19 enero, 2025
Ante el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, diversas organizaciones comunitarias, sindicatos, escuelas e iglesias progresistas de ese país se preparan para enfrentar la política migratoria del presidente republicano, la cual, representa el retorno de un proyecto ultraconservador a una de las potencias más fuertes del mundo
Texto: Kau Sirenio, Luciana Oliver y Lydiette Carrión
Foto: Duilio Rodríguez / Archivo Pie de Página
CIUDAD DE MÉXICO y HOUSTON. – Donald Trump asumirá la presidencia de los Estados Unidos por segunda ocasión en la historia.
Su regreso ocurre en medio de un tenso clima internacional marcado por el alto al fuego en la Franja de Gaza, que comenzará este 19 de enero, después de más de 460 días de bombardeos ininterrumpidos contra la población palestina en Gaza, calificados como genocidio por organismos internacionales, y que ha cobrado la vida de más de 46 mil palestinos. Todo, apoyado por los Estados Unidos, quienes al menos, han destinado 17 mil 900 millones de dólares en ayuda militar a Israel.
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Además de esto, la intensificación de los ataques entre Rusia y Ucrania, y las últimas declaraciones donde Trump afrenta a, prácticamente, todo el mundo, sitúan su toma de protesta como un hecho que marcará un giro significativo en la política exterior y migratoria de los Estados Unidos, lo que ha generado una creciente preocupación dentro y fuera del país.
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¿Estamos preparados para el regreso de un multimillonario y ultraconservador al poder? ¿Cómo prepararnos? Esto dicen las organizaciones y expertos.
En concreto, Donald Trump planea suspender tres políticas migratorias clave en Estados Unidos, lo cual, afectará a millones de migrantes en ese país.
Las políticas son:
-La ‘Parole in Place’, diseñada para permitir que las personas que hayan estado casadas con ciudadanos estadounidenses por más de 10 años accedan a la residencia.
-La DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia), que protege a los inmigrantes que llegaron de niños a Estados Unidos sin papeles.
-Las visas de trabajo H-1B, que permiten a trabajadores capacitados ingresar al país bajo el patrocinio directo de sus empleadores, quienes los controlan y supervisan.
Aunque la izquierda estadounidense también se opone a este tipo de visas, como señaló Bernie Sanders, considerándolas una forma de tratar a los trabajadores como “sirvientes contratados”, el movimiento nativista o MAGA (Make America Great Again) va más allá. Busca expulsar a todos los inmigrantes sin distinción, viéndolos como una amenaza para los medios de vida de los estadounidenses. “Argumentan en contra de la visa con un discurso racializado que confunde los intereses de los trabajadores con un nacionalismo tóxico”, según Suzy Lee, de la Revista Jacobin.
En respuesta a esta escalada, Edgar Frank, director político del Sindicato Familias Unidas por la Justicia en Washington, aseguró en entrevista con Pie de Página:
«Estamos trabajando en red con otros sindicatos, escuelas, organizaciones por la justicia e iglesias progresistas para crear ciudades o espacios de santuario para los migrantes, donde no sean perseguidos ni objeto de redadas masivas».
Esta acción se alinea con la creciente preocupación en diversos sectores de la sociedad estadounidense por la política migratoria de Trump.
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Otra de las propuestas migratorias de Trump es la Ley Laken Riley, que autorizaría a los fiscales generales de los estados a demandar a las autoridades federales para forzar deportaciones y bloquear visas de personas de países específicos. Esta ley lleva el nombre de una estudiante de enfermería asesinada a los 22 años por un venezolano indocumentado, un caso ampliamente utilizado por Trump durante su campaña para atacar a los migrantes.
Si se aprueba, la ley permitiría la deportación de inmigrantes sin papeles que hayan cometido delitos menores, como hurtos no violentos, incluso si no han sido condenados. La Ley Laken Riley fue aprobada la semana pasada en la Cámara de Representantes, con el apoyo de una docena de demócratas, lo que permitió sumar los 60 votos necesarios en el Senado, ya que solo 53 senadores son republicanos. Se espera que esta ley sea ratificada el lunes, tras la toma de posesión de Trump.
Además, Trump mencionó en TIME su interés en usar campos de detención dentro de Estados Unidos.
Al respecto, Edgar Frank añadió:
“Estamos preparando a nuestra comunidad para que, en caso de una redada, sepan cómo actuar y qué pasos seguir. Estamos creando materiales informativos y haciendo asambleas en las que explicamos los derechos de los migrantes”.
El sindicato también ha intensificado su trabajo con las comunidades mixteca y triqui, para asegurar que todos estén informados y preparados ante cualquier eventualidad.
Frank explicó que la red comenzó una campaña informativa para alertar a la comunidad migrante sobre los pasos a seguir en caso de redadas, cómo detener las deportaciones y a quién llamar para apoyo legal. Además, se están diseñando tácticas para evitar redadas masivas, aunque reconoció que podrían ocurrir de manera secreta. La comunidad se está preparando para actuar rápidamente y buscar testigos durante las detenciones.
“Mira, entiendo que la prensa está ya en la frontera esperando al primer deportado de la era Trump. Pero no va a ser de la noche a la mañana”, explica una fuente de un consulado en Texas con la frontera mexicana.
“El punto central es la asistencia legal. Sí hay condiciones para ampliarla suficientemente para atender de varios cientos de personas por consulado; y en los consulados más grandes varios miles. Le llamamos PALE, Programa de Asistencia Legal Externa. Es una asistencia jurídica; no son del consulado, son abogados certificados y que saben de materia civil, lo que llamamos penal (aquí es criminal law) y en temas migratorios.
Sin embargo, explica al menos al inicio no esperan un éxodo. “La mayoría de la comunidad mexicano americana, son unos 38.4 millones de personas, bajo el rango más amplio: que ya incluye nacidos aquí (en EEUU). Es, de la comunidades hispanas, la más antigua, con redes de trabajo de familia, y de todo”. Así que cuando Trump amenaza de que les quitaría la nacionalidad… “pues tendrían que cambiar los fundamentos de la constitución de Estados Unidos”. Así que “esa parte no va a estar en el verdadero centro de discusión. No al principio ni en medio”.
Y agrega, como dato: “Todavía el viernes hablamos con los mandos de patrulla fronteriza y no tienen ninguna indicación” que difiera de la que ya está.
Sin embargo, advierten, este lunes, que toma posesión Trump, y a pesar de que es un día legalmente feriado en Estados Unidos ya que se celebra el nacimiento de Martin Luther King, sí habrá movimiento en muchos consulados.
Sin embargo, la verdadera “arma secreta” de los migrantes es la económica. Y esto es transversal, no tiene que ver con la agenda demócrata o republicana
“Sólo haz cuentas: El 2023, según el Banco de México, las remesas llegaron a significar 63.5 mil millones de dólares. En 2024 el BM no tiene el estimado, pero ya supera los 65 mil millones de dólares. Tú puedes decir que es una cantidad enorme, es superior a lo que generaba en sus mejores tiempos el petróleo. Pero eso representa solo el 18 % de lo que producen los mexicanos en EEUU. Es decir que el 82 % de lo que producen se queda aquí. Lo que mandan a México es una parte, pero con la otra compran comida, ropa, muebles, pagan renta en este país… Es un volumen muy grande que sin eso sería muy complicado mantener los estándares de vida. Si se perdieran esos impuestos, esa producción.
Por eso, “nuestra verdadera arma secreta es la realidad socioeconómica. Porque no puedes vaciar una región de personas de origen mexicano, y pretender que la economía va a seguir ni siquiera boyante”.
“Off the record, te digo, el problema son las otras nacionalidades, y esas, no las va a recibir México”.
En México, los anuncios de incrementar los aranceles, y fomentar una intervención militar para combatir al crimen organizado, han encendido las alarmas. Sin embargo, la principal preocupación es el anuncio de una deportación masiva de migrantes, las cuales, según sus promesas de campaña, aumentarán a 11 millones.
Según el Instituto para las Mujeres en la Migración (IMUMI), entre 2023 y los primeros meses de 2024, casi 60 mil personas fueron transportadas en autobús del norte al sur de México sin ser informadas de sus derechos.
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Por su parte, Claudia Sheinbaum, presidenta de México, se pronunció sobre las deportaciones masivas. En las conferencias matutinas de prensa de la semana pasada, explicó que ya ha trabajado con los estados mexicanos en una estrategia para apoyar a los migrantes retornados y a aquellos que deseen regresar voluntariamente.
“Los vamos a recibir como lo que son: mexicanos y mexicanas trabajadores, con un gobierno solidario que les brindará apoyo”.
Sheinbaum también destacó la importancia de prevenir la migración mediante la cooperación para el desarrollo con países de alta emigración, como Honduras. En este contexto, la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, anunció que pondrá fin a la operación de una base militar estadounidense en su territorio, como respuesta a las amenazas de Trump.
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Además, Sheinbaum propuso un Acuerdo Bilateral de Alto Nivel con la nueva administración de Estados Unidos, en temas de migración, seguridad, y tráfico de armas y drogas. También destacó la creación de la Financiera para el Bienestar, un programa para facilitar el envío de remesas con menores comisiones y un tipo de cambio favorable.
Sin embargo, la historia de la política migratoria en México ha sido distinta en los últimos años, y ha tenido como eje central la militarización y mano dura. Algo que, desde 1994, ha orillado a que los distintos gobiernos mexicanos –incluido el de López Obrador – acaten la misma estrategia de Estados Unidos, diseñada por su departamento de defensa y que considera a las personas migrantes como una amenaza a la seguridad nacional.
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La estrategia que implementó el presidente López Obrador tuvo como eje el Plan de Migración y Desarrollo de las Fronteras Norte y Sur.
Se puso en marcha en junio de 2019, y contempló, esencialmente, dos operaciones simultáneas: en la frontera sur, para disuadir el paso de personas migrantes, y en el norte para impedir que abandonen el territorio nacional.
El objetivo fue impedir que los migrantes se acerquen a Estados Unidos, como lo explicó el presidente en su conferencia matutina del 7 de septiembre de 2021:
“Si permitimos que transiten al norte de nuestro país para cruzar la frontera, estamos corriendo riesgos, muchos riesgos”, dijo .
Esta fue la primera vez en la historia que un presidente reconoció abiertamente un propósito de esta naturaleza, que convierte al país, en los hechos, en un muro migratorio.
La estrategia, que se sigue manteniendo en esencia durante el gobierno de Claudia Sheinbaum, ha sido impugnada por organismos de derechos humanos como la Fundación para la Justicia (FJEDD), el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) o la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
A pesar de las críticas, el cerco se ha fortalecido. En 2019 la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) informó el despliegue de ocho mil 715 elementos de las fuerzas armadas para vigilar las dos fronteras. Para abril de 2022 el número aumentó a 28 mil 542: más de tres veces la cifra original. Para marzo de 2024 la cifra de militares desplegados para implementar el Plan de migración ascendió a 32 mil 720.
La estrategia involucró a todas las Fuerzas Armadas del país, reconoció el secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval, el 27 de agosto de 2022. Un año después de su declaración, ocurrió el incendio de una estación migratoria en Ciudad Juárez en el que murieron 40 migrantes.
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En este contexto, Edgar Frank comentó que el sindicato está tomando acciones concretas para contrarrestar las políticas federales de Estados Unidos:
“Por la trayectoria que llevamos, hemos podido impulsar leyes en Washington que protegen a los trabajadores del campo, tanto documentados como indocumentados”. Este enfoque busca garantizar que los derechos laborales de los migrantes no sean vulnerados, independientemente de su estatus migratorio.
Edgar Frank recapitula los avances en Washington, donde lograron impulsar leyes que protegen a los trabajadores del campo y a los inmigrantes, independientemente de su estatus migratorio. También están proponiendo la creación de vales que faciliten la organización de los trabajadores, con o sin documentos.
Recientemente, el gobernador de Washington, Bob Ferguson, integró a este sindicato en su equipo de transición, específicamente para combatir el Proyecto 2025, una propuesta de la ultraderecha para la administración de Trump. Según Frank, este plan incluye propuestas antisociales y cambios en más de 40 leyes para consolidar lo que llaman «Americalandia», un país más controlado por las corporaciones y con políticas antimigrantes.
Frente a la política federal, el sindicato se organiza para proteger los derechos de los trabajadores.
“Estamos haciendo encuestas para saber qué medidas de protección desean los trabajadores. De ahí surgió la protesta que realizamos el 20 de enero en el Capitolio de Washington”, explicó Frank.
Esta protesta es un reflejo del esfuerzo de la organización por sensibilizar a la sociedad y presionar para que se implementen leyes que defiendan los derechos de los trabajadores migrantes.
Al cierre de su gobierno, la administración de Joe Biden tomó decisiones clave que marcaron el rumbo de las políticas migratorias y laborales en los Estados Unidos. En los últimos meses de su mandato, Biden implementó nuevas restricciones a la inmigración, incrementando la vigilancia en la frontera sur del país y ampliando las capacidades de detención de inmigrantes, a pesar de las promesas de una reforma migratoria más humana.
Además, a nivel laboral, Biden continuó con su enfoque de apoyo a las grandes corporaciones y adoptó medidas que favorecieron los intereses de la élite económica, lo que le valió críticas por no cumplir con las expectativas de la clase trabajadora. En cuanto a la relación con América Latina, su gobierno intensificó los esfuerzos para contener la migración, reforzando la cooperación con países como Guatemala, Honduras y El Salvador para frenar el éxodo masivo hacia el norte. Aunado a esto, prolongó la política intervencionista en Venezuela, aunque eliminó a Cuba de la lista de países terroristas para los Estados Unidos.
El fracaso de Biden para conectar con la clase trabajadora y su compromiso con el mercado ha sido central en el análisis de su derrota. Según los investigadores Brent Cebul y Lily Geismer, Biden no pudo ofrecer beneficios sociales inmediatos a la clase trabajadora, lo que contribuyó a su desaprobación. Además, como menciona Ricardo Orozco, los discursos de Trump resonaron en sectores conservadores de la población latina que temen perder su estatus económico y que podrían ver beneficios en las propuestas republicanas de deportaciones masivas.
Por otro lado, la administración de Biden buscó ganar el apoyo de la clase trabajadora, pero su fracaso radica en la falta de beneficios sociales inmediatos, según los analistas Brent Cebul y Lily Geismer. En cambio, el regreso de Trump se debe, en parte, a la derechización de los demócratas, quienes no lograron conectar con la clase trabajadora y se alinearon con los intereses de la élite económica, como aseguró Edgar Frank.
Trump llega a la presidencia con el apoyo de las redes sociales, que han relajado las reglas sobre discursos de odio, permitiendo que se difundan mensajes xenófobos sin censura. Según un informe de The Intercept, Meta (Facebook) ha eliminado las restricciones sobre temas como inmigración y género, lo que ha creado un espacio para la difusión de retórica hostil hacia los migrantes.
Por último, el investigador Ricardo Orozco señala que los discursos de Trump han calado profundamente en sectores de la comunidad latina, especialmente entre aquellos que ya tienen una estabilidad económica y temen perderla debido a la competencia con nuevos inmigrantes. Este fenómeno podría explicar el apoyo de algunos latinos al Partido Republicano.
Periodista ñuu savi originario de la Costa Chica de Guerrero. Fue reportero del periódico El Sur de Acapulco y La Jornada Guerrero, locutor de programa bilingüe Tatyi Savi (voz de la lluvia) en Radio y Televisión de Guerrero y Radio Universidad Autónoma de Guerrero XEUAG en lengua tu’un savi. Actualmente es reportero del semanario Trinchera.
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