáriz / Raíchali
CHIHUAHUA.- En sus alrededores hay escombro, basura, animales muertos, aguas negras y árboles talados, sin que la autoridad haya podido hacer algo al respecto.
El 2 de febrero de cada año, desde 1971, se celebra el Día Mundial de los Humedales, sin embargo la condición del río San Pedro dista mucho de una celebración y si de una exigencia para detener su destrucción.
Así lo considera la organización Vida en el Río San Pedro, integrada por personas que se reúnen cotidianamente en las cercanías del cuerpo de agua para tratar de limpiar, y poner en el foco de atención el descuido hacia esa área natural.
Los problemas de contaminación pueden venir en varios sentidos, indica la agrupación. O es porque las mismas autoridades son causantes de los daños por asfaltar y construir dentro del área que debería estar protegida, o porque se desentiende de sus obligaciones de vigilancia y conservación, no hace valer la ley y permite que se convierta en un depósito de basura y escombro.
El año pasado, al llegar el 2 de febrero, Vida en el Río San Pedro señaló que no había nada que celebrar. Un año más tarde, quisieran poder decir que el panorama ha cambiado, que aunque sea un poco ha disminuido la problemática, pero todo va en detrimento.
En noviembre de 2020 se depositaron cerca de 100 bultos de escombro en la ribera sur, sin que a la fecha la autoridad justifique o aclare por qué lo hizo o permitió.
También, en los 5 puntos donde se vierten aguas negras el flujo es constante, el lugar destinado por la autoridad municipal para el depósito de escombro y ramas se ha convertido en basurero y crece rápidamente extendiéndose por la ribera norte.
Aparte, la falta de vigilancia permite que el sitio se utilice de cantina, letrina, hotel de paso o basurero; la pesca se realiza de forma desordenada ocasionando disturbios en el lugar que afectan la fauna y causan la muerte de aves con los hilos de pesca.
Si bien la organización realiza campañas de limpieza desde hace medio año, con lugares que se han limpiado 3 o 4 veces, vuelven a presentar acumulación de botellas, bolsas, llantas y demás.
“Cualquier evento oficial o particular que pretenda festejar la riqueza del sitio no es más que un acto proselitista y cínico, todos aquellos que frecuentamos el río sabemos que esa enorme riqueza está permanentemente amenazada y opacada por tan abundante problemática”, subraya la agrupación.
Y ellos, agrega, los que celebran y se dicen amantes del sitio, solo se acuerdan del río cuando quieren sacar provecho. “El resto del año no solo no lo ven, eso ya sería ganancia, sino que lo destruyen”.
La Convención Relativa a los Humedales de Importancia Internacional, especialmente como Hábitat de Aves Acuáticas (Convenio de Ramsar) se firmó el 2 de febrero de 1971 con el objetivo principal de conservar y hacer uso racional de humedales con acciones locales, regionales y nacionales.
México es uno de los países firmantes de ese convenio y hasta el año pasado se tenían 142 sitios declarados como Ramsar, con zonas que además se consideran parques nacionales de México o Reservas de la Biósfera en México.
En el caso de Chihuahua, tiene 5 sitios dentro de ese convenio. El primero fue la Laguna de Babícora en 2008.
Cuatro años después ingresó el Río San Pedro, de Meoqui; y en 2013 tuvieron la misma declaratoria los Manantiales Geotermales de Julimes, los Humedales de Guachochi y la laguna La Juanota, en el municipio de Balleza.
Este trabajo fue publicado originalmente en RAÍCHALI que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar la publicación original.
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