El periodismo y la gente toman la plaza pública en Tamaulipas

2 abril, 2022

Elefante Blanco celebró un año haciendo periodismo en Tamaulipas con la apropiación de la plaza pública por parte de las personas que participaron en el festival Contra el olvido. La gente conversó al aire libre sobre el mal gobierno, la cultura, la búsqueda de personas desaparecidas en este «Territorio violento en tierra bondadosa”

Texto y foto: Rodrigo Soberanes

TAMAULIPAS.- La plaza pública de Tamaulipas fue para la gente. El medio independiente Elefante Blanco celebró el primer aniversario de su fundación con el evento Contra el Olvido en la Plaza de Armas de Tampico y logró que las personas se apropiaran del lugar para escuchar y opinar sobre los temas que les afectan en su día a día.

Desde el jueves 31 de marzo inició el evento con actividades, justamente, contra el olvido, con la colocación de mantas con fotos de personas que buscan a sus familiares desaparecidos en distintos puntos de la plaza y un stand con objetos como muñecas y bordados hechos para incentivar la memoria.

Integrantes del colectivo Técnicas Rudas viajaron desde Puebla para hacer la intervención en la Plaza de Armas. La sede del encuentro fue Café Cultura, asociación con más de dos décadas de vida presidida por Amparo Berumen.

Y como Tamaulipas tiene a más de 11 mil personas desaparecidas, cualquier persona que camina en una plaza conoce el drama y cualquiera se acercaba a mirar los objetos y las fotografías. 

Emmanuel Martínez lo dijo cuando leyó el manifiesto de Elefante Blanco al inicio de la primera jornada ante decenas de personas: “Tamaulipas es una fosa común sin flores ni olivos”.

“Territorio violento en tierra bondadosa”, “pueblo saqueado, incontables veces, por sus propios bárbaros” y “una herida siempre abierta” son otras frases que dijo Emmanuel dentro del Manifiesto, que es una declaración de intenciones del proyecto periodístico. 

¿Y por qué el proyecto tiene ese nombre? Era una pregunta que flotaba entre la gente que se iba acomodando de a poco en las sillas. Porque Tamaulipas tiene la forma de un elefante sentado con la trompa erguida. Es “un elefante blanco sentado al borde de la patria”. 

Y es un Elefante “barritando” que, curiosamente, no se escucha en el resto del país. En el estado del Cartel del Golfo y Los Zetas, de las fosas de San Fernando y de los 11 mil desaparecidos, está instalada la ley mordaza, la ley del silencio. 

La declaración de intenciones de este proyecto, que cumple un año, tiene dos puntos centrales: “que el periodismo sea un instrumento que explore la realidad y un espejo que hable de todas y todos”.

La primera mesa, llamada Estampida Electoral, llamó la atención de un obrero de chaleco fluorescente que pasaba caminando y cargaba sus botas de trabajo al hombro y que decidió tomar un lugar. También captó el interés de dos policías que llegaron para vigilar y se quedaron para escuchar.

Vendedores ambulantes y estudiantes escucharon a los periodistas Martha Olivia López, Miguel Domínguez Flores y Héctor Garcés desmenuzar, en el ocaso de su sexenio, al gobernador Francisco García Cabeza de Vaca. 

Hablaron de corrupción, delincuencia organizada y mal gobierno. Así, con todas sus letras y con micrófono en mano, en la plaza pública de Tamaulipas, resultando que más y más gente se iba integrando atraída por el interés. 

Vivir momentos sin cerco informativo ni la loza del silencio impuesto era llamativo y novedoso para las personas. 

Después el poeta veracruzano Mardonio Carballo, la periodista sonorense Reyna Haydee Ramírez y yo hablamos sobre la marginación de “las otras y los otros” dentro del oficio del periodismo. Y claro, el señor obrero con las botas colgadas al hombro y los vendedores ambulantes seguían atentos. 

Eran mensajes que los incluían.

A eso aspira Elefante Blanco, que forma parte de la alianza de medios de la Red de Periodistas de a Pie. 

Carlos Manuel Juárez, fundador y director editorial del proyecto, platicó largo y tendido vía remota con la periodista Carmen Aristegui. Ya era de noche y hacía viento, pero nadie se movía durante el pasar de los minutos y las horas.

El tema central fue la polarización en el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, un fenómeno del cual la propia periodista capitalina ha sido personaje central al haber conservado una línea editorial crítica hacia el poder que, en este caso, ejerce el político tabasqueño. 

Aristegui dio un repaso detallado de los episodios de censura que vivió durante los sexenios Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, en los cuales ella y su equipo de trabajo, al cuestionar a los presidentes (a Calderón con una pregunta sobre su salud relacionada al consumo de alcohol y a Pena con el reportaje de la Casa Blanca), quedaron como ficha de cambio en una negociación multimillonaria sobre concesiones del espectro radiofónico.

También habló largo y tendido sobre los ataques que ha recibido de López Obrador desde su lugar de hombre “poderoso” en instancias financiadas con presupuesto público como las conferencias de prensa que da todas las mañanas. 

La proyección del documental de Diego Enrique Osorno El valiente ve la muerte solo una vez cerró la jornada. Es la historia de don Alejo, registrada por él mismo, quien terminó su vida enfrentado a balazos con un grupo armado que le quiso quitar su rancho, en Tamaulipas. 

Durante el segundo día el espacio fue para debates sobre la cultura, el feminismo y la búsqueda de personas desaparecidas.

“La cultura no son eventos, es desarrollo”, dijo Héctor Romero Lecanda, gestor cultural y comunicador, en la mesa ¿Qué ha pasado con las culturas y las artes de Tamaulipas? 

“Los derechos no se piden, se exigen. Nacemos con ellos, no están sujetos a negociación”, dijo Aleida Candiani, activista del Frente Feminista Tamaulipeco y Anacahuitas.

Graciela Pérez, buscadora y fundadora del colectivo Milynali Red, y Josefina de León, buscadora y fundadora de la Red de Desaparecidos de Tamaulipas, compartieron la mesa Desaparecer y buscar en Tamaulipas con la periodista Marcela Turati, coordinadora de la plataforma A dónde van los desaparecidos.

Graciela y Josefina son íconos de la búsqueda de personas en Tamaulipas. Sus hijas son parte de la multitud desaparecida en ese estado con forma de elefante blanco sentado con la trompa erguida, barritando. 

Ellas dos han desarrollado metodologías de búsqueda, cosa que no han hecho las autoridades financiadas con dinero público y mandatadas para hacer eso, como lo son las fiscalías.  

Marcela ha enfocado su trabajo en la desaparición de personas en Tamaulipas desde que sucedió la tragedia de las ejecuciones y las fosas de San Fernando, en 2011, y ahora, a 11 años de ese “antes y después” de Tamaulipas, está por terminar un libro que pondrá luz sobre esos pasajes oscuros del noreste del país. 

El grupo Teatro la línea de sombra cerró el programa con pequeñas puestas en escena individuales que eran gritos de denuncia y fe al mismo tiempo, como barritadas de elefante, sobre el tema de emergencia en Tamaulipas: las más de 11 mil personas que faltan. 

Y claro, estaba encendida la plaza pública de Tamaulipas, por lo tanto, por ley de vida, llegó aquel músico cronista que se la vive buscando esquinas donde tocar y cantar. Y lo corren y se busca otra, y así se la vive. Llegó el Juglar de Tampico con una canción dedicada al periodismo. 

“Los que limpian rascacielos, 

Ser soldado, ser bombero,

Hoy en mi pueblo es un riesgo 

Trabajar de reportero.

Cuando se mueve una pluma,

Puede caer un imperio”.

Terminó el programa, pero no la jornada. La tertulia se extendió más de una hora con repasos espontáneos de los temas que se trataron en pequeñas conversaciones. 

Se generó opinión pública en la plaza pública de Tamaulipas. 

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