En los agravios de la conquista hubo un elemento que se tornó simbólico, el llamado penacho de Moctezuma. Lo más probable es que ese bello tocado ni siquiera haya pertenecido al emperador mexica, pero el valor artístico e histórico lo hacen un objeto único en el mundo
@ignaciodealba
Es difícil saber si realmente este fue el penacho de Moctezuma, los historiadores coinciden en que el emperador mexica tuvo varios. O que en todo caso utilizaba un copili (tiara de oro) a manera de corona. Hay quien asegura que lo que se llevaron no era un penacho, sino la capa de un principal. No importa, la historia que rodea al objeto lo volvió fundamental.
Otros aseguran que la pieza en realidad fue un regalo que dio el propio Moctezuma a Hernán Cortés, muy complicado hablar de regalos en contextos de conquista. Es cierto que el penacho coincide con la descripción de un objeto que mandó Cortés al rey Carlos V.
La historia del penacho en América es difusa, lo que sí se tiene por cierto es que este objeto terminó en el castillo de Ambras de Fernando del Tirol, en los Alpes austriacos. A mediados del siglo XVI el aristócrata se dedicaba a coleccionar objetos de todo el mundo, sobre todo armaduras, libros y objetos exóticos de sitios lejanos.
Se cree que Fernando del Tirol adquirió el tocado gracias a su relación con Carlos V, también se cree que el duque compró el penacho y otros objetos en una tienda de curiosidades de Alemania. En el castillo se le tenía descrito como “un sombrero morisco de bellas y brillantes plumas largas de color oro y verdoso ascendiendo hacia su parte superior con plumas blancas rojas y azules, adornado con laminillas y rosetones dorados que tiene en su frente un pico todo de oro”.
Al penacho se le consideró “morisco” y no mesoamericano. Durante varios siglos Austria conservaría el tocado sin saber el valor histórico que tenía, más bien era una pieza exótica. Honestamente tampoco creo que en México se lo hubieran dado valor en ese tiempo, ni siquiera si se hubiera conservado.
Con la muerte de Fernando del Tirol la colección de arte y objetos fue abandonada. Algunos objetos fueron saqueados, el propio penacho perdió el pico de oro que lo adornaba. La colección del castillo de Amber fue comprada por el emperador Rodolfo Segundo. El penacho y otros objetos llegaron al Palacio de Belvedere en 1806, para entonces no se sabía qué era aquel objeto plumario, estaba arrumbado en una vitrina. Fue hasta que el naturalista Ferdinand Von Hochstetter redescubrió la procedencia del tocado gracias a la comparación con unos códices antiguos.
El penacho fue trasladado al Museo Nacional de Historia de Viena donde se exhibió por primera vez en 1889.
Después de la Primera Guerra Mundial el tocado fue resguardado en el Museo de Etnología de Viena y con la llegada de la Segunda Guerra Mundial el penacho fue guarecido en la bóveda del Banco Nacional Austriaco.
El tocado se conserva junto con otros objetos valiosos en el Museo del Mundo de Viena, como un excepcional escudo mexica, revestido de plumas azules y rojas, con elementos de oro.
“No importa si es el penacho de Moctezuma o no es, no importa si salió por regalo, por robo o como haya sido, no importa nada de eso. Donde esté un objeto que sea anterior a la conquista española vamos a estar ante un objeto que es patrimonio nacional. No por que salieran del país perdieron su carácter de bienes patrimoniales nacionales”, aseguró Eduardo Matos Moctezuma en un valioso documental de la Unam.
El llamado penacho de Moctezuma es uno de los cinco objetos plumarios mesoamericanos que se conservan en el mundo. También se conservan cuatro escudos: dos de ellos en Stuttgart, Alemania, uno en Austria y uno en México; traído por Maximiliano de Habsburgo.
Durante años, distintos gobiernos mexicanos han intentado traer el penacho, nadie lo ha logrado. Recientemente el presidente Andrés Manuel López Obrador intentó una negociación con el gobierno de Austria para traer prestado el penacho, el mandatario dijo en una de sus conferencias que su contra parte se portó “muy arrogante y prepotente».
El gobierno de Austria ha argumentado muchas cosas para no devolverlo. Más recientemente ha asegurado que transportar el penacho por avión o barco lo expondrían a vibraciones que provocarían un daño irreversible.
Cronista interesado en la historia y autor de la columna Cartohistoria que se publica en Pie de Página, medio del que es reportero fundador. Desde 2014 ha recorrido el país para contar historias de desigualdad, despojo y sobre víctimas de la violencia derivada del conflicto armado interno. Integrante de los equipos ganadores del Premio Nacional Rostros de la Discriminación (2016); Premio Gabriel García Márquez (2017); y el Premio Nacional de Periodismo (2019).
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